El próximo periodo de sesiones estará marcado por las turbulencias y el pulso de los autodenominados partidos “del cambio” con el telón de fondo de una amenazante moción de censura
Pablo Iglesias y Pedro Sánchez se saludan durante la reunión de equipos que mantuvieron el pasado mes de julio en el Congreso. (EFE).
PSOE y Unidos Podemos coinciden en redoblar su apuesta para buscar una alternativa conjunta al Gobierno de Mariano Rajoy después de madurar los datos del último barómetro del CIS, según los cuales el bloque de la izquierda estatal superaría en casi dos puntos al tándem PP-Ciudadanos. El acercamiento en el Congreso y el ensayo de pactos autonómicos con la intención de escalarlos a nivel nacional caminan en esta dirección. El primer objetivo de los equipos de trabajo formados por ambos partidos se centra en sacar adelante un paquete de medidas sociales, enmendar varias de las principales leyes aprobadas por el PP y cercar a Rajoy por la corrupción que acecha en las filas del partido en el Gobierno.
El próximo periodo de sesiones que se iniciará en septiembre estará marcado por las turbulencias y el pulso de los autodenominados partidos “del cambio” con el telón de fondo de una amenazante moción de censura contra el presidente que podría liderar Pedro Sánchez, aun sin contar con acta de diputado, pues así lo permite el reglamento de la Cámara. La recuperación económica no está suponiendo el impulso esperado por el PP para sus intereses electorales, mientras que la corrupción, que es vista por uno de cada dos españoles como el principal problema del país, aumentan el castigo a los populares.
La Secretaría de Coordinación Ejecutiva de Podemos priorizaba la lectura de las preocupaciones manifestadas por los españoles para asegurar que el objetivo de su partido será el de trabajar con el PSOE para regenerar la democracia y “desparasitar las instituciones”. El secretario de organización de los socialistas, José Luis Ábalos, iba un paso más allá en su lectura de las problemáticas señaladas por los encuestados asegurando que la baja valoración de Mariano Rajoy debido “a las sombras de la corrupción” dificultan que "pueda seguir siendo presidente del Gobierno". El socialista seguía así la línea marcada por Pedro Sánchez, quien exigió la dimisión del presidente del Gobierno tras su declaración como testigo en la Audiencia Nacional por el caso Gürtel.
En Génova tienen claro que la “campaña de acoso anti-PP” seguirá marcando el día a día en el Congreso, de ahí que hayan dado un paso al frente pidiendo amparo al Tribunal Constitucional para que acote mediante jurisprudencia el objeto de las investigaciones en comisiones parlamentarias. El partido del Gobierno considera que la oposición en bloque ha iniciado una “causa general” para declarar culpable a Rajoy de todos los casos de corrupción y acabar exigiendo su dimisión.
Ábalos seguía así la línea marcada por Sánchez, quien exigió la dimisión del Rajoy tras su declaración como testigo por el caso Gürtel
Los últimos estudios demoscópicos sí ponen de relieve que los escándalos podrían pasar una verdadera factura al PP, que también neutralizarían sus posibilidades de crecimiento electoral debido a la recuperación económica, por lo que, en efecto, PSOE y Unidos Podemos parecen dispuestos a sacar el máximo rendimiento a esta carta. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias ya registraban conjuntamente en la Cámara Baja una petición para que el jefe del Ejecutivo acudiese al hemiciclo de manera urgente y explicara "los motivos por los que se niega a asumir responsabilidades políticas por los casos de corrupción" que acorralan a su partido. Una decisión que deberá ser aprobada en la Diputación permanente, donde los votos de Ciudadanos y PNV serán claves, si bien nada salvará a Rajoy de comparecer en la comisión que investiga la presunta financiación ilegal del PP o la denominada caja B de los populares.
La presentación de una nueva moción de censura contra Mariano Rajoy sigue estando en el horizonte de Unidos Podemos. Aunque los socialistas evitan descartar una iniciativa de este tipo, reconocen la dificultad de conseguir los apoyos necesarios para que salga adelante habida cuenta de la aritmética parlamentaria. En todo caso, desde la formación liderada por Iglesias confían en que a medida que avance el trabajo parlamentario conjunto en el Congreso se articule otra moción.
La portavoz parlamentaria Irene Montero se atrevía incluso a adelantar, tras constituirse la mesa de colaboración parlamentaria entre PSOE y Unidos Podemos el pasado mes de julio, que esta “prefiguraba la construcción de un Gobierno alternativo” a Rajoy. Unas expectativas que rebajaba posteriormente su homóloga socialista, Margarita Robles, pero que se mantienen intactas en la hoja de ruta de los podemistas. En esta línea, el secretario de Organización de Podemos afirmaba respecto a los datos del CIS publicados este viernes que el hecho de que la suma UP-PSOE sea mayor a la de PP-Ciudadanos “haría más viable una alternativa a Rajoy”.
“Sacar al PP de las instituciones” es uno de los lemas que tanto PSOE como Unidos Podemos han incorporado a sus discursos durante las últimas semanas. En el próximo periodo de sesiones se intensificará esta máxima, revestida de eslóganes electoralistas que anticipan una legislatura complicada para el Gobierno en minoría del PP y cada vez más acorralado tanto por la oposición como por los múltiples casos de corrupción que acechan en sus filas.
En la otra cara de la moneda estaría el bloque de centro-derecha constituido por PP y Ciudadanos, que sumaría un 43,3% del voto (por debajo del conjunto de izquierdas) pero que, en su traducción a escaños, podría constituirse como un empate técnico. Aún así, la evidente debilidad del partido del Gobierno anticipa nuevamente un escenario de inestabilidad. La prioridad de Rajoy a la vuelta de verano —además de dar solución al desafío independentista en Cataluña— pasa por salvar los Presupuestos Generales de 2018. En septiembre comenzarán de nuevo los contactos liderados por el ministro Montoro con el resto de grupos y Ciudadanos volverá a desempeñar un papel clave.
En el Gobierno se dan por satisfechos sacando adelante las cuentas de 2017 —aprobadas hace apenas un mes— y las del próximo ejercicio. 2019 será otro cantar. El jefe del Ejecutivo no está por la labor de aguantar la sombra de la reprobación de manera constante (ya lo sufrieron dos de sus ministros, el de Hacienda y el de Justicia, Rafael Catalá y él mismo superó sin dificultad una moción de censura). Lo que el PP no está dispuesto a enfrentar es un escenario similar cada pocos meses y las opciones de que la legislatura se acorte con la convocatoria de elecciones anticipadas ganará puntos en función del nivel de ataque por parte de la oposición y, sobre todo, en función de las trabas que el Gobierno encuentre para sacar adelante las iniciativas legislativas necesarias para el funcionamiento del país.
Precisamente hace una semana, en el balance estival de fin de curso, Rajoy pronunciaba la siguiente frase tras sacar pecho por su gestión:
"Estos meses el Gobierno ha superado con absoluta tranquilidad una moción de censura. Una sesión parlamentaria que solo ha servido para demostrar que no existe una mayoría alternativa a la que ahora hay en la Cámara". En efecto, la artimética parlamentaria es la que es. Pero los decibelios de presión al calor de las encuestas y con un Partido Socialista más fuerte es lo que podría dar un vuelco completo a la situación.
"Estos meses el Gobierno ha superado con absoluta tranquilidad una moción de censura. Una sesión parlamentaria que solo ha servido para demostrar que no existe una mayoría alternativa a la que ahora hay en la Cámara". En efecto, la artimética parlamentaria es la que es. Pero los decibelios de presión al calor de las encuestas y con un Partido Socialista más fuerte es lo que podría dar un vuelco completo a la situación.
I. GIL y P. ESTEBAN Vía EL CONFIDENCIAL
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