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lunes, 24 de octubre de 2016

TRES MUDOS, UN AUSENTE Y EL REVENTÓN DEL PSOE

Que barones tan significativos como Puig, García Page y Lambán no hayan intervenido, expresa con nitidez la fragilidad política, discursiva y estratégica de buena parte del PSOE.



La comisión gestora del PSOE no ha logrado revertir la correlación de fuerzas que se midieron en la sesión del comité federal del pasado 1 de octubre. Entonces, Pedro Sánchez fue derrotado por una diferencia de 25 votos. Este domingo, en ese mismo organismos, la abstención a la investidura de Rajoy se ha impuesto por sólo 43 sufragios (139 a favor y 96 y dos delegados que no han votado). Los ahora oficialistas y antes críticos después de tres semanas han logrado mejorar sus posiciones en 18 votos. Escasa cosecha que estaba prevista a tenor de cómo se desarrollaban los acontecimientos (“Así ha perdido la gestora el control del PSOE”, mantuve en este espacio), augura que la división en el partido se ha convertido en estructural y que, en términos políticos y de cohesión, el PSOE ha sufrido este domingo un fortísimo reventón consecuente con la presión interna que nadie ha sabido aliviar.
La opción pírricamente ganadora en el comité federal impone también, salvo quiebro sorpresivo, una abstención institucional, es decir, de todo el grupo parlamentario socialista, lo que garantiza un episodio adicional crítico: por una parte, la disidencia del PSC que, de forma elíptica pero clara, ha anunciado Miquel Iceta en su calculada intervención y, por otra, la previsible ruptura de la disciplina de voto por parte de diputados adscritos al “no es no” de Sánchez, que no han sido persuadidos por el sector oficial: es el caso de Margarita Robles (independiente) o de Odón Elorza (PSE). En otras palabras: la crisis, lejos de cerrarse, permanece abierta con las fuerzas enfrentadas en unas condiciones de cierto equilibrio. Además, el origen territorial de los favorables a la abstención y los contrarios, configura al PSOE como una organización con anclaje en el sur y debilidad extrema
en el norte de España, particularmente en Cataluña y el País Vasco.
Lo ocurrido en el comité federal tiene que ver con la vergonzante defensa de sus tesis por los dirigentes de la corriente interna que terminó por derrotar a Pedro Sánchez, con la salvedad de la claridad de Javier Fernández y Guillermo Fernández Vara. Que tres barones tan significativos como Ximo Puig (Valencia), Emiliano García Page (Castilla-La Mancha) y Javier Lambán (Aragón) no hayan intervenido en el turno previo a la votación, expresa con nitidez la fragilidad política, discursiva y estratégica de buena parte del partido. Se dice que no han hablado por “prudencia”. La realidad es que no lo han hecho por dos razones: porque no controlan sus federaciones y porque gobiernan con Podemos.
El origen territorial de los favorables y contrarios a la abstención configura al PSOE como una organización con anclaje en el sur y debilidad en el norte de España
El sanchismo no ha salido derrotado en la medida en que aspiraban sus contradictores y no por falta de argumentos, sino por cobardía de los que liquidaron al ex secretario general –decisión entendible y, además, indicada– y lo hicieron con una mala factura y sin una adecuada elaboración del relato. La ausencia –debida a un compromiso familiar sin duda menos relevante que su presencia en la votación– de Antonio Hernando, otrora portavoz del “no es no” y en pocos días, como presidente del grupo parlamentario socialista, de la abstención a Rajoy, no tiene un pase político. Es una ausencia tan errática como significativa.
El PSOE ha reventado y es el gran damnificado. Pero Mariano Rajoy lo es también por derivación porque durante su próximo gobierno la oposición socialista –vista la correlación de fuerzas– va a reivindicarse en una competición interna para demostrar quién es más fiero contra las políticas del PP y más cruel en convertir su gestión en un calvario. Con más asepsia, con menos crispación, sin gritos pero con la misma hostilidad entre los bandos, el comité federal de un PSOE reventado (y con la escisión del PSC a plazo fijo) abre un capítulo más de su crisis y, también, una muy incierta legislatura. Quizás Rajoy hubiera preferido el “no es no” de Sánchez a esta abstención vergonzante del 'nuevo' PSOE, para, en unas terceras elecciones, haber logrado una holgada mayoría. Pero ya se escribió en este blog “Gobernará el parlamento y no habrá terceras elecciones”.

                               JOSÉ ANTONIO ZARZALEJOS Vía EL CONFIDENCIAL



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