María García, del OLRC, presenta el informe sobre ataques a la libertad religiosa en 2015
Expertos en libertad religiosa reunidos en la Universidad Católica de Valencia (www.ucv.es) en el curso de verano “Libertad de Expresión y Libertad Religiosa ¿Libertades Reconciliables?" han
lamentado y denunciado el aumento de los ataques contra la libertad
religiosa, un crecimiento que se recoge en el informe del año 2015
presentado por el Observatorio de la Libertad Religiosa (libertadreligiosa.es). [El informe completo en PDF aquí]
Abogados Cristianos anima a denunciar abusos y ofensas
Polonia Castellanos, presidenta de la Asociación Española de Abogados Cristianos (www.abogadoscristianos.es), abordó
en su ponencia varios casos. Instó a la Fiscalía a “atajar” las
conductas “muy graves” que vulneran la libertad religiosa. También animó a “asociaciones, colectivos e, incluso, de forma individual” a presentar denuncia ante este tipo de casos.
Avisó de que cuando no se respeta la libertad de conciencia puede “dejarse de lado” la tolerancia y comenzar a “vivir como en un estado totalitario”.
“El derecho a la libertad de expresión no es absoluto y no puede
justificar todo tipo de injurias ni de escarnios”, ha asegurado la
abogada.
Ha recordado que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos y el Tribunal
Constitucional “en varias instancias” han certificado que “para poder
vivir en un clima de tolerancia y de democracia es imprescindible que esté por encima del derecho a la libertad de expresión el derecho a la libertad de conciencia”.
Sin embargo, Polonia Castellanos constata que en España los jueces son
“muy reacios a aplicar este tipo de artículos del Código Penal que
regulan, precisamente, los delitos contra la libertad religiosa.
Además, ha apuntado, “hay como una especie de impunidad generalizada por la que parece que cualquier escarnio o cualquier vejación se puede hacer”.
Interpretación laxa de la ley: ofensas sin castigo
Precisamente, el vicerrector general y de Planificación Estratégica de
la Universidad Católica de Valencia, Ricardo García García, ha
coincidido en dicho aspecto y ha asegurado en su intervención que la
libertad de expresión tiene límite, “y el primero son los derechos
fundamentales“. “Cuestión distinta es que se quieran ejercer o que haya
que ejercerlos a través de la jurisdicción penal”, ha apostillado.
El problema, según el director de este curso de verano y vocal experto
de la Comisión Asesora de Libertad Religiosa del Ministerio de Justicia,
es que se hace una “interpretación especialmente laxa de los límites del derecho de la libertad de expresión, y parece que vale todo”.
Para el vicerrector, esta laxitud se debe a una “interpretación errónea”
de la amplitud de los derechos fundamentales, así como a una corriente
constitucionalista que obedece a lo que se llama el “efecto desaliento”.
Este efecto se deriva de una doctrina de derecho penal, en conexión con
derecho constitucional, en la cual lo que se tiene en cuenta es que “un
derecho fundamental no debería ser tipificado penalmente puesto que
generaría que las personas no ejercieran ese derecho ante el temor de
recibir una sentencia penal”.
En su opinión, esta doctrina “ha ido muy lejos porque todos los derechos tienen límites y si aplicamos este efecto desaliento también causa efecto desaliento los derechos de los demás”.
Sobre las imágenes ofensivas de la Virgen de los Desamparados y la de
Montserrat, García ha subrayado que la principal prueba de que son
“absolutamente ofensivas contra la conciencia” no solo contra los
católicos, sino también contra otras confesiones ha sido “la respuesta ciudadana, que ha sido absolutamente ejemplar y supera con mucho cualquier sentencia que pueda dar el ordenamiento jurídico por parte de cualquier juez”.
Una moral pública (del Estado) que usa los "delitos de odio"
Por su parte, José Landete, Director de Departamento de Derecho Romano y
Derecho Eclesiástico del Estado de la Universitat de València, ha
advertido del uso de una “técnica legislativa que pretende construir una
moral pública oficial”, que ayuda jurídicamente a “limitar el ejercicio
de los derechos”. De esta forma, el profesor ha subrayado que las nuevas “concepciones morales”, ahora “impuestas por el legislador”,
generan un contenido de moral pública que “limita” el ejercicio tanto
de la libertad de expresión como de la libertad religiosa.
En este sentido, Landete ha añadido que en términos penales los delitos de odio estarían “cobrando una nueva función”, puesto
que dicho delito “protege” la nueva moral pública. Así, ha lamentado
que tras la definición de una moral pública de forma legislativa,
“incluso más allá de lo que quieren los ciudadanos”, no solo fuerza que
los ciudadanos piensen de forma distinta sino que “se crea un contenido
penal distinto”.
El profesor ha criticado que “el Estado está injiriendo en la libertad de las personas y actuando de forma totalitaria”.
Al respecto, ha aseverado que cuando en el debate público la opinión
está basada en una creencia religiosa esta es “rechazada”. “Solo pueden opinar los neutrales, los puros, los no manchados por creencias religiosas, algo que va en contra del principio democrático”, ha subrayado.
Sobre el “conflicto aparente” entre libertad religiosa y libertad de
expresión, el profesor ha asegurado que lo que existe es una
“contradicción”. “O bien la libertad de expresión se utiliza para
lesionar las creencias religiosas o bien fundar opiniones en creencias
religiosas parece que ofende a la vida pública y la democracia”, ha
indicado.
Pintadas, ataques a curas, a templos...
María García, presidenta del Observatorio para la Libertad Religiosa y
de Conciencia, ha presentado el informe de la entidad sobre ataques a la
libertad religiosa en 2015.
García ha denunciado que en la Comunidad Valenciana se han realizado
“profanaciones”, como en la casa de San Vicente Ferrer, pintadas en
parroquias, así como “numerosos casos en los que los políticos pretenden
eliminar los símbolos religiosos de los edificios públicos, como
crucifijos, o la presencia de autoridades en las procesiones”.
García ha mostrado su preocupación ante los “ataques físicos” a personas por confesar una religión. Así, ha citado el caso de una persona musulmana golpeada por no llevar el velo, así como sendas agresiones a dos sacerdotes “por el hecho de serlo”.
Asimismo, también se han multiplicado los “ataques a templos”. “Si el año pasado fueron 36 agresiones a lugares sagrados
creemos que en 2016 van a aumentar porque en lo que llevamos de año
tenemos ya 22 casos así como 16 actos de vejación a personas por
creencias, 33 casos de escarnio de la religión y 99 casos en los que se margina la religión de la vida pública”, ha cuantificado.
En España la religión católica es la confesión religiosa más atacada,
“en parte porque es la mayoritaria y en parte porque al ser España un
país de raíces cristianas, desde muchos sectores se la ataca con pintadas a iglesias o profanaciones”.
La ponente, que ha cerrado la segunda sesión de los cursos de verano de
la UCV, también ha hecho hincapié en la postura que “desde determinados
ámbitos políticos se alienta un laicismo radical y una cristianofobia que hace que el laicismo radical crezca también en las calles”.
Finalmente, García se ha mostrado partidaria de la unión entre sociedad
civil y representantes públicos “para frenar estos ataques”. “No se
puede confundir la aconfesionalidad del Estado con marginación de la
religión en el ámbito público”, ha añadido.
"No hay privilegios para la Iglesia"
En el curso de verano también ha intervenido Jesús Miguel López Nieto,
miembro de la Asesoría Jurídico Civil de la Conferencia Episcopal
Española, que ha recordado que España es un Estado aconfesional, “no
confesional, neutral o laico”.
El ponente ha señalado que en la actualidad se encuentran “serias
dificultades” tanto por parte de los centros educativos como de los
padres a educar a sus hijos “conforme a sus convicciones religiosas y
morales”.
En opinión de López Nieto, existe una pretensión demostrar a la sociedad
que hay una especie de privilegio de la Iglesia Católica “cuando no
existe ninguno”. “Lo que hay es el cumplimiento de una legislación no solamente nacional sino también internacional, que,
por cierto, es equiparable al resto de confesiones religiosas que
también tienen acuerdos con el Estado, como judíos, musulmanes o
evangélicos”, ha matizado.
Sobre la reciente publicación en el BOE del programa de clases de religión musulmana, el miembro de la Asesoría Jurídico Civil de
la Conferencia Episcopal Española no entiende que “haya levantado
ampollas en ciertos sectores”. Una cuestión que, ha asegurado, es
“fruto” de los acuerdos suscritos con las confesiones religiosas
minoritarias y “en virtud de un del principio de neutralidad del que
lógicamente ha de participar el Estado, que ha de facilitar el ejercicio
de los derechos fundamentales entre los cuales se encuentran el derecho
fundamental de libertad religiosa”.
C.MINGUET/ A.MARTÍNEZ / UCV
Vía RELIGIÓN EN LIBERTAD
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