Hay una imagen de Ciudadanos de cierta condescendencia con el nacionalismo que circula por la opinión pública y que preocupa a la dirección del partido centrista. En lugar de escurrir el bulto, el líder de la formación naranja, Albert Rivera, quiere plantar cara a esa “percepción errónea” y para ello, según fuentes internas, ha encargado a su equipo que revise los discursos que llevaron a C’s a ser segunda fuerza política en las elecciones catalanas de septiembre de 2015, donde empleó un mensaje contundente y proactivo frente al soberanismo.
El problema es que algunas declaraciones y actitudes de la líder de C’s en el Parlament, Inés Arrimadas, han sido interpretadas en foros políticos y mediáticos como alarmantes señales de una posición ambigua, de equidistancia, entre el nacionalismo y la respuesta del Estado a la deriva secesionista del anterior. Un arriesgado juego de equilibrios que no había aparecido antes en el argumentario de la formación unionista, donde la distancia con el catalanismo exacerbado quedó siempre bien marcada.
Por ejemplo, Arrimadas, en una intervención en el Fórum Europa Tribuna Catalana, valoró así la última Diada secesionista: “Sin entrar en la guerra de cifras, es cierto que hubo menos gente, pero todavía hay mucha. Hay que dar solución tanto a los que salieron como a la mayoría que no lo hizo, porque hay una realidad política y social (...) y no se puede pensar que esto ya ha acabado”.
Acto seguido, la portavoz de C’s en el Parlament subrayó: “Sin apelar a soluciones mágicas, que no existen, ni a las populistas, la solución a la situación de bloqueo político en Cataluña no vendrá de los extremos sino desde el centralismo y no vendrá de la guerra de banderas sino de los acuerdos”. Por esos extremos, se refirió al PP y a los independentistas, incapaces, a su juicio, de “reconstruir los puentes rotos”, así como a la confluencia de izquierdas que lidera la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que da “cobertura al rupturismo”, enfatizó.
En este contexto, la dirección de Ciudadanos, apuntan las mismas fuentes, niega viraje alguno en sus postulados y sostiene que es el PP quien está detrás de este debate interesado. Así, culpan a los populares de haber aireado en los medios de los comunicación que hay miembros de C’s que son “poco menos que independentistas”.
Explican desde el partido naranja que, lejos de caer en ambigüedades, lo que sí observan es una posibilidad de abortar el desafío independentista poniendo al rival frente al espejo de un nacionalismo moderado, el que representan alrededor de 300.000 catalanes, según los cálculos de Ciudadanos.
Para el equipo de Rivera, según indican las fuentes citadas, el proyecto separatista de Junts Pel Sí (CDC y ERC) puede sufrir aquí una fuga de agua si ese nacionalismo moderado consigue llevar concesiones estatales a sus votantes (financiación, infraestructuras, inversiones...). Lógicamente, dentro de una negociación con el Gobierno fuera de toda ambición secesionista. Ese electorado, apuntan, vería entonces que por esta vía sí llegarían ciertos avances que, de lo contrario, nunca se producirían de persistir en la aventura independentista.
La aparición de 'Lliures'
El pasado octubre se presentó la plataforma Lliures como movimiento liberal no independentista que aspira a aglutinar el catalanismo de centro impulsado por exdirigentes de CDC y Unió. Entre sus principales valedores está el exintegrante de la antigua Convergència Antoni Fernández Teixidó, el también exdiputado convergente en el Parlament Xavier Cima -marido de Arrimadas-, y el exparlamentario de Unió Roger Montañola.
En su puesta de largo en el auditorio AXA de Barcelona y ante unos 700 asistentes, Lliures, que aspira a convertirse en partido político, se fijó como objetivo acabar con la tensión reinante y recuperar "la cultura de pacto y entendimiento cordial que permita una mayor estabilidad política en Cataluña".
SEGUNDO SANZ Vía VOZ PÓPULI
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