Uno de los 'Pecios' más antiguos de Rafael Sánchez Ferlosio marca el espíritu de 'La verdad de la patria', una selección de textos que cuestionan los nacionalismos, publicado por el sello Debate
Una bandera española destruida durante protestas independentistas en Cataluña. Archivo
Rafael Sánchez Ferlosio (1927-2019) fue crítico hasta con su propia obra. El autor del Jarama llegó a detestar la novela que lo consagró y no dudó en decirlo. Era reacio a los presos y las capillas, fuesen literarias o identitarias, propias o ajenas. De entre todos los de la Generación de los Cincuenta, probablemente fue el que más refutó las ideas de patria, patriotismo o identidad, conceptos a los que dedicó varios textos de los que ahora se publica una selección en La verdad de la patria (Debate).
El volumen, prologado por el crítico literario Ignacio Echevarría, recoge ensayos y artículos de Ferlosio publicados en prensa, así como algunos de sus Pecios, entre los que destaca uno de los más antiguos publicados por él: “La verdad de la patria la cantan los himnos: todos son canciones de guerra”. La cuestión de la patria, sus símbolos y su fraseología vertebran este libro.
El desprecio y rechazo que sentía Ferlosio por tal cosa como lo nacional en tanto identidad proviene del razonamiento que para él caracteriza lo patrio: algo que se define por antagonismo y se mantiene a fuerza de alimentarlo. Así lo explica Echevarría, quien identifica ese tema como uno de los asuntos centrales de la obra y pensamiento de Ferlosio junto con la guerra y la conciencia histórica.
La verdad de la patria está organizado en dos partes. Una primera, Artículos y ensayos, que reúne textos publicados en El País durante los años ochenta y noventa y otra segunda, titulada como Pecios y fragmentos. La vigencia de muchas de las cuestiones tratadas en las tribunas periodísticas y los ensayos es tan asombrosa como incómoda, así lo demuestra por ejemplo Villalar por tercera y última vez, publicado en 1983: “(…) ¿Cómo iba a ser distinto un andaluz de un castellano? La identidad de reacción, el absoluto mimetismo con que, frente a la autonomía de Euskadi y Cataluña, todas a una las demás regiones han alado su banderita o su pendón y han coreado como hatajo de borregos", escribe.
Algo de ese exceso salta a la vista también en textos como Situación límite: ¡Ultraje a la paella!, una Tribuna publicada en El País en respuesta al escritor Juan Benet, quien en 1983 escribió, para el mismo diario, la columna Catalunya en la Espanya moderna, que dio lugar a un montón de cartas al director, algunas de ellas muy airadas, contra el autor de Volverás a Región, quien decía cosas como ésta: “¿Quién habrá sido el salvaje, me pregunto, que por sí y ante sí ha decidido enviar a la ñ a hacer punyetas?”.
Las palabras de Benet empujaron a Ferlosio, que se refirió a él como un gran vanidoso, a refutarlo, y lo hace con una prosa que se centra en lo aparentemente nimio: “Sobre el modelo siempre delirante del agravio al abstracto (agravio al pueblo, agravio a la patria, agravio a la bandera y ahora también agravio a la ñ o a la ny), el furor autonómico pretende arrebatadamente elevar a la categoría abstractiva y a la capacidad simbólica cuantas cosas se muestren mínimamente combustibles a la fallera llama del narcisismo y la autoafirmación, multiplicando pavorosamente el número de cosas susceptibles al agravio".
Avanza Ferlosio, en el mismo texto: "Así hemos venido a llegar en estos últimos días a una situación límite de que hoy puede verse agraviada hasta la propia paella valenciana. No digo esta o aquella paella singular, en la medida en que de éstas sí puede decirse, con algún fundamento de razón y sin agravio de mayor cuantía, que una es peor que otra –aunque por ofendido suele darse más bien el cocinero, sin que el guiso dé muestra de sonrojo o cólera ostensible-, sino la paella misma el inoversal paella, la paella ontológica, la paella sub specie aeternitatis o, en fin, en una palabra, la paella como idea pensada por el mismísimo Platón”.
Contra las patrias, las paellas, los trajes regionales y unos cuantos asuntos más. En las dos décadas siguientes a la fecha de estos textos, Sánchez Ferlosio continuó escribiendo sobre el nacionalismo y las distintas manifestaciones del culto de la identidad colectiva, ya fuera española, catalana, vasca. En esta primera parte del libro recogida como Ensayos y artículos se incluyen otros que el propio Ferlosio reunió en una selección común que tituló ‘Ideoteca’ . Todo cuanto refuta e impugna “el fetiche de la identidad” es para Ferlosio un lugar propicio para cargar las tintas. En esta página es posible constatar la independencia y ferocidad de su pluma, pero también la presencia de los nacionalismos y la imposición de las identidades como un agravio que no prescribe.
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