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sábado, 7 de marzo de 2020

El mercado se prepara para una crisis: protege el ahorro y cancela inversiones

En los últimos días se está reproduciendo la vía por la cual la volatilidad financiera afecta a la economía real: el dinero huye de los bonos corporativos y se refugia en activos libres de riesgo

Foto: El coronavirus también provoca inquietud en Wall Street. (Reuters) 

El coronavirus también provoca inquietud en Wall Street. (Reuters)

El 'shock' del coronavirus sobre la economía está siendo tan rápido y potente que empiezan a ocurrir situaciones que no se veían desde el estallido de la burbuja financiera en 2008. La OCDE anunció el viernes de urgencia que cancelaba la publicación de su Índice Compuesto de Indicadores Líderes (CLI). Este es uno de los datos más importantes que publica cada mes el organismo y que refleja la evolución más reciente de la economía. El organismo reconoce que está teniendo dificultades para medir "el impacto de la rápida evolución del brote de coronavirus" sobre la economía.
La realidad es que la incertidumbre es tan grande que nadie puede hacer una previsión mínimamente sólida. Los datos económicos de alta frecuencia se publican con casi un mes de retraso, por lo que todavía están mostrando el buen inicio de año que vivieron las economías desarrolladas. Sin embargo, las encuestas de confianza de China (PMI) muestran claramente un brusco parón de la actividad como nunca se había visto en la época moderna. ¿Se producirá en Europa un cierre de centros de producción como ocurrió en China? Nadie lo sabe.
Lo que está claro es que este nivel de incertidumbre está alcanzando picos no vistos desde la crisis de Lehman Brothers. Tal hundimiento en las encuestas de confianza de China era impensable hace tan solo dos meses. De ahí que la reacción de los mercados haya sido tan contundente. En las dos últimas semanas se ha producido una salida masiva de inversores de activos de riesgo hacia títulos refugio. Las bolsas lo han sufrido en primera persona, pero también se están contagiando los 'bonos basura'. Y ahí es donde está el gran peligro para la economía real.
En los últimos años se ha producido una avalancha de emisiones de bonos corporativos por parte de empresas muy apalancadas gracias a la demanda insaciable de los inversores y a las calificaciones favorables de las agencias de 'rating'. Sin embargo, ahora que el coronavirus ha disparado la incertidumbre del mercado, los ahorradores se deshacen de estos activos y las empresas temen que sus costes financieros puedan dispararse, o incluso que se vean expulsadas del mercado.
Este es el gran miedo de todos los organismos internacionales y el motivo por el cual la Reserva Federal, el Banco de Canadá o el Banco de la Reserva de Australia, bajaron por sorpresa los tipos de interés. Todo para evitar que el desplome de los mercados se convierta en un problema de financiación a empresas y familias. Este es el gran riesgo de contagio de la volatilidad de las bolsas a la economía real que se quiere evitar. Como demostraron Samuel Bentolila, Marcel Jansen y Gabriel Jiménez, cuando el crédito se seca, se dispara el desempleo.
La huida de inversores desde los activos de riesgo hacia los refugios ha elevado las primas de riesgo. Las primeras, las soberanas. En España, el 'riesgo país' rozó los 100 puntos básicos el viernes, en Portugal los superó y en Italia estuvo cerca de los 200 puntos básicos. Sin embargo, este salto se produjo principalmente por la caída de rentabilidad del bono alemán, donde los inversores encuentran un buen refugio (sube su precio y también se está revalorizando el euro). Una vez más, los inversores vuelven a dar un trato diferenciado a los bonos de los países del euro, lo que sigue evidenciando problemas para conseguir una verdadera unidad de la moneda común.
Sin embargo, el verdadero problema se evidenció en el mercado de bonos de Europa y Estados Unidos. La oleada de ventas que se ha producido en los últimos días no se había visto desde los años de la crisis. En Europa, por ejemplo, la caída de los 'bonos basura' de las dos últimas semanas alcanza el 5%, un descenso que no es muy poco frecuente en este tipo de activos: la última vez que se produjo una caída de tal magnitud fue en 2011, justo en los peores meses de la crisis del euro (datos medidos según el índice Markit iBoxx de 'bonos basura' europeos líquidos).
En EEUU los inversores empiezan a adquirir seguros de impago (CDS) para cubrirse del riesgo de impagos. Pero no solo adquieren títulos de empresas de baja calificación, sino que también adquieren seguros para los activos de grado de inversión. De esta forma, se protegen del riesgo y adquieren un activo altamente demandado que se va a revalorizar si siguen las dudas. El índice Markit CDX North America Investment Grade, compuesto por seguros ante impagos de 125 empresas estadounidenses, ha subido en las dos últimas semanas en más de 20 puntos. Tal incremento no se había visto desde 2012, durante los últimos coletazos de la crisis económica.
Esta evolución del mercado es una combinación de temor a una crisis y especulación, ya que los activos seguros se están revalorizando rápidamente. Sea lo que sea, es la primera reacción de este tipo de los inversores en casi una década. Y esto es justo lo que las autoridades monetarias quieren cortar antes de que se complique.

Menos inversión

La escuela de negocios IESE elabora un índice para medir la incertidumbre económica y en la última semana superó los 101 puntos, una cifra que no se alcanzaba desde la votación del Brexit. Según Miguel Ángel Ariño, profesor del IESE y responsable del índice, "muy posiblemente la incertidumbre económica se mantendrá mientras no se disipe el horizonte de la epidemia y su impacto en el crecimiento económico todavía no se puede calibrar".
Este escenario es justo el que más afecta a la inversión productiva. Las empresas se enfrentan a tres temores. El primero es la propagación del virus entre sus trabajadores, que obligue a cerrar los centros de producción. El segundo, es que se hunda la demanda como consecuencia de un ahorro precautorio o la oferta por problemas en la cadena de suministros. Y el tercero es la propia evolución del mercado de deuda después de los sustos de los últimos días. La suma de estos tres factores es una gran losa para la inversión y, si no se levanta pronto, los resultados pueden ser claramente negativos.
La Conferencia de las ONU sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) alertó el viernes de que el coronavirus provocará una caída de la Inversión Extranjera Directa (IED) de entre el 5% y el 15% en 2020 y 2021, lo que contrasta con la previsión de un crecimiento marginal previo a la expansión del virus. "Muchas empresas están desacelerando la inversión en capital en las áreas afectadas", explica la UNCTAD, esto es, están recortando la inversión productiva.
La política monetaria y fiscal no evitará un 'shock' de suministro, pero puede ayudar a minimizar daños permanentes en la demanda
Por el momento estos datos solo proceden de encuestas, ya que las cifras sobre inversión del primer trimestre se empezarán a conocer a finales de abril. Pero las respuestas de las empresas apuntan claramente a un recorte del gasto en capacidad productiva. Los bancos de inversión ya descuentan problemas derivados de las disrupciones de la cadena de producción: "La política monetaria y fiscal no evitará el 'shock' de suministro en el primer semestre, pero puede ayudar a minimizar daños permanentes en la demanda", escribe Bank of America.
Para Esty Dwek, directora de estrategia global de Natixis IM, la reacción de los últimos días evidencia que existe "mucho miedo en los mercados", y reconoce que "las medidas de estímulo ya anunciadas y las que están por venir ayudarán a que el crecimiento de todo el año 2020 no se descarrile por completo". Esto es, el impacto ya se da por descontado y ahora las dudas son hasta dónde llegará.
En este contexto, las autoridades se afanarán por garantizar la liquidez en los mercados para evitar cualquier problema de crédito. Pero la salud de los bancos europeos todavía no es robusta, y mucho menos su rentabilidad, por lo que el temor a un repunte de la morosidad puede afectar al flujo de crédito. Una situación delicada que es justo el nexo de unión entre la volatilidad de los mercados y la calma de la economía real.

                                                                        JAVIER G. JORRÍN   Vía EL CONFIDENCIAL

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