En junio de 2009 Leire Pajín, entonces Secretaria de Organización del PSOE, transmutó en lideresa visionaria y nos anunció que se iba a producir un hecho cósmico que iba a afectar a todos los habitantes de la Tierra. “Les sugiero que estén atentos al próximo acontecimiento histórico que se producirá en nuestro planeta: la coincidencia en breve de dos presidencias progresistas a ambos lados del Atlántico, la presidencia de Obama en EEUU y Zapatero presidiendo la UE”, dijo la política con la carrera más meteórica de su partido, ascendida poco después a Ministra de Sanidad y condecorada en la Navidad de 2011 con la Gran Cruz de la Orden de Carlos III por el Gobierno de Rajoy. En el desayuno informativo que le valió su nombramiento como ministra, Pajín se explayó sin fronteras, asegurando que José Luis Rodríguez Zapatero era tan influyente como para poder cambiar el rumbo de la crisis global.
El temor a que una intervención frontal desencadenara la caída de Italia convirtió el rescate español en una película a cámara lenta
Memoria histriónica
Las declaraciones de Leire Pajín fueron, durante largos meses, objeto de mofa y befa por parte de la prensa española. Sin embargo, el desarrollo de los acontecimientos acabó confirmando en parte los augurios de la pitonisa Pajín. Efectivamente, Zapatero tuvo una poderosa influencia sobre la economía mundial. El producto interior bruto de España es, aproximadamente, un billón de euros. Un 10% de ese PIB –100.000 millones de euros– costó el rescate que precisó nuestro país, en parte por el negacionismo de Zapatero (“España está totalmente a salvo de la crisis financiera”). El temor a que una intervención frontal desencadenara la caída de Italia convirtió el rescate español en una película a cámara lenta cuya acción se ralentizó para evitar el pánico. No obstante, la prensa internacional catalogó durante aquellos años a España como el problema número uno de Europa.
El fenómeno Trump
Estados Unidos, ahora en pleno proceso electoral, es el gran inversor mundial en Europa, pese a que los empresarios estadounidenses más astutos llevan años metiendo dólares en China. Conforme se desarrolla la campaña presidencial en Estados Unidos, resulta evidente que la mera existencia de un candidato a la Casa Blanca como Donald Trump solo es posible debido al debilitamiento de la economía americana, gravemente afectada por la crisis europea, a su vez determinada por la desidia con que el entonces presidente Zapatero desdeñó la crisis española. Por tanto, como anunció Pajín, Zapatero es hoy un ente cósmico que afecta a todos los habitantes del planeta Tierra. ¿Y en qué anda ahora metido el expresidente socialista, tras haber publicado un libro sobre economía –El dilema(Planeta, 2013)– que lejos de ensayar la contrición, ensancha el autobombo? Pues bien, esta semana ha anunciado en la Universidad de Córdoba su intención de proponer a la ONU la creación de un Consejo de Religiones por la Paz, que agrupe a los monoteísmos más importantes del mundo. Convencido –como buen socialista– de que la politización es la receta mágica para solucionar todos los males de la tierra, Zapatero no parece vislumbrar hasta qué punto la religión organizada permite la manipulación de voluntades, como nos demuestra a diario el trágico devenir del fundamentalismo islámico.
La democracia española la han versionado durante décadas los amanuenses y curiales socialistas
La panacea de la politización
El hombre que nos explicó que “en política no hay ideas lógicas”, cree que seguir politizando la religión es la solución para el grave conflicto religioso mundial. No en vano su partido, el PSOE, siempre ha utilizado la politización como panacea. Durante los 14 años de Felipe González se creó la intocable estructura nacional, cuyos cimientos ya contenían los problemas orgánicos que arrastramos hoy. El PSOE de González nos trajo la muerte de Montesquieu, la homologación del nacionalismo, la mal llamada política antiterrorista –“Pude haber
volado a toda la cúpula de ETA y no lo hice”– y los tétricos sucesos del GAL; la economía estatal, el partidismo institucionalizado y la sobredimensión pública; el cateto antiamericanismo progre; el compadreo con las dictaduras ad hoc; la cultura del fraude y la subvención; la bunkerización educativa y el marketing del folclorismo almodovariano. Es decir, nos blindó la democracia bananera Made in Spain que ha llegado al siglo XXI casi incólume. ¿Esto se sabe fuera de España? No. Porque el PSOE lleva 40 años controlando y manipulando los resortes del poder. La democracia española la han versionado durante décadas los amanuenses y curiales socialistas. Así se escribía la Historia. Hasta hoy.
volado a toda la cúpula de ETA y no lo hice”– y los tétricos sucesos del GAL; la economía estatal, el partidismo institucionalizado y la sobredimensión pública; el cateto antiamericanismo progre; el compadreo con las dictaduras ad hoc; la cultura del fraude y la subvención; la bunkerización educativa y el marketing del folclorismo almodovariano. Es decir, nos blindó la democracia bananera Made in Spain que ha llegado al siglo XXI casi incólume. ¿Esto se sabe fuera de España? No. Porque el PSOE lleva 40 años controlando y manipulando los resortes del poder. La democracia española la han versionado durante décadas los amanuenses y curiales socialistas. Así se escribía la Historia. Hasta hoy.
GABRIELA BUSTELO Vía VOZ PÓPULI
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