El tripartito es una opción teórica, sí, pero lejana. A los comunes les encanta. En el PSC, les pone los pelos de punta y, además, si ERC y JxCAT suman de nuevo, lo volverán a intentar
El presidente de la Generalitat, Quim Torra, junto a su vicepresidente, Pere Aragonès (i), durante la reunión del Govern. (EFE)
Quim Torra certificó ayer varias cosas, además del final de la XII Legislatura: que el 'procés' sufre agotamiento por estrés, que la ruptura de ERC con JxCAT responde a una herida profunda y que el independentismo siempre muestra una inventiva política sin precedentes. La alternativa de aprobar los Presupuestos y luego avanzar elecciones es la nueva pirueta. La CUP, que siempre dice la verdad en estos casos, advirtió, en palabras de su diputada Natàlia Sànchez, de que “no tiene sentido que un Gobierno fracasado apruebe los Presupuestos”. Y tienen razón. Es absurdo. Pero hace meses que la política catalana se ha divorciado de la lógica. Por eso, aunque el independentismo sigue vivo, las últimas convocatorias de manifestaciones han fracasado: la gente no acude porque no entiende nada. Esa es la fatiga. En cambio, Jèssica Albiach, de los comunes, ya ve un tripartito tras las elecciones: "Estamos más cerca de superar los recortes y de tener un Gobierno progresista".
Pero una cosa es que los de Ada Colau quieran un tripartito y otra que sea posible. En la Moncloa, nada gustaría más a Pedro Sánchez. Y tal vez el pragmático Miquel Iceta estaría dispuesto. Pero en el PSC hay algo más que resistencia. El partido se niega a reeditar una experiencia que le costó muy cara. El propio ministro de Sanidad y secretario de Organización, Salvador Illa, recela. Ayer, en sus reacciones al anuncio de Torra, la mano derecha de Iceta en el Parlament, Eva Granados, apuntó: "El PSC no hará presidente a un independentista", puesto que "Cataluña necesita reconciliación".
Este será el nuevo mantra del socialismo catalán. En campaña, no hablar de tripartitos y repetir una y otra vez que “no se entregará la presidencia a un independentista”, aseguran fuentes del partido. Doctrina Manuel Valls en el Ayuntamiento de Barcelona. Si en JxCAT quieren retrasar la convocatoria electoral, es porque las encuestas son negativas. Les auguran 25 diputados. Recuerden, agotamiento del 'procés', desmovilización. Fuentes del PDeCAT reconocen que convocar ahora solo hubiera favorecido a los socialistas catalanes. Por eso, mejor fingir responsabilidad, aprobar los Presupuestos y ganar tiempo.
Porque ya no se trata de evitar que ERC gane los comicios. Que también JxCAT empieza a percibir el riesgo de que el PSC quede como primera fuerza. Tras unas nuevas elecciones, las urnas pueden arrojar un escenario inédito, un Parlament más polarizado, sin Torra, con el que nadie cuenta; con mayor peso de la CUP, con la entrada de Vox, que si tiene los mismos resultados que en las últimas generales en Cataluña, podría lograr unos seis diputados. Con Cs y el PP explorando una vía conjunta, como avanzó El Confidencial, todo el centro catalán queda para el PSC, que aspira a recuperar medio millón de votos que considera prestados a los de Inés Arrimadas.
Calendario previsto
El calendario previsto en el Parlament es que el Presupuesto estará aprobado el 18 de marzo. A partir de entonces, Torra se ha comprometido a anunciar elecciones. JxCAT llega al envite muy dividido y sin un cabeza de lista clara. Esta misma crisis se ha enfocado de manera muy diferente. Torra quería avanzar de manera inmediata, Elsa Artadi abogaba por que ERC saliese del Govern; prácticamente cada facción mantenía una postura, como quedó claro en la reunión que tuvieron el lunes en el Parlament. Al final, Carles Puigdemont impuso su criterio: primero Presupuestos, después elecciones.
El juego entre JxCAT y ERC cara al adelanto electoral es el contrario de aquel viejo bolero ranchero de Albert Hammond, 'Échame a mí la culpa de lo que pase'. Aquí el juego será justo el opuesto: culpar a otro de lo que pase y de lo que no pase. Por eso, nadie quería asumir el coste de no aprobar los Presupuestos. La lógica ya no puede explicar el 'procés'. Pero el miedo al qué dirán sí. Será la gran batalla de la campaña electoral. Se acusarán unos a otros de los fracasos del independentismo.
En un clima en que JxCAT y ERC se culparán de todo, los republicanos tendrán un problema añadido: qué hacer con el Presupuesto de Sánchez
ERC podría tener problemas añadidos. Contará con el dilema de aprobar los Presupuestos Generales del Estado. Y hacer el cálculo de si eso le perjudica en términos electorales. Si lo hace, tendrá a las huestes de JxCAT acusándolo de todo. De nuevo el qué dirán.
La oposición
La estrategia de la oposición también será controvertida. Los comunes repetirán una y otra vez que el tripartito es la solución a los problemas de Cataluña. Justo al revés que los socialistas catalanes, que se centrarán en decir que intentarán cualquier cosa menos un tripartito. A menos que sean los ganadores. Eso ya sería otra cosa.
En todo caso, por mucho que le guste a Colau, el tripartito es una opción teórica, sí, pero lejana. Si ERC y JxCAT suman, lo volverán a intentar. Seguir enfrascados en el 'procés' será una tentación demasiado fuerte. Además, hay otra razón: JxCAT no puede pactar con nadie más.
CARLOS LAMELAS Vía EL CONFIDENCIAL
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