LA POBLACIÓN EUROPEA SE MUERE

El fantasma del envejecimiento de la población se cierne sobre España y sobre toda Europa. ¿A qué estamos esperando?


A día de hoy, ya hay en España más muertes que nacimientos. ¿Qué futuro tiene un país vacío de niños y jóvenes, en el que solo abunden los jubilados?


Esta es una de las preguntas que se plantean este viernes en un muy necesario debate que se celebra en Madrid: el I Foro #STOP Suicidio Demográfico: Claves para fomentar la natalidad y la familia.


¡O reaccionamos ya y mejora apreciablemente la natalidad, o que el último apague la luz! Con esta inspiradora frase ha sido convocada la cita, organizada por el Consejo del Foro Demográfico, en el salón de actos de ABC-Vocento.


La portavoz del foro y presidenta de la Asociación de Familias Numerosas de Madrid,  María Menéndez de Zubillaga, sostiene que en 30 años habrá un 40% menos de jóvenes españoles, mientras aumentarán considerablemente los mayores de 65 años.


“El suicidio demográfico no es sólo un problema de España, sino también de muchos otros países europeos y de otros continentes, aunque nuestro país es uno de los que lo padecen en mayor medida. Alemania lleva 40 años con más muertes que nacimientos y es el país más envejecido de Europa, junto con Italia. En Japón ya se venden más pañales para ancianos que para bebés. En Rusia murieron entre 1991 y 2011 trece millones de personas más de las que nacieron”, explica Alejandro Macarrón, director de la Fundación Renacimiento Demográfico, coorganizadora del evento.


El fantasma del envejecimiento de la población se cierne sobre España y sobre toda Europa. ¿A qué estamos esperando? El historiador británico Arnold J. Toynbee cree que “las civilizaciones se suicidan, no son asesinadas”. ¿Cuál es el motivo por el cual los partidos políticos no reaccionan ante este suicidio demográfico?


Las mujeres europeas tenemos de media 1,52 hijos, pero para lograr el reemplazo generacional se necesitan 2,1 hijos. Por eso el crecimiento de la población es negativo, es decir, se registran más muertes que nacimientos.


Por si fuera poco, los niños del ‘baby boom’, los nacidos después de la Segunda Guerra Mundial, están alcanzando la edad de jubilación. Como ven, esta crisis no sólo afecta a la familia, sino que afecta a los bolsillos. En 2050 se estima que habrá dos trabajadores por cada pensionista en vez de los cuatro actuales.


Las soluciones para el suicidio o déficit demográfico pueden pasar por la inmigración, pero, por una parte, la inmigración se está convirtiendo en un problema para una Europa en crisis y, por otra, ellos también envejecerán y reclamarán sus derechos en el sistema de Seguridad Social.


De la edad de jubilación prefiero no hablar en este momento (que ya tengo 44, ejem). Las personas cada vez viven más años y aspiran a tener más tiempo libre. Y aquí no entremos en el tema de los sistemas nacionales de salud para no abrir otro frente, aunque ahí está.


Parece que lo más lógico es aplicar nuevas políticas de natalidad, conscientes de que los escollos en este punto se hallan en, por ejemplo, la incorporación de la mujer al mercado laboral –equilibrio entre el desarrollo de su carrera profesional y los hijos-, la escasez de plazas en guarderías, la escasez de ayudas a las familias en las políticas de los estados miembros y la inseguridad laboral o económica que hace que las parejas decidan, no sólo casarse menos, sino también no aumentar la familia.


España es uno de los países del mundo con menor natalidad y mayor tendencia al envejecimiento social  y aquí no parece que pase nada. Empecemos por las próximas elecciones del 26J. Exijamos a los políticos altura de miras. Pero no nos quedemos ahí. Concienciemos al mundo empresarial, hagamos visible el problema en los medios de comunicación. ¡Apostemos por ganarle la batalla al invierno demográfico!





                                                               ROSANA RIBERA DE GRACIA
                                                                                      Vía Actuall