La 'premier' ha jugado bien sus cartas. Pese a las humillaciones y los fracasos, cada vez se está más cerca de que Westminster ratifique un pacto de retirada. El pacto de retirada de May
Theresa May. (Reuters)
Este jueves se cumple el segundo aniversario de la intervención mítica en la Cámara de los Comunes en que Theresa May dijo, por primera vez, aquello de: “Es mejor salir sin acuerdo que con un mal acuerdo”. Jamás se lo llegó a creer. La 'premier' siempre ha querido que Westminster ratifique un pacto de retirada. Su pacto de retirada. Y prueba de ello es que, a pesar de que sus señorías lo han tumbado ya hasta en dos ocasiones (la última, este mismo martes), la líder 'tory' volverá a la carga la próxima semana con un tercer intento. Si vuelve a fracasar, se deja la puerta abierta a una cuarta votación antes de llegar a la fecha límite del 29 de marzo.
Después de que los diputados rechazaran anoche abandonar el bloque de manera abrupta en dos semanas, sus señorías decidirán este jueves si finalmente se solicita una extensión de plazos a la UE. Pero May ha jugado muy bien sus cartas. La moción que presenta el Gobierno está redactada de la siguiente manera: si logra ratificarse el acuerdo antes del miércoles, se solicitará una prórroga solo hasta el 30 de junio. Si no, habrá una extensión más larga que obligará al Reino Unido a participar en las elecciones europeas.
El texto cumple a la perfección con dos misiones. Por una parte, se manda un mensaje a Bruselas, que siempre ha condicionado la aprobación de una posible prórroga a la presentación de una hoja de ruta clara. Por otra parte, se lanza una amenaza a los euroescépticos, advirtiéndoles de que el Reino Unido podría quedar atrapado 'sine die' en el bloque.
Para muchos 'brexiters', el verdadero límite siempre ha sido finales de junio. Más allá de esa fecha, los británicos tendrían que participar en la configuración del nuevo Parlamento Europeo y, una vez dentro, ni Londres ni Bruselas tendrían ya prisas por concretar el divorcio.
Cambio de equilibrios
En el ERG —el grupo que aglutina el núcleo duro de los 'tories' euroescépticos—, muchos ya han empezado a comentar en privado que estarían dispuestos a aprobar el acuerdo en una tercera votación, eso sí, a condición de que May presente su dimisión.
La 'premier' dejó claro ya hace tiempo que no se presentará como candidata a las elecciones generales previstas para 2022. Por lo que podría garantizar a los 'brexiters' su marcha a cambio de su apoyo.
May, inmune
Eso sí, si consigue su propósito, podría alargar su salida al menos un año para que su legado no fuera únicamente el Brexit. Y en este sentido, los rebeldes no podrían hacer nada porque, tras ganar la moción de confianza a su liderazgo el pasado mes de diciembre, según las reglas del Partido Conservador, May está inmune ante desafíos internos durante 12 meses.
Lo cierto es que no es descabellado pensar que la líder 'tory' podría conseguir 'in extremis' la aprobación del pacto. El martes cosechó una derrota de 391 votos en contra (entre ellos, 75 'tories' rebeldes) frente a 242 a favor. Pero el margen de 149 escaños mejora la humillación histórica de 230 del pasado mes de enero.
Entre los 40 diputados que cambiaron de opinión, se encuentran un laborista y 39 conservadores. Y entre estos últimos hay nombres muy importantes, como Graham Brady, Nadine Dorries o David Davis.
El caso de Davis es realmente significativo. El 'tory' dimitió como ministro del Brexit precisamente como crítica a la gestión de May, por lo que el hecho de que ahora respalde el pacto refleja que algo está cambiando en el ERG.
La ayuda de Cox
Con todo, quedaría aún convencer a los norirlandeses del DUP —de cuyo apoyo depende el Gobierno en minoría—. Y para ello, se podría requerir una nueva intervención del fiscal general del Estado, Geoffrey Cox. Después de que el martes advirtiera de que el “riesgo legal” de quedar atrapado en la salvaguarda irlandesa “no ha cambiado”, en los próximos días no se descarta que pueda ofrecer un mensaje más positivo. En definitiva, May no está dispuesta a tirar la toalla.
Dentro de la saga Brexit, la 'premier' presentó anoche una moción que solicitaba a la Cámara Baja descartar una salida abrupta el próximo 29 de marzo. Como se esperaba, fue aprobada por 321 votos a favor frente a 278 en contra, una mayoría de 43 votos.
Si finalmente hay una prórroga y no se logra conseguir avances, el Reino Unido podría abandonar el club en última instancia sin convenio
En cualquier caso, no se ha descartado completamente la opción de un divorcio sin pacto. Como siempre, la importancia radica en los detalles. Y la moción del Ejecutivo, de manera deliberada, solo hacía mención a la fecha 29 de marzo. En definitiva, si finalmente hay una prórroga y no se logra conseguir avances, el Reino Unido podría abandonar el club en última instancia sin convenio para regir sus relaciones con la UE simplemente bajo las normas de la Organización Mundial del Comercio.
En este contexto, previamente se votó una enmienda presentada de manera conjunta por el laborista Jack Dromey y la conservadora Caroline Spelman que solicitaba el rechazo a una salida abrupta en cualquier tipo de circunstancia. La propuesta fue aprobada por 312 votos a favor frente a 308 en contra. Pero no es legalmente vinculante.
CELIA MAZA Vía EL CONFIDENCIAL
No hay comentarios:
Publicar un comentario