Translate

lunes, 14 de octubre de 2019

La UE se enreda en 'la trampa turca' y responde con indecisión a la ofensiva en Siria

Sumidos la semiparálisis que suele sufrir la UE cada vez que tiene que reaccionar a una crisis internacional, los ministros de Asuntos Exteriores se reúnen en Luxemburgo


Foto: Turkey-backed syrian rebel fighter is seen in the town of tal abyad

Turkey-backed syrian rebel fighter is seen in the town of tal abyad

Sumidos la semiparálisis típica que suele sufrir la Unión Europea cada vez que tiene que reaccionar a una crisis internacional, los ministros de Asuntos Exteriores se reúnen este lunes en Luxemburgo para tratar de consensuar una respuesta a los ataques turcos en el norte de Siria tras el abandono de la región por parte de Estados Unidos.

Varios países han anunciado ya que frenarán su venta de armas a Ankara, pero a un nivel europeo, con cada Estado miembro defendiendo posturas distintas, es difícil lograr una posición común. "¿Lograr hoy unanimidad? No diría tanto. Los consensos unánimes son difíciles de conseguir, pero en todo caso la venta de armas no es materia de la UE, sino de cada país", ha explicado a su llegada al encuentro Josep Borrell, ministro de Exteriores español.




El problema es que a la UE incluso le costó adoptar un comunicado  conjunto de reacción a las noticias por parte de Federica Mogherini, Alta Representante europea de Exteriores. Una historia que ya vimos en el caso del reconocimiento como Juan Guaidó como "presidente encargado" de Venezuela y en tantas otras ocasiones en las que se afeó a la UE no haber sido capaz de reaccionar conjuntamente con rapidez.

Stef Blok, ministro holandés, ha recordado que su país ya ha anunciado que frenará la venta de armas. "Espero que mis colegas hoy estén de acuerdo en una señal europea muy clara", ha asegurado, pidiendo que Turquía respete "la legalidad internacional". Edgars Rinkevics, ministro letón, ha asegurado que el embargo de armas “debe estar sobre la mesa”.

España, favorable al embargo


En el último fin de semana, tanto Alemania como Francia han endurecido el tono contra Erdogan. La canciller Angela Merkel pidió por teléfono al mandatario turco que "cese de inmediato" la ofensiva militar contra los kurdos, y su ministro de Exteriores, Heiko Maas, anunció este fin de semana que Berlín congelará los permisos de exportación de equipos militares a Turquía. El Gobierno de Macron ha suspendido también "todo proyecto de exportación a Turquía de materiales de guerra susceptibles de ser empleados en la ofensiva en Siria".

Por parte de España, Borrell ha señalado que "el Gobierno español está completamente a favor de no más venta de armas a Turquía”. Pese a todo, ha matizado que la UE no tiene "poderes mágicos" y que lo mejor que puede hacer es "poner toda la presión posible para detener esta acción".

La tensión está en el aire porque Europa no actúa libremente. La UE está completamente encerrada en la trampa turca. Recep Tayyip Erdogan, presidente turco, ha amenazado con abrir la puerta a los 3,5 millones de refugiados que siguen bajo la tutela de Ankara a raíz del acuerdo con el bloque comunitario en 2016. Esa carta es clave.




Aunque nadie habla abiertamente de qué países se oponen a un embargo europeo general, gobiernos como el de Hungría, que se encontrarían en el centro de un posible nuevo flujo migratorio desde Turquía y cuyo líder sostiene en gran parte su poder en un discurso contra la inmigración, son los que se están mostrando más cautos ante una contundente respuesta contra Erdogan.

Hace ya tiempo que Turquía tiene bastante manga ancha gracias a esa posible jugada, con la que Turquía ya ha amagado en anteriores ocasiones. La reacción de Erdogan al intento de golpe de Estado y la represión generalizada posterior, la situación de los refugiados en Turquía y muchos otros asuntos han sido juzgados con menos severidad. Es la libertad que da saber que puedes apretar el gatillo en cualquier momento, aunque para Ankara también tendría consecuencias muy graves.

Pero el problema migratorio no es el único que entra en la ecuación. Las operaciones turcas están dando oxígeno al Estado Islámico, que se encontraba ya muy acorralado y en cambio el caos de los bombardeos turcos está permitiendo que escapen terroristas y simpatizantes de algunas cárceles antes controladas por los kurdos, que ahora retroceden y buscan el apoyo del régimen de Bashar al Assad.
Muchos de los terroristas en las filas del ISIS cuentan con nacionalidad europea, y para la UE representa también un peligro que estos vuelvan a quedar en libertad, además de que el grupo terrorista recupera espacio de maniobra y operabilidad: es decir, un problema de seguridad para Europa.

Angela Merkel, canciller alemana, ha exigido a Erdogan que cese completamente los ataques, pero la UE no tiene más herramientas que un posible embargo de armas contra Ankara, algo que tampoco frenará al líder turco en su ofensiva total.


                                                                            NACHO ALARCÓN   Vía EL CONFIDENCIAL

No hay comentarios:

Publicar un comentario