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jueves, 20 de octubre de 2016

CATALUNYA, ¿HACIA UN PAÍS SIN LEY?

Catalunya se está convirtiendo en un país sin ley o instalado en la alegalidad.


En Catalunya existe una sensación de alegalidad en lo que a los temas políticos respecta, que puede abocar a que dentro de unos meses sea un país sin Ley. Los temas deben resolverse “políticamente”, no en base a constituciones, leyes orgánicas, leyes generales, decretos o sentencias y autos judiciales.
En Catalunya todos tienen razón, pero los independentistas tienen –creen tener– la razón absoluta, debido a que los que no lo son tampoco salen a la palestra a defender otra cosa con un mínimo de criterio y autoridad moral. Cuando interviene públicamente el presidente de la Generalitat en el Parlament, un largo alegato contra España está asegurado.

Es cierto que el problema catalán no es “solo” un problema de legalidad, sino que también es un problema político, que por no haberlo abordado hace unos cinco o seis años, en la era José Luis Rodríguez Zapatero (con la sentencia del Tribunal Constitucional contra el Estatut). En la época de Rajoy la situación ha empeorado porque no ha buscado soluciones políticas y se ha ceñido a sentencias y querellas criminales.

Con ello no quiero decir, ni mucho menos, que le ley no deba cumplirse. Pero solo con la ley en mano no se resuelven los problemas políticos ya enquistados. Hace falta diálogo, comprensión recíproca, acciones de Gobierno que lleguen a los ciudadanos, presencia en los medios públicos y privados de modo permanente y no que venga un ministro de vez en cuando y suelte una conferencia que ya ha pronunciado en otros lugares. La gente quiere verse atendida y asistida, y para ello no hay otra arma que el diálogo en una democracia.

Decíamos que Catalunya se está convirtiendo en un país sin  ley o instalado en la alegalidad. El gobierno catalán ha anunciado que para finales de año tendrá listas las leyes de “desconexión” de España, es decir que habrá un cambio de legalidad. Lo único que será (ya lo es ahora) legal será lo emanado por el Parlament de Catalunya. Las otras leyes o sentencias simplemente se van a desobedecer si no concuerdan con el sentir del independentismo. ¿Hasta cuándo se puede seguir funcionando así?

Esto ya no es un Estado de Derecho, porque el único derecho que se acepta es el  que va concuerda con el independentismo, y el que va mal no se acepta porque son sentencias emanadas por el “opresor” Estado español. El gobierno catalán que califica de “políticas” las sentencias judiciales que no le van bien (lo dice la la portavoz del Govern, Neus Munté, para quien los tribunales son la longa manus del gobierno del PP y de Rajoy. El día 12, Fiesta de la Hispanidad, decenas de ayuntamientos catalanes –la mayoría pequeños—anunciaron que abrirían sus puertas y no guardarían fiesta, a instancias de Esquerra Republicana. El caso de Badalona ha sido paradigmático, con rotura del auto judicial en la puerta del ayuntamiento,

Hay unas fuertes dosis de ineptitud por parte del gobierno central al querer afrontar el tema catalán. No se afronta por la vía del entendimiento, sino por la vía de los recursos y  sentencias. No hay diálogo. No vale decir que hace un año que no hay gobierno, porque hace cinco que el tema catalán se ha ido enquistándose y la bisoñez política de los gobiernos no lo desenquistan.
Lo más grave del problema es que a la mayoría parlamentaria independentista (decimos parlamentaria pero no social) carece de alternativa válida, porque el PSC se ha situado en el territorio de nadie.

¿Alguien sabe que los referéndums que se han celebrado últimamente se han perdido todos? Quienes promueven el referéndum lo pierden, como los escoceses, el Bréxit, Holanda, Francia,  Dinamarca, Colombia, Canadá (Quebec)… En Grecia se ganó, pero la política que se aplicó fue la contraria al “sí”. Catalunya puede perder un referéndum, si se pudiera celebrar, pero al día siguiente los independentistas reclamarían otro.

El actual presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha ido a Madrid a pronunciar una conferencia diciendo que quiere pactar el referéndum del próximo mes de septiembre. Va a Madrid cuando no hay gobierno, y cuando ha dicho que pactado o no el referéndum lo va a convocar igualmente.  ¿Para qué sirve hablar?

La presidenta del Parlament, Carme Forcadell, ha dicho ya varias veces que “solo” obedecerá las decisiones que emanen del Parlament de Catalunya, porque es “soberano”, y en consecuencia desoye cualquier resolución o sentencia que se oponga a lo que haya aprobado el Parlament, el cual ha votado que quiere desconectarse de España y ser una República independiente, dentro del marco europeo. Lo que le falla al independentismo es el “marco  europeo”, porque la casi totalidad de los países de la UE no aceptan la independencia de Catalunya, al menos por ahora.



                                                                          SALVADOR ARAGONÉS    Vía EL OJO CRÍTICO

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