Hablar de Podemos y mencionar luego las palabras Venezuela o Irán es ya cosa de lunáticos provocadores o extraviados atorrantes. Como en su momento lo fue mencionar ‘la herencia recibida’ al hablar de Zapatero. ‘Sacrílego”, “hereje”, ‘detente, Satanás’, y se tejía el círculo de tiza siberiano, (“le he enviado a Siberia”, le bromeaba Iglesias al amilanado Errejón, cuando la crisis) y todos los mamporreros se lanzaban a cobrar la pieza.
Podemos ha debutado en el Congreso con una proposición legislativa, llamada la Ley 25, que como el turrón, es estrictamente navideña
Podemos ha debutado en el Congreso con una proposición legislativa, llamada la Ley 25, que como el turrón, es estrictamente navideña. Una carta a los Reyes Magos, una panoplia de ensoñaciones, un delirante disparate. Nadie en la Cámara se la ha tomado en serio pero sólo el PP ha votado en contra entre las carcajadas de los diputados de Podemos, que, como en el chiste de Gila, recordaban a esos cocineros que comentaban, asomados a la sala: “Se lo ha comido, se lo ha comido”. Pues bien, se la han tragado.
No era una proposición de ley, sino una provocación para forzar a la temerosa clase política a comulgar con unas ruedas de molino con forma de cuadrilátero. Prohibir desahucios forzosos , cancelación de deudas hipotecarias, no cortar gas ni electricidad en casos de pobreza sobrevenida, erradicar todo copago farmacéutico, y así. El alcalde Quichi consiguió el bastón municipal aupado por los preteridos y desahuciados. Ahora los ningunea o los expulsa de los plenos, “estamos tratando asuntos importantes”.
Disparates inasumibles
La hipocresía se ha instalado cómodamente entre nosotros y nadie osa levantar la voz para no ser encerrado en el círculo de los apestados. Isabel Rodríguez, la diputada del PSOE a la que le tocó intervenir en el debate, dejó bien claro que el texto de Podemos era impresentable, rebosante de errores de fondo o de forma, atestado de planteamientos imposibles, enunciados utópicos, conceptos obtrusos y disparates técnicos. Una macilenta boñiga que hedía al kilómetro. Nada de lo que incluye se puede realizar porque, entre otras cosas, se han olvidado de incluir un plan de financiación de las medidas. “Esto no va de tertulias, va de legislar”, apuntó, audazmente la diputada para luego, humillar la cerviz y plegarse con su voto favorable en aras de echar a Rajoy de la Moncloa. Incluso Ciudadanos, temeroso al aparecer en el pelotón de los malvados, optó por la abstención, pese a que su representante tachó el proyecto de “brindis al sol” y compararlo con el estrambótico ejercicio de ir al supermercado y pagar con dinero del Monopoly.
Los nacionalistas, también, bramaban contra la recentralización de algunos normas y hasta el canario del lugar recordó que por mucho que se acepte a trámite, no habrá luego ni Cámara ni Gobierno que lo debata o lo ejecute.
¿Qué partido en estos tiempos osa enfrentarse a quienes plantean luz y gas gratis para los desheredados de la tierra?
Un Mayoral, el hombre designado por Podemos para sacar adelante esta proposición, manejaba con fluidez e ignorancia consignas incendiarias contra “la violación de los derechos humanos en materia de vivienda” o incurría en frases tan selectas como que “no nos vamos a olvidar de lo que ha hecho con nuestro pueblo”. ¿Y cuál es su pueblo?
Con ánimo pastueño y reverencial, armados de una cobardía moral sin precedentes, allí fueron todos, a acompañar la palinodia, a bendecir el exabrupto. No valdrá para nada, se decían algunos bienpensantes mientras le tiraban a Iglesias de la levita. Tenían, por eso, una oportunidad de ser valientes. Pero, ¿qué partido en estos tiempos osa enfrentarse a quienes plantean luz y gas gratis para los desheredados de la tierra? ¿O asistencia médica universal a todos los inmigrantes del mundo?. Al paredón de la reacción.
Iglesias ya había anunciado que esta estrambótica sesión parlamentaria permitiría ‘visualizar’ lo que será un gobierno de progreso en el futuro. Y así fue. Y no por la alineación de fuerzas de lo por venir, sino, en efecto, por el nivel intelectual, legislativo e ideológico de lo que quizás nos espera. Un ensayo general con luces y vestuario de un libreto que algunos impulsan, otros defienden y varios acarician. Y la mayoría, asiente porque teme. Teatro, teatro, teatro. Una función esperpéntica en la que ni a socialistas ni a Ciudadanos les importó participar. Eso sí, con un escueto papelito con frase. La que dice: sí señor.
JOSÉ A. VARA Vía VOZ PÓPULI
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