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lunes, 18 de marzo de 2019

A LAS URNAS, FRENTE AL SECESIONISMO

Las elecciones del 28-A no son unas generales cualesquiera. Así lo han asumido todos los partidos obligados a abrirse a la sociedad
 
 
/Javier Barbancho 



Las elecciones del 28 de abril no son unas generales cualesquiera. Así lo han asumido todos los partidos obligados como nunca a abrirse a la sociedad para atraer a la actividad pública a figuras independientes de indiscutible valía, dispuestas a comprometerse políticamente por sentido de la responsabilidad ante el momento tan crucial que atravesamos. Cabe destacar, así, fichajes como el de la periodista Cayetana Álvarez de Toledo, por el PP, o el del ex abogado del Estado Edmundo Bal por Ciudadanos para reforzar su candidatura al Congreso por Madrid. Estamos ante un penalista de extraordinario prestigio, purgado por la ministra de Justicia, Dolores Delgado, por negarse a las injerencias del Gobierno que pretendió que no presentara acusación por rebelión en el Supremo contra los cabecillas del 1-O que están siendo juzgados. "Soy el cesado", se presentó ayer Bal en su primer acto ya de precampaña.
De las urnas saldrá el Parlamento que habrá de otorgar la confianza al próximo presidente del Gobierno. Pero en estos decisivos comicios está en juego el futuro de la España constitucional tal como hoy la conocemos. Porque el órdago independentista catalán va a recrudecerse. Y, si los partidos secesionistas vuelven a tener la llave de La Moncloa, cara se la harán pagar a quien esté dispuesto a aceptarla por su gloria personal. Huelga decir que Pedro Sánchez no hará ascos a revalidarse como rehén del independentismo. Un escenario inquietante en el que no tardaría en llegar el desguace de la Constitución para contentar a tan espectrales socios.
Hasta planteamientos políticos a priori legítimos como el de reformar la Carta Magna dejan de ser aceptables si ponen en riesgo la convivencia democrática y se atenta contra principios innegociables como el de la soberanía nacional -que reside en todos los españoles- a través de argucias partidistas como las que se empezaban a otear en el abrupto final de esta legislatura. Y ante la situación de excepcionalidad que afronta nuestro país, el 28 de abril hace falta un refrendo ciudadano claro a la indisoluble unidad nacional y al apoyo a la Constitución del 78. Sería una pésima noticia que de las urnas salga un resultado que permita a los independentistas obtener cesiones por parte de un Gobierno débil y sin fuerza para defender los intereses generales.
Por ello, insistimos, es tan plausible que personas como Edmundo Bal den un paso adelante y se comprometan políticamente para plantar cara al secesionismo. Como abogado del Estado, realizó un trabajo impecable durante la fase de instrucción judicial del 1-O. Su independencia y la solidez de criterio le valieron ser fulminado por el Gobierno, que se plegaba así a los independentistas que le habían apoyado en la moción de censura y que tenían en sus manos aprobar o tumbar los Presupuestos. Las cesiones apenas estaban comenzando. Las urnas dirán si siguen.

                                                                                  EDITORIAL de EL MUNDO

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