El Partido Popular ha perdido su mayoría absoluta, la pluralidad se ha instaurado en el parlamento y las coaliciones se han vuelto necesarias, en teoría. Pero la sensación es que el nuevo gobierno no va a ser tan distinto del saliente.
Ha costado 10 meses, pero parece que, esta semana el parlamento escogerá a Rajoy como nuevo presidente del gobierno, dejando atrás el gobierno en funciones más longevo de la historia democrática de España. Sin embargo, la abstención del PSOE solo nos asegura el gobierno y que evitaremos unas segundas elecciones anticipadas. No despeja la duda de cómo se va a gobernar España de ahora en adelante.
Con un Partido Popular incapaz de formar ninguna mayoría que no pase por el apoyo implícito o explícito de los socialistas, y un partido socialista, terriblemente imprevisible en sus estrategias y acciones políticas, por las batallas internas y las divisiones, las dudas sobre la futura gobernanza de España siguen sobre la mesa. Hemos evitado las elecciones, pero 10 meses después seguimos siendo incapaces de agregar las preferencias expresadas por los españoles en las urnas en forma de gobierno con capacidad de actuación. El nuevo gobierno nace lleno de dudas sobre si
será capaz de pasar nuevos presupuestos o iniciar ningún tipo de reforma importante.
En este escenario se abren dos posibilidades. La primera es una legislatura corta en la que los socialistas no apoyan las propuestas del gobierno popular para poder recuperar su espacio y el gobierno acaba convocando elecciones anticipadas. La segunda es una legislatura en la que el partido socialista temeroso ante la amenaza de un adelanto electoral da apoyo a la gran parte de las medidas del Partido Popular sin capacidad real de negociar las condiciones y las políticas salientes.
Es decir, seguimos sin ser capaces de adaptar nuestras instituciones y políticas públicas a los cambios en las preferencias políticas de los españoles. O el gobierno fracasa o va a ser un gobierno del Partido Popular aplicando el programa del Partido Popular sin tener que hacer grandes concesiones a ninguno de los otros grupos parlamentarios. Los cambios electorales no parece que se vaya a traducir en cambios en las políticas y formas de hacer de la política española. El Partido Popular ha perdido su mayoría absoluta, la pluralidad se ha instaurado en el parlamento y las coaliciones se han vuelto necesarias, en teoría. Pero la sensación es que el nuevo gobierno no va a ser tan distinto del saliente. Es cierto que el tono de Rajoy ha cambiado la última semana, pero sus incentivos siguen siendo perversos. El botón atómico de las elecciones anticipadas sigue estando en su mando, y Ciudadanos ha dejado de ser necesario. Es decir, si quiere, el Partido Popular puede seguir teniendo un poder político abrumador para seguir legislando sin voluntad de negociación y dialogo real.
BERTA BARTET PORTA Vía VOZ PÓPULI
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