Artículos para reflexionar y debatir sobre temas y cuestiones políticas, económicas, históricas y de actualidad.
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viernes, 27 de diciembre de 2019
De la euroorden al presupuesto: momentos clave que marcarán el camino de la UE
El próximo curso estará lleno de
fechas clave, algunas de las cuales marcarán el próximo ciclo de la UE
que comenzó con el nombramiento de una nueva cúpula
Sede de la Comisión Europea en Bruselas. (Reuters)
En cierto modo la Unión Europea ya está viviendo en el 2020. Con el
inicio del nuevo ciclo político en la cúpula de la UE a partir del 1 de
diciembre, con Ursula von der Leyen poniéndose a los mandos de la Comisión Europea y con Charles Michel
haciendo lo propio al frente del Consejo Europeo, las instituciones y
la política comunitaria echaron a rodar ya psicológicamente en el 2020.
Como
en España, en Europa hace mucho tiempo que todas las semanas son “la
semana clave” o “histórica”. También todos los años son “el que
determinará el futuro de la UE”. Curiosamente en este caso no lo
usaremos porque lo más probable es que los dados del destino de la UE durante el próximo curso ya se hayan echado en este 2019 que ahora abandonamos.
Nadie se pregunta, ni en Bruselas ni en Roma, si Matteo Salvini llegará a ser primer ministro de Italia,
sino cuánto tardará en serlo. Puede que una buena parte de la respuesta
a esa pregunta llegue con las elecciones regionales de Emilia-Romaña,
que se celebran el 26 de enero de 2020.
Emilia-Romaña es una
región históricamente de izquierdas, en la que su gobernador, el
socialdemócrata Stefano Bonaccini, cuenta con una muy alta popularidad,
un 73%, algo absolutamente extraño en la política italiana. Incluso es
bastante apreciado por los votantes conservadores. Pero eso no impide
que la candidata derechista Lucia Borgonzoni, de la Lega, esté disputándole mano a mano la elección.
La
razón es sencilla: ya no importa qué se está votando, en Italia es todo
ya una batalla campal entre derechas e izquierdas. Se da por hecho que una victoria de la Lega en Emilia-Romaña podría acelerar el derrumbamiento del Gobierno que este verano se improvisó entre los anti-establishment del Movimento 5 Stelle (M5S) y los socialdemócratas del Partito Democratico (PD) para evitar unas elecciones de las que, con toda seguridad, Salvini saldría como primer ministro.
Si
la lista de centro-izquierda logra retener la victoria, el Gobierno
italiano contará con un respiro y algo más de tiempo de vida que, sin
duda, tranquilizará a los socios europeos, que temen la llegada de Salvini al Gobierno por la experiencia vivida durante su periodo como ministro del Interior: con acusaciones continuas, mensajes euroescépticos y nula colaboración con sus socios europeos.
Además,
aunque Salvini haya asegurado que bajo ningún concepto es su intención,
persisten las dudas sobre si el plan oculto de la Lega es, llegado un
determinado momento, plantear la salida de Italia del euro. Las
negaciones de estas acusaciones por parte de Salvini sirven de poco,
teniendo en cuenta que sus principales gurús económicos, situados en la
esfera anti-euro, defienden que la salida de la Eurozona debe hacerse en
secreto.
Principios de febrero: euroordenes
El 3 de febrero se celebrará una nueva vista sobre las euroordenes contra Carles Puigdemont, Toni Comín y Lluís Puig,
que quedarían finalmente suspendidas para los dos primeros si acaban
convirtiéndose en eurodiputados y por lo tanto cuentan con la inmunidad
que ello les otorga.
Ahora quedan las negociaciones sobre relaciones futuras,
es decir, acordar un tratado de libre comercio entre el Reino Unido y
la Unión Europea, un trabajo titánico y muy complejo en el que Londres
no tiene demasiada experiencia pero en la que Bruselas está muy versada.
Estas negociaciones se celebran durante el llamado ‘periodo transitorio’, un periodo durante el cual el Reino Unido sigue contando con los beneficios de la UE
(es, básicamente, un reflejo de la membresía) pero sin formar parte del
club, sin voz ni voto en las instituciones. Este periodo finaliza el 31
de diciembre de 2020, otra de las fechas clave del próximo curso.
¿Es posible
cerrar un acuerdo comercial en 11 meses? Quizás, pero seguramente uno
muy básico, que elimine tarifas pero que no cubra servicios, que debería
ser uno de los principales objetivos británicos en esta negociación.
Sin embargo hay otra fecha clave, más importante quizás que la del 31 de enero. A las doce de la noche del día 1 de julio finalizará
el periodo en el que el Gobierno británico puede pedir una prórroga del
periodo transitorio, que puede ser de uno o dos años más.
A
las doce de la noche del día 1 de julio finalizará el periodo en el que
el Gobierno británico puede pedir una prórroga del periodo transitorio,
que puede ser de uno o dos años más
Por ahora Boris Johnson,
primer ministro británico, ha negado que vaya a pedir dicha prórroga y,
de hecho, se prepara para convertir en ley la limitación del periodo
transitorio, aunque con la mayoría con la que cuenta podría deshacer esa
decisión más adelante.
Sin embargo la Comisión Europea trabaja
sobre la asunción de que Johnson no va a cambiar de posición y se va a
negar a pedir una prórroga. Por eso los técnicos del Ejecutivo
comunitario ya trabajan en ver cuáles son los puntos clave para intentar
salvar el barco con un acuerdo de mínimos que impidan una réplica de un Brexit sin acuerdo el 1 de enero de 2021.
Finales de febrero: Negociación del MFP
Uno
de los grandes asuntos pendientes para 2020 es la negociación del Marco
Financiero Plurianual (MFP), una especie de “cajón” en el que se decide
el tamaño del presupuesto de la Unión Europea para el periodo que
comprende entre 2021 y 2027. Hasta ahora ha sido imposible llegar a un
acuerdo porque con el Brexit las cuentas van a tener un agujero de 65.000 millones de euros que antes aportaba Londres, y los Veintisiete no se deciden sobre el tamaño que debe tener el presupuesto y qué partidas deben recortarse.
Tras
la desastrosa propuesta de la presidencia finlandesa, Michel se ha
puesto personalmente a los mandos de la negociación y está previsto que a
finales de febrero se celebre una cumbre maratoniana en la que los
líderes tratarán de cerrar el paquete.
La
presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, la presidenta
de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el presidente del Consejo
Europeo, Charles Michel y el presidente del Parlamento Europeo, David
Sassoli. (EFE)
Si no es posible
entonces, el siguiente objetivo, según fuentes diplomáticas, es lograr
un acuerdo final sobre el MFP antes de la presidencia alemana del
Consejo de la Unión Europea, que comienza el 1 de junio.
La
propuesta finlandesa es del 1,07% de la renta nacional bruta (GNI, por
sus siglas en inglés) de la UE, muy por debajo de la petición casi
imposible del 1,30% del GNI que propone el Parlamento Europeo y del 1,11% que
pone sobre la mesa la Comisión Europea. El Gobierno español ambiciona
un MFP ligeramente por encima de lo que propone Bruselas.
Para el Ejecutivo de Pedro Sánchez la prioridad es evitar los recortes excesivos en la Política Agraria Común (PAC) y en los fondos de cohesión.
Los Estados miembros más ortodoxos buscan recortar las partidas
tradicionales para dedicar más dinero a otros proyectos nuevos,
especialmente relacionados con la protección de las fronteras y la nueva
prioridad climática.
Principios de mayo: cumbre de Zagreb
El
6 y 7 de mayo los líderes de la Unión Europea celebrarán una cumbre
extraordinaria en la ciudad de Zagreb organizada por la presidencia
croata. El menú sobre la mesa serán los Balcanes, un tema especialmente
delicado desde que Francia vetara el inicio de las negociaciones de adhesión de Macedonia del Norte y Albania,
a pesar de que los dos países, y especialmente el primero, habían
cumplido con los compromisos que le habían solicitado sus socios
europeos.
Será, además, una oportunidad para debatir sobre el rol de la UE como una fuerza geoestratégica.
Rusia y China están tremendamente interesadas en los Balcanes, y Moscú
ha mostrado su interés en desestabilizar la región con tal de alejarla
de Europa. Por eso los líderes afrontan esta cita como clave: la UE debe
ser capaz de ser un factor estabilizador en la región. Muchos creen, a
raíz del veto francés, que es la oportunidad de establecer un mecanismo
mucho más fuerte de cooperación con países que no están entre los
candidatos a entrar en el club que permita a Bruselas ejercer una
influencia real sobre la región.
Mayo: presidenciales en Polonia
Polonia,
uno de los socios más problemáticos del club europeo y que tiene
activado el artículo 7 de los Tratados por sus intentos de minar la
independencia judicial, celebra elecciones en mayo de 2020, con el
actual presidente Andrej Duda pudiendo ser reelegido.
Será una nueva oportunidad
para medir las fuerzas de una oposición dividida y que no encuentra un
nombre tras el que unificarse de forma clara. Plataforma Cívica, la
formación del expresidente del Consejo Europeo Donald Tusk, es el
principal partido opositor y tratará de plantar cara a Duda en una
segunda ronda.
Principios de junio: presidencia alemana
Berlín
le está dando una especial importancia a la presidencia rotatoria del
Consejo de la Unión Europea que recaerá en mano alemanas el próximo 1 de
junio de 2020. Muchas voces creen que no habrá crisis de Gobierno en
Alemania porque Angela Merkel quiere llegar como canciller a la presidencia del Consejo.
Lo
interesante será ver para qué, cuál es la razón por la que Berlín
muestra ambiciones respecto a este encargo. Hasta ahora Alemania está
bloqueando progresos importantes en algunos elementos, como por ejemplo
el Fondo de Garantía de Depósitos (EDIS), un elemento clave que es
necesario para completar la Unión Bancaria y sobre el que solo Olaf Scholz,
ministro de Finanzas alemán, se ha mostrado dispuesto a hablar, con la
oposición tácita o explícita de otros miembros del Gobierno.
Junio: elección del presidente del Eurogrupo
En junio finalizan los dos años y medio de mandato de Mário Centeno
al frente de la presidencia del Eurogrupo, de la que se hizo cargo en
diciembre de 2017, dando por finalizada así la era de Jeroen
Dijsselbloem, por entonces ministro de Finanzas holandés.
Hasta el
momento la presidencia de Centeno no ha estado marcada precisamente por
el éxito: no ha logrado avances sustanciales en ninguno de los campos
primordiales, y su principal victoria es un acuerdo franco-alemán para
un instrumento presupuestario europeo para la competitividad (BICC, por
sus siglas en inglés) de un tamaño mínimo y sin capacidad
estabilizadora.
Nadia Calviño, ministra de Economía
española, es uno de los nombres favoritos en Bruselas cuando se habla de
posibles relevos a Centeno que, sin embargo, podría optar a continuar en el cargo.
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