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jueves, 3 de octubre de 2019
Amable portazo de Bruselas a la propuesta de Johnson para Irlanda
La Comisión Europea ve "puntos
problemáticos" en una propuesta británica que no cumple con los
requisitos mínimos exigidos por Bruselas
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. (EFE)
Los últimos días han estado dominados por una mezcla de incredulidad y reafirmación.
Todos en Bruselas han seguido con milimétrica precisión cada paso, cada
debate y cada rumor que salía de Londres. Boris Johnson, primer
ministro británico, enviaría su oferta para desbloquear el Brexit
tras su discurso de clausura de la conferencia conservadora. Nadie
esperaba mucho progreso en esa propuesta. Pero sí algo con lo que
trabajar.
Sin embargo, la propuesta de Johnson no cumple con los requisitos mínimos
para que sea la base de un futuro acuerdo. No respeta la economía de
toda la isla, no garantiza que no haya frontera ni la integridad del
Mercado Interior, que son las bases de la salvaguarda irlandesa,
conocida como 'backstop'. Y por lo tanto no es aceptable para la UE. Pero no es el único asunto que hace esta oferta imposible de aceptar para Bruselas.
Entre otras cosas, el primer ministro británico propone una solución para toda Irlanda
que incluya una alineación en normas sanitarias y fitosanitarias, así
como en productos industriales. Esto mantendría la frontera del Ulster
abierta, pero obligaría a controles en el mar de Irlanda.
Sin embargo, el hecho de que la propuesta británica deje a Irlanda del
Norte fuera de la unión aduanera y fuera del régimen europeo de IVA,
hace necesarios algunos controles aduaneros terrestres, aunque se
realizaran lejos de la frontera entre las dos Irlandas.
Todo eso no encaja con las peticiones de Bruselas,
ni con el trabajo hecho durante los dos últimos años para tejer un
protocolo que garantizara la preservación de los principios de los Acuerdos del Viernes Santo en el país.
No sonar "muy agresivos"
Pero en el Ejecutivo comunitario querían medir muy bien su respuesta. No sonar demasiado agresivos pero dejar claras las grandes deficiencias que tiene el plan. Por eso, tras una conversación telefónica que han mantenido el presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker
y Johnson, el equipo del luxemburgués ha lanzado un comunicado en el
que agradece que Londres haya puesto por primera vez blanco sobre negro
los progresos hechos en admitir un alto nivel de alineamiento entre las dos Irlandas, pero que sigue viendo "puntos problemáticos" que "necesitarán más trabajo los próximos días".
El
principal problema, señala Juncker en un comunicado, se refiere a la
“gobernanza” del 'backstop', es decir, a la voluntad británica de que la
Asamblea de Irlanda del Norte tenga poder en el proceso: Londres
propone que Stormont (sede del Gobierno norirlandés) pueda decidir abandonar esta alineación regulatoria con la UE a los cuatro años de ponerse en marcha.
Bruselas y los Veintisiete han insistido una y otra vez en que no aceptarán una limitación temporal al 'backstop'.
El límite de tiempo no va a ser aceptado por la UE, al menos por el
momento, y muchas capitales se muestran contrarias a que la Asamblea
norirlandesa tenga tanto poder en el proceso.
"Otra
preocupación que debe abordarse son las normas aduaneras", señala el
texto, en referencia a los controles que se harían obligatorios en o
cerca de la frontera, debido a que Irlanda del Norte quedaría fuera de la unión Aduanera, atacando por lo tanto el principio básico de los Acuerdos de Viernes Santo, que consagran una frontera abierta, y cuyo "delicado equilibrio", en palabras de Juncker, debe ser preservado.
"Debemos
tener una solución legalmente operativa que cumpla con todos los
objetivos del respaldo: prevenir una frontera dura, preservar la
cooperación Norte-Sur y la economía de toda la isla, y proteger el Mercado Único de la UE y el lugar de Irlanda en ella", concluye el comunicado, lo que representa un amable portazo a la propuesta británica.
Acuerdo antes del 31 de octubre
Pero Juncker ha tratado de mantener el tono más o menos positivo. Por eso, en su comunicado, agradece la "determinación del primer ministro de avanzar" en
las conversaciones y ha reconocido "avances positivos, especialmente en
lo que respecta a la alineación regulatoria para todos los bienes y el
control de los bienes que ingresan a Irlanda del Norte desde Gran
Bretaña".
Lo que agradece Juncker es que la propuesta verbal tanteada por David Frost, el negociador personal de Johnson,
haya sido llevado a texto, a un documento sobre el que trabajar. Pero
esta propuesta no es un gran avance. Frost ya dejó caer la idea de que
toda Irlanda quedara en una misma área de SPS (controles sanitarios y
fitosanitarios), un primer paso para limitar el 'backstop' solo a la
isla irlandesa, que fue la primera propuesta europea, antes de que se extendiera a todo el Reino Unido por petición de la antigua primera ministra Theresa May.
Es
un paso positivo, al que se añade la inclusión de alineación
regulatoria en bienes industriales. Esas son las buenas noticias: Reino
Unido cristaliza los avances hacia una posible solución limitada a Irlanda.
La
salida británica de la UE está prevista para el 31 de octubre, y en
Bruselas se descarta que sea posible finalizar las negociaciones y
ratificar el acuerdo antes de esa fecha, aunque Johnson mantiene el
discurso de que a finales de mes Londres estará fuera del bloque "sea
como sea".
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