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jueves, 13 de octubre de 2016

GIBRALTAR: UNA COLONIA MILITAR EN CASA

LA inversión en imagen y en lubricación de voluntades que despliega el Gobierno de Gibraltar a este lado de la verja, ha llegado incluso a sensibilizar a la oposición, que en alguna ocasión ha llamado la atención sobre el dispendio que ello supone para las orondas arcas públicas de la colonia. MESIAS, una herramienta de valoración de la marca-país, que utiliza con fruición y muy discretamente el Ministerio de Asuntos Exteriores, atribuye a Gibraltar el primer lugar en el ranking de fortaleza en la estimación internacional. La colonia logró hace unos meses ser admitida en la FIFA, la organización futbolística mundial, como si se tratara de una entidad nacional. Ya en 2009, sirviéndose de la celebración del septuagésimo centésimo aniversario de veneración a Nuestra Señora de Europa, emitió conjuntamente ¡nada menos! que con Ciudad del Vaticano, un sello que con el fondo del peñón bien visible acude al siempre acogedor icono de la Virgen y el Niño.

Para paliar los efectos que pudiera producir el Brexit, los yanitos han encontrado en España un indeseable ángel protector. Si como súbditos de su Graciosa Majestad se quedan desamparados, España ofrece otras majestades que sin ser tan graciosas les ofrecen cobijo y remedio para sus cuitas. Gratis total, por lo que parece. Cabe esperar que esta actitud protectora orlada con un reparto indiscriminado de pasaportes y prebendas, no sea también producto del programa de compra de influencias y pareceres de Convent Plac


Convendría que fuéramos conscientes de que Gibraltar es una colonia militar británica de la que también se sirve Estados Unidos de América. Tuvimos ocasión de conocer los detalles hace unos días en Madrid, en el seno de Forum 2000, el prestigioso club localizado en el hotel Wellington. Ángel Liberal, marino, capitán de navío retirado, estudioso de esa disimulada, y evidente, realidad condujo un riquísimo debate en el que participaron periodistas de la talla de José Mª Carrascal, Fermín Bocos, Fernando Segú y Miguel Ángel Gozalo. No sé si el ministro García Margallo, que dentro de unos días -el próximo martes, concretamente- acudirá invitado por el Foro Joly a un almuerzo coloquio en el hotel Guadacorte, nos ilustrará acerca de lo que significa albergar, gratis et amore y sin posible control, una base militar británica dotada de toda clase de ingenios al servicio de la inteligencia militar, a cuatro metros de nuestras casas.


                                                                        ALBERTO PÉREZ DE VARGAS  Vía EUROPA SUR

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