La masiva salida de refugiados y migrantes requiere una alianza mundial inclusiva y solidaria
Durante décadas, Venezuela fue un país de acogida para las personas
refugiadas y un destino para los migrantes atraídos por su auge
económico en los sectores petrolero, agrícola y manufacturero. Ahora su
población está mermando. La huida que se produce ante nuestros ojos es
el resultado de la inestabilidad política, la creciente inseguridad y
las violaciones de los derechos humanos, todo ello agravado por el
colapso económico del país.
Esta
es la crisis de refugiados y migrantes más grave y de más rápido
crecimiento en la historia de América Latina, y una de las mayores
crisis de desplazamiento externo en el mundo. Hombres, mujeres, niños y
niñas venezolanos se están marchando: un movimiento masivo de población
que incluye a personas vulnerables. Muchas necesitan protección
internacional, mientras que muchas otras buscan acceso a servicios
básicos y oportunidades de empleo. Con frecuencia viajan a pie durante
días y semanas, a destinos tan lejanos como Santiago de Chile, São Paulo
y Buenos Aires, a miles de kilómetros de su tierra natal. Buscan
seguridad, servicios básicos, trabajo o reunirse con familiares que ya
se encuentran establecidos en el extranjero.
Más del 80% de los 4,5 millones de refugiados y migrantes venezolanos
han permanecido en la región, acogidos por países de América Latina y
el Caribe. No están confinados en campamentos, sino que viven en pueblos
y ciudades, donde conviven con la población local. Los países vecinos
de Venezuela apelaron a sus largas tradiciones de generosidad y
solidaridad, implementando políticas y mecanismos que facilitan la
movilidad, la asistencia humanitaria y el acceso a los servicios
sociales en toda América Latina. Sin embargo, muchas de las comunidades
de acogida, especialmente en las zonas fronterizas más apartadas, se
enfrentan a enormes presiones por las nuevas llegadas. La capacidad de
los países y las comunidades de acogida está llegando a su límite. Las
escuelas están desbordadas y los centros de salud y la disponibilidad de
viviendas están en un punto crítico. El uso irresponsable de las redes
sociales y las declaraciones radicales de algunos políticos están
alimentando los sentimientos xenófobos.
En las últimas décadas, América Latina y el Caribe han disfrutado de
un notable crecimiento económico y estabilidad política. Mientras las
desigualdades han aumentado en todo el mundo, este continente se ha
vuelto más igualitario y justo. Pero tal progreso podría revertirse.
Esta crisis ya está teniendo consecuencias desestabilizadoras en toda la
región, y cualquier trastorno importante en cualquier parte de América
Latina repercutiría mucho más allá de las fronteras regionales.
América Latina no puede enfrentar sola esta crisis. No puede ser abandonada por Europa y tampoco por las Naciones Unidas
América Latina no puede enfrentar sola esta crisis. No puede ser
abandonada por Europa, que tiene fuertes y profundos vínculos con Venezuela, y tampoco por las Naciones Unidas. Unimos nuestras fuerzas
porque nadie puede abordar la crisis sin apoyo. Para responder a la
crisis de refugiados y migrantes venezolanos se requiere una alianza
mundial inclusiva, y toda la comunidad internacional, más allá de los
países de acogida en la región, debe asumir su parte de responsabilidad y
solidaridad. Se necesita una mayor participación de las instituciones
financieras internacionales, los actores de desarrollo y el sector
privado para apoyar los servicios y promover oportunidades económicas
para los refugiados y migrantes y las zonas de acogida locales.
Ese es el objetivo de la Conferencia Internacional de Solidaridad de
la Comisión Europea, ACNUR y OIM organizada conjuntamente que empieza
hoy en Bruselas. Queremos crear conciencia sobre la situación, reafirmar
la solidaridad internacional con los países y las comunidades de
acogida e instar a una mayor cooperación técnica y financiera
internacional con la región. En los últimos años, nuestras
organizaciones han asumido un papel de liderazgo para responder a las
necesidades de los venezolanos desplazados. La UE y sus Estados miembros
ya han movilizado más de 170 millones de euros y están a la vanguardia
de la respuesta regional, apoyando el Proceso de Quito. ACNUR y OIM
están trabajando con más de 200 organizaciones de la sociedad civil,
humanitarias y de desarrollo en las Américas para poner en marcha un
plan de respuesta integral de 738 millones de dólares (665 millones de
euros), que hasta ahora ha sido financiado en un 48%.
Con la conferencia, reafirmaremos nuestro compromiso para proteger y
brindar asistencia a los refugiados y migrantes venezolanos, apoyar los
esfuerzos de los Gobiernos de los países que los acogen y abordar la
necesidad de una integración sostenible de los venezolanos en las
comunidades de acogida. Asimismo, instaremos a renovar los esfuerzos
para alcanzar una solución política en Venezuela, que es la precondición
necesaria para que su pueblo pueda reconstruir su vida a su regreso.
Con esta Conferencia Internacional de Solidaridad queremos enviar un
fuerte mensaje a los refugiados y migrantes venezolanos y a quienes los
acogen en América Latina y el Caribe, que el mundo no los ha olvidado y
que los apoyaremos en este momento de necesidad.
FEDERICA MOGHERINI, FILIPPO GRANDI y ANTONIO VITORINO* Vía EL PAÍS
*Federica Mogherini es alta representante y vicepresidenta de la Comisión Europea; Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados y António Vitorino, director general de la Organización Internacional para las Migraciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario