Si uno pregunta a un familiar, un amigo o
cualquier transeúnte de la calle qué respuesta daría al título de este
artículo, seguramente su contestación sería clara y sin necesidad de
meditación: “aquellos de extrema izquierda que pueden ser de la CUP o
Podemos y que van en contra del sistema institucional actual”. Esta es
la respuesta habitual, ya que la gran mayoría de medios y personas
influyentes ser refieren a ellos de forma despectiva como tal.
En cambio yo no tengo nada claro que a
estos grupos denominados “antisistema” les desagrade esta denominación,
especialmente después de los últimos años en los que el sistema
económico e institucional español y europeo ha demostrado en general
una gran debilidad y ha presentado importantes contradicciones,
sufriendo un importante retroceso en su valoración por parte de la
sociedad civil. Además, creo que este calificativo ha sido
incorrectamente dado a estos grupos, ya que existe otro colectivo, al
cual me referiré más adelante, que piensa de una forma más
“antisistema”, más políticamente incorrecta.
Es cierto que estos grupos de izquierda
siguen otros caminos a la mayoría por lo que hace referencia a conceptos
como la ocupación de propiedades privadas, el establecimiento de una
renta universal o el poner unos topes a los salarios, por decir algunos
puntos concretos. Todos estos temas son de índole económica pues en la
gran mayoría de otras temáticas como son las sociales, antropológicas o
educativas coinciden con la posición “oficial” de las instituciones y
más bien son estas instituciones las que siguen sin cuestionar los
posicionamientos de estos colectivos.
Y entonces, ¿a qué grupo me refiero cuando hablo de esos que son realmente antisistema en España?
Pues hablo de los católicos. Desde el
punto de vista económico, sin traspasar seguramente lo utópico como
defienden los grupos de extrema izquierda, los católicos tampoco
comparten el modelo actual consumista y ultra capitalista donde la
persona se reduce a un mero actor económico y que queda sujeto a los
vaivenes del mercado. El posicionamiento de los católicos queda muy bien
definido en la Doctrina Social de la Iglesia, escrito que seguramente
muchos tildarían precisamente de antisistema…
Estas definiciones tienen unas
consecuencias directas en los modelos de sociedad que se presentan y en
las políticas que los gobiernos practican. La sociedad que defienda en
la actualidad lo políticamente correcto y lo que defiende el
cristianismo difieren hoy profundamente.
Hoy, guste o no, el verdadero antisistema
es el católico y, por lo tanto, el único que puede presentar un sistema,
un modelo de sociedad, alternativo al actual es el cristiano.
¿Qué sentido tiene hoy para un cristiano defender el Imperium?
MARC MIRO i ESCOLA Vía FORUM LIBERTAS
Este artículo contiene una tesis sorprendente, pues dice que los católicos somos antisistema. Esta afirmación es chocante, pero cierta. En España, nuestro partidocracia margina a los cristianos porque ningún gran partido acoge los principios y valores católicos. Recientemente, el PP gobernante en la comunidad autónoma de Madrid ha aprobado la Ley Cifuentes LGTBI que preocupa mucho a la comunidad educativa y especialmente a los creyente cristianos, por los recortes a las libertades que supone esa Ley Cifuentes, que instaura privilegios y abundantes subvenciones a los colectivos gays pero, sobre todo, amenaza y multa a todos aquellos que muestren su disenso ante el pensamiento único que se quiere imponer en la visión de la sexualidad y la Ideología de Género. El votante cristiano no tiene ahora partido que le convenza y en las elecciones no nos queda más remedio que elegir siempre el mal mayor o la abstención.
ResponderEliminarY, francamente, estamos hartos de ello, por lo que nos preguntamos si sería conveniente que se fundara un partido de inspiración cristiana que diera testimonio de nuestras creencias y valores, sin hacer caso a "lo correcto", politicamente. Sería un partido bisagra, de apoyo a partidos no corruptos. Los dirigentes de la Iglesia católica y de las restantes iglesias cristianas tendrían que dar una respuesta concreta a ello.
Ahora, por fin, está ya dejando de ser rentable para los partidos clásicos -como se ha demostrado en la reciente elección del presidente Trump en Estados Unidos- adoptar la ideología de las diversas minorías "progres". Si Trump ha triunfado se debe en gran parte a que ha respondido a las demandas de la mayoría silenciosa cristiana, comprometiéndose a luchar contra los abortistas y la ideología de género predominante en el programa demócrata de Hillary Clinton.
Los dirigentes políticos españoles deben tomar nota de que cada vez resulta menos aceptable para los ciudadanos y, desde luego rentable, votar a los paganos partidos del sistema político, porque desprecian los valores cristianos y la Doctrina social de la Iglesia. Como los católicos lo sabemos, cada vez somos más antisistema, y dejamos de votar al PP o al PSOE.