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sábado, 3 de septiembre de 2016

Sánchez retoma la iniciativa con Podemos y C's para librarse de la culpa de ir a elecciones

Llamará a Iglesias y Rivera en los próximos días para buscar juntos una "solución" al bloqueo, sin rechazar que le postulen. Si la operación fracasa, el PSOE podrá argüir que ambos no quisieron ayudar.
Pedro Sánchez, en su escaño durante el debate previo a la segunda votación de investidura de Mariano Rajoy. (Reuters).

Bastó menos de un minuto y medio para dar la vuelta a un debate que se presentaba anodino, con final archiconocido y despejado de sorpresas. Un minuto y medio en el que Pedro Sánchez buscó retomar la iniciativa perdida, dar alas a las especulaciones, ganar oxígeno y desprenderse de la culpa por abocar al país a unas nuevas elecciones. Aunque algunos de sus detractores (internos) vieran en su nueva y hábil maniobra una finta para blindarse como secretario general y construirse un escudo frente a los disparos de los barones. Sánchez urgió a las "fuerzas del cambio" a  buscar una salida al bloqueo, así que llamará a los jefes de Podemos y Ciudadanos en los próximos días para explorar escenarios, sin descartar un acuerdo a tres bandas. Una noticia de última hora que se sumaba a la ruptura del pacto de investidura por parte de Albert Rivera hasta que el PP presente "algún candidato con una investidura viable". 
Sánchez se mantenía con gesto serio, impertérrito, desde su escaño mientrasescuchaba a Mariano Rajoy lanzándole una montaña de reproches y afeándole eldeseo "poco confesable" de ir a unos terceros comicios en menos de un año. Cuando el presidente acabó, el secretario general tomó su turno y subió a la tribuna sin un papel por delante [lee aquí la transcripción en PDF]. Le escupió las razones de su no, puso el acento en que Rajoy se iba a convertir en el primer presidente del Gobierno rechazado por la Cámara en la historia de la democracia e instó al PP a extraer "una conclusión de la derrota parlamentaria" de su candidato, una invitación no tan tácita a desprenderse de él y postular otro aspirante. "Sé que no lo van a hacer, les conocemos, sabemos que no lo van a hacer", dijo, anticipando que los populares se limitarán a renovar su confianza en Rajoy. 
Entonces vino la bomba (dialéctica): el llamamiento a las "fuerzas políticas del cambio", el paraguas bajo el que Sánchez siempre ha cobijado a PSOE, Podemos y Ciudadanos. "La responsabilidad que tenemos es la de ofrecer una solución a este país, al atasco político en el que lo ha introducido el candidato Mariano Rajoy. Y no les quepa duda, señorías, que si actuamos todos con altura de miras y generosidad, estoy convencido de que encontraremos esa solución, y no les quepa duda de que el PSOE formará parte de esa solución". El líder socialista no dijo más. Se despidió con un "muchas gracias" y se arrellanó en su escaño ante el pasmo de muchos de sus compañeros. Incluso miembros de su núcleo duro confesaban que no habían sido prevenidos de las palabras que su jefe iba a pronunciar en su breve intervención en el debate previo a la segunda votación de investidura de Mariano Rajoy. 

Rebajar expectativas

El Congreso se convirtió en ese momento en un hervidero. Ya sabía a poco el resultado de la tarde -el presidente fue derrotado con los mismos números que 48 horas antes, con 180 noes y 170 síes-, y hasta el evidente gesto de distanciamiento de Albert Rivera hacia su socio y la envenenada respuesta del portavoz popular, Rafa Hernando. La atención recayó automáticamente en Sánchez y su discurso, que se prestaba a una interpretación casi obvia: se estaba postulando, estaba anunciando que iba a intentar de nuevo liderar una alternativa con Podemos y Ciudadanos. 
Los colaboradores de Sánchez se apresuraron a aclarar la expresión del jefe: no se postulaba, apelaba a las "fuerzas del cambio" a hallar una "solución"
Esa lectura corrió como la pólvora. Pero casi enseguida el gabinete del secretario general salió al patio de la Cámara Baja para lanzar el mensaje oficial y evitar dar más hilo a la cometa. Los colaboradores más directos de Sánchez se afanaron en explicar que tras la intervención de su jefe no había trampa ni cartón: "Pedro no se está postulando hoy, ni va a intentar pilotar una alternativa". Lo que hará es ponerse en contacto "en los próximos días", "tal vez la próxima semana", con los líderes de Podemos y Ciudadanos, Pablo Iglesias y Albert Rivera, para estudiar conjuntamente una "solución" al "atasco" político que "evite las terceras elecciones". Esta idea ya la barajaban como hipótesis en los últimos días algunos dirigentes, como avanzó El Confidencial. No hablará con formaciones independentistas, por mucho que este mismo viernes le empujaran ERC y la antigua Convergència, porque la resolución del comité federal que prohíbe dialogar con ellas, remarcaban fuentes próximas a Sánchez, se cumplirá "al pie de la letra". 
¿Qué "solución"? Ferraz no quiere adelantar la siguiente pantalla, ni qué pondrá encima de la mesa, ni dónde puede estar el eslabón que conecte a Podemos y Ciudadanos, dos partidos que se siguen vetando y a los que no pudo poner de acuerdo en la pasada legislatura. Para dibujar posibles salidas, Sánchez reunirá a la permanente de su ejecutiva este lunes a las 10.30 horas. La cita fue convocada este viernes a las 21.27, acabado el debate. 
Sánchez reúne a su ejecutiva el lunes para debatir sobre posibles salidas con los dos emergentes. En la ecuación no están las formaciones independentistas
Tentativamente, fuentes del entorno del líder deslizaban que si Rivera e Iglesias llegaran a la conclusión de que Sánchez debe ser el candidato a la investidura, él se prestaría. Porque, como afirmó en la tribuna y ha espolvoreado en todas las ruedas de prensa que han seguido al 26-J, el PSOE "formará parte de la solución". Dicho de otro modo, el secretario general no se postulará, pero no verá mal que le postulen ni rechazaría ese ofrecimiento. Las tres formaciones suman en el Congreso 188 escaños, con margen de sobra para superar una investidura. También bastaría que PSOE y Podemos votaran sí y el partido naranja se abstuviera. 
Al término del pleno, los diputados socialistas tampoco sabían afinar en su lectura de las palabras del secretario general. Los parlamentarios y dirigentes más de su cuerda interpretaron que no estaba anunciando su paso al frente. Simplemente, razonaban, estaba retomando la iniciativa. "Nadie podía esperar que el PSOE se iba a quedar quieto y no iba a mover ficha", indicaba una responsable de primera línea. "Ahora serán Albert y Pablo los que tendrán que moverse. Levantando, por ejemplo, sus vetos", afirmaba un senador muy próximo al jefe que acudió a la
sesión en la Cámara Baja.  

El debate "no ha salido mal" para el PSOE

En la cúpula reconocían el otro evidente propósito: dado que el PP y el resto de formaciones buscan responsabilizar a los socialistas de caminar hacia unas nuevas elecciones, este movimiento pretende desactivar ese argumento. Si la maniobra fracasa por la falta de voluntad de las dos fuerzas emergentes, Sánchez siempre podría culparles de haber abocado al país a las urnas. Un requiebro que incluso algunos diputados críticos con Ferraz califican de "inteligente" por cuanto diluye la responsabilidad del PSOE, letal en caso de otros comicios. En el fondo, supone reeditar la estrategia de unos meses atrás, cuando pudo afear a los nuevos partidos haber arruinado la opción de un Ejecutivo distinto al del PP. Además, el anuncio tan nebuloso formulado en la tribuna impide que los barones salten e intenten cortarle las alas, pues formalmente no ha puesto en marcha el ensayo de una alternativa. Al menos, no todavía. 
Los críticos sí creen que el secretario general sí busca una alternativa, un "teatro" que no servirá para nada, pero sí le confiere "invulnerabilidad orgánica"
Los sanchistas subrayaban que, al final, el debate de investidura "no había salido nada mal" para los intereses del partido y del secretario general. Por varias razones. Primero, porque Rajoy, con su actitud desafiante, que coronó este viernes, "ha volado todos los puentes de entendimiento". Dos, porque se ha logrado su rotunda derrota. "Está muerto ya, también porque Albert ha pedido su cabeza", indicaban los colaboradores de Sánchez, viendo en la actitud de Rivera una puerta abierta a una cierta reconducción de su postura. Tres, porque el PSOE se ha
sesión en la Cámara Baja.  

El debate "no ha salido mal" para el PSOE

En la cúpula reconocían el otro evidente propósito: dado que el PP y el resto de formaciones buscan responsabilizar a los socialistas de caminar hacia unas nuevas elecciones, este movimiento pretende desactivar ese argumento. Si la maniobra fracasa por la falta de voluntad de las dos fuerzas emergentes, Sánchez siempre podría culparles de haber abocado al país a las urnas. Un requiebro que incluso algunos diputados críticos con Ferraz califican de "inteligente" por cuanto diluye la responsabilidad del PSOE, letal en caso de otros comicios. En el fondo, supone reeditar la estrategia de unos meses atrás, cuando pudo afear a los nuevos partidos haber arruinado la opción de un Ejecutivo distinto al del PP. Además, el anuncio tan nebuloso formulado en la tribuna impide que los barones salten e intenten cortarle las alas, pues formalmente no ha puesto en marcha el ensayo de una alternativa. Al menos, no todavía. 
Los críticos sí creen que el secretario general sí busca una alternativa, un "teatro" que no servirá para nada, pero sí le confiere "invulnerabilidad orgánica"
Los sanchistas subrayaban que, al final, el debate de investidura "no había salido nada mal" para los intereses del partido y del secretario general. Por varias razones. Primero, porque Rajoy, con su actitud desafiante, que coronó este viernes, "ha volado todos los puentes de entendimiento". Dos, porque se ha logrado su rotunda derrota. "Está muerto ya, también porque Albert ha pedido su cabeza", indicaban los colaboradores de Sánchez, viendo en la actitud de Rivera una puerta abierta a una cierta reconducción de su postura. Tres, porque el PSOE se ha
sesión en la Cámara Baja.  

El debate "no ha salido mal" para el PSOE

En la cúpula reconocían el otro evidente propósito: dado que el PP y el resto de formaciones buscan responsabilizar a los socialistas de caminar hacia unas nuevas elecciones, este movimiento pretende desactivar ese argumento. Si la maniobra fracasa por la falta de voluntad de las dos fuerzas emergentes, Sánchez siempre podría culparles de haber abocado al país a las urnas. Un requiebro que incluso algunos diputados críticos con Ferraz califican de "inteligente" por cuanto diluye la responsabilidad del PSOE, letal en caso de otros comicios. En el fondo, supone reeditar la estrategia de unos meses atrás, cuando pudo afear a los nuevos partidos haber arruinado la opción de un Ejecutivo distinto al del PP. Además, el anuncio tan nebuloso formulado en la tribuna impide que los barones salten e intenten cortarle las alas, pues formalmente no ha puesto en marcha el ensayo de una alternativa. Al menos, no todavía. 
Los críticos sí creen que el secretario general sí busca una alternativa, un "teatro" que no servirá para nada, pero sí le confiere "invulnerabilidad orgánica"
Los sanchistas subrayaban que, al final, el debate de investidura "no había salido nada mal" para los intereses del partido y del secretario general. Por varias razones. Primero, porque Rajoy, con su actitud desafiante, que coronó este viernes, "ha volado todos los puentes de entendimiento". Dos, porque se ha logrado su rotunda derrota. "Está muerto ya, también porque Albert ha pedido su cabeza", indicaban los colaboradores de Sánchez, viendo en la actitud de Rivera una puerta abierta a una cierta reconducción de su postura. Tres, porque el PSOE se ha reafirmado en su no y el líder ha dejado bien claro a sus críticos que deberán ser ellos los que levanten la mano y demanden la abstención. Y cuarto, porque el debate acabó con un golpe de efecto que devuelve la iniciativa a los socialistas, tras haber sido "escrupulosos" con "los tiempos de Rajoy". Los rostros de satisfacción de la bancada socialista contrastaban anoche con las caras largas de los populares que habían afrontado una dolorosa, aunque prevista, bofetada del hemiciclo.

Los críticos, sin embargo, no veían limpias las intenciones de Sánchez
. "Montará un teatro institucional que no irá a ningún lado pero con el que pretende ganar espacio interno. Pero hará lo que siempre creímos que haría: postularse. Eso es lo que quiere, aunque no lo digan en su equipo", señalaba un parlamentario fuera de la órbita de Ferraz. El fin último, coinciden esta fuente y otra conocida diputada, es uno, a su juicio: "Obtener la invulnerabilidad orgánica". O sea, el blindaje de puertas para dentro. Los cuadros distanciados de la dirección anticipan que mientras Sánchez se sumerge en una negociación, "aunque no desemboque en nada", logra que sus detractores "callen" para no perturbar sus movimientos, como ocurrió en la pasada legislatura, "y así logra postergar el debate de un congreso que sigue pendiente". 
Otras fuentes insisten en que, pese a todas las vueltas que intente darle Sánchez, quizá la salida más viable para evitar elecciones sea hacer piña con Ciudadanos para forzar un paso atrás de Rajoy y preparar al partido para la abstención. Tampoco descartan que los barones, hartos de su lucha con el secretario general, "activen el botón nuclear". O sea, provoquen su caída para que le reemplace una gestora, encargada de facilitar el Ejecutivo al PP y pilotar la travesía hacia el siguiente cónclave federal. Pero ese plan expeditivo tiene una importante contrapartida, que es la que paraliza a los barones: a la postre, reforzaría a Sánchez ante la militancia pues le pintaría como un "mártir" de los críticos y predispondría en paralelo a estos con las bases.

Difícil encaje

En cualquier caso, habrá que esperar a los próximos días para ver la acogida del emplazamiento de Sánchez a Podemos y Ciudadanos. Iglesias urgió al socialista a aclarar el "desconcierto" que provocó su llamamiento e insistió en la posibilidad de explorar juntos una alternativa de Gobierno, para entonces demandar la ayuda de Rivera."Estaría bien pedirle los votos a Ciudadanos. Sospecho que nos diría que no y a partir de ahí creo que habría que pedir votos a otras formaciones", dijo el jefe de la formación morada, que no obstante demandó cautela y recordó que sigue sin ser viable un Ejecutivo compartido con los dos partidos emergentes porque son "incompatibles" con la formación morada y porque el objetivo de los naranjas es que esta no alcance el Gobierno. Claridad a Sánchez también pidió Íñigo Errejón: "Habría que inventar una ciencia, la Psoelogía", bromeó. 
Rivera, mientras, afirmó que no veía que Sánchez se hubiera postulado para liderar una alternativa. "Yo no he entendido eso", insistió a los periodistas al término del pleno. 
El peligro de otros comicios no se diluye del todo, pero al menos hay una carta nueva sobre la mesa... que se saca a las puertas de la campaña del 25-S
El final del túnel sigue viéndose lejano. Pero el fantasma de las terceras elecciones no se disipa. Ahora, al menos, hay una nueva carta sobre la mesa con la que no se contaba y con la que se despeja parte de la ecuación citada por Sánchez en repetidas ocasiones: la "solución" en la que está y estará el PSOE. Con un agravante nada desdeñable, como advertía un diputado: se abre otra vez el capítulo de la negociación en medio de la precampaña y campaña de unas elecciones, las vascas y gallegas del 25-S. Y ya se sabe que el terreno electoral es el menos propicio para tender puentes. Quizá este sábado, en un acto en Galicia, el jefe de Ferraz arroje algo más de luz sobre su difusa propuesta.

                                                  JUANMA ROMERO Vía EL CONFIDENCIAL
 

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