TESIS PARA UN NUEVO MOVIMIENTO SOCIAL, CULTURAL Y POLÍTICO (I)
Autor:
JOSEP MIRÓ i ARDÈVOL Vía FORUM LIBERTAS.
La realidad.
- La pérdida de la noción del bien y del interés para buscar la verdad están en la raíz de los problemas de nuestro tiempo
- Ambos tienen dos causas, una religiosa, la otra filosófica, relacionadas con la cultura de desvinculación.
- La causa religiosa es el olvido de Dios, su desprecio, su reducción a ídolo humano. La ignorancia de la cultura religiosa
es una de sus consecuencias, que como daño radica en la pérdida de las
fuentes y la tradición cultural. Charles Taylor afirma en Fuentes del Yo,
que ninguna sociedad puede afrontar los problemas solo con los recursos
de su propia época. Este es precisamente el gran error de nuestro
tiempo
- La expulsión del sentido religioso no ha ido
acompañada de un crecimiento de la racionalidad, sino del aumento
extraordinario del mundo oscuro de las supersticiones..
- La causa filosófica es consecuencia de la destrucción de nuestra tradición cultural,
la ignorancia de sus fuentes. Desde la extraordinaria construcción
ético-filosófica de la Antigüedad grecolatina, hasta el esfuerzo
desmesurado por la primacía o exclusividad de la razón, todo está
malogrado, tanto que si la cultura religiosa ha desaparecido de la
escuela pública, las humanidades todavía lo han hecho en mayor medida.
- La pérdida del sentido religioso ha sido definida
como secularización. En realidad la secularización es la manifestación
en el plano religioso de un proceso mucho más amplio: la desvinculación,
que ha afectado, en una medida muy variable según el país, al conjunto
de la sociedad occidental, con especial intensidad en Europa, con una
gran velocidad en España, y de una forma demoledora en Cataluña.
- La cultura desvinculada se configura por la convergencia de ideas que tienen en su origen en el siglo XVIII, pero que eclosionan con fuerza y como cultura de masas a partir del “Mayo 68”. Hay que reseguir atentamente a Taylor y su Orígenes del Yo,
para ver como acaba configurándose esta nueva ideología cultural, que
no surge de ningún propósito explícito, de ningún concepto holístico, ni
siquiera de un proceso de racionalización. Es el resultado del
progresivo deslizamiento, que Freud ya denunciaba el 1915: “Allí donde
la comunidad se abstiene de toda desaprobación cesa también la
yugulación de los impulsos perversos”.
- La desvinculación surge de la exacerbación del individualismo
propiciado por la sustitución de una cultura basada en una razón
objetiva, por otra fundamentada en la razón instrumental. Esta se la
dinámica de la modernidad, de la que la posmodernidad – la sociedad
desvinculada- se su expresión actual, preparatoria del nuevo estadio que
radicalizará la desvinculación, la desigualdad y el hiperindividualismo egocéntrico y hedonista: la posmodernidad.
- La cultura desvinculada propugna la realización personal plena sólo por medio de la satisfacción del impulso deseo,
por encima de cualquier otra causa o razón. Ningún compromiso o vínculo
personal, íntimo, social, colectivo; ningún deber de obligación;
ninguna norma, tradición, creencia filosófica, fe religiosa, puede
limitarlo o negarlo. Si lo hace el vínculo, el compromiso, tiene que ser
transformado hasta hacerlo adaptativo, débil, o del contrario tiene que
ser destruido.
- Se ha negligido la idea de que el ser humano lo es precisamente en
relación a sus vínculos, logrados voluntariamente o por nacimiento, y
que empiezan en aquello más elemental como es el compromiso con su
corporeidad, con su naturaleza humana, y la ley natural moral que la
rige. Sin vínculos se como nacer cada día, forzados al esfuerzo
imposible de la reconstrucción cotidiana de los horizontes de sentido, o
bien, lo que resulta más fácil, prescindir de todo sentido. Esta se
otro característica de la sociedad desvinculada: vivir sin un sentido completo de la existencia
- Las generaciones actuales de jóvenes y adolescentes manifiestan mejor que nadie esta actitud,
porque ellas son las primeras herederas de la sociedad desvinculada en
su plenitud. Sus padres, que han vivido la intensidad del proceso de
desvinculación, guardan todavía la imprenta, poca o mucha, de otra
sociedad, fruto de una civilización basada en el vínculo, y que se
remonta a los orígenes de nuestra civilización.
- A lo largo del tiempo las sociedades han cambiado, han reordenado su jerarquía de valores, pero siempre bajo el común denominador del vínculo,
no por ninguna razón ideológica, sino antropológica, natural. El humano
se hace por el vínculo y en el vínculo. Desde Aristóteles lo sabemos
razonablemente. Somos un zoon politicon, un animal relacional, esto es productor de cultura
- La vinculación es la consecuencia de las leyes que rigen las relaciones humanas y regulan el funcionamiento de las sociedades en términos no deterministas pero sí probabilísticos.
- No conocemos otro modelo, no hay otro modelo. Del compromiso ético
con la polis, al cristiano, la fraternidad de la Revolución Francesa, el
imperativo categórico kantiano, la concepción tradicionalista,
conservadora, marxista, el personalismo comunitario, el comunitarismo.
El tronco fundamental de nuestra filosofía moral y política está basado en el vínculo,
porque él es expresión de la naturaleza humana. Solo el progresivo
despliegue a partir de la ontología liberal ha acabado rompiendo con la
naturaleza humana, sobre todo a partir de Rawls y Rorty
- El resultado ha destruido la ética. La ética sin
compromiso se transforma en un hacinamiento caótico y contradictorio de
prescripciones fragmentadas, formuladas en función de cada
circunstancia, cada sector, cada grupo de presión, y así acaba siendo un cuerpo de normas al
servicio del poder, porque él es el que se impone cuando no hay límites
objetivos forjados en la historia y la razón.
- La cultura desvinculada ha dado lugar a las grandes rupturas históricas que por acumulación desmenuzan personas y sociedades.
- La ruptura cultural que ha destruido la tradición cultural y
ha roto las fuentes, dejando al ser humano sin ninguna perspectiva
sólida, y por lo tanto sin horizonte de sentido, más allá de sus
impulsos individuales. Una concepción cultural que ha
transformado la libertad necesaria por la búsqueda de la verdad, en una
simple multiplicación de opciones, prescindiendo de todo criterio de
veracidad y de calidad. La libertad no para encontrar la mejor opción,
sino como sinónimo del máximo número de opciones
- Ruptura que convierte la transgresión en canon a la vez que mantiene la pretensión de vanguardia cultural en una contradicción imposible.
No tenemos cánones, y tampoco vanguardias reales. La culminación de
esta lógica es la cultura basura que estalla a la TV. Nunca hemos
tenidos tantos vectores para hacer cultura, y nunca esta ha presentado
una relación más baja entre calidad y cantidad producida. La hegemonía
de la transgresión como lenguaje artístico hegemónico está determinada
por la lógica del mercado. Desvanecido el sentido de la calidad, solo
queda la provocación epidérmica.
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