Susana Díaz tiene decidido apretar el acelerador y anunciar su candidatura a la secretaría general del PSOE en cuanto el comité federal fije las fechas del congreso. Su próxima reunión está prevista para el sábado, 14 de enero, aunque hay discrepancias en la gestora que preside Javier Fernández sobre la conveniencia de aprobar en ella el calendario congresual, en el que debe constar también la celebración previa de las elecciones primarias. De darse este paso, la presidenta andaluza anunciaría su candidatura el domingo, 15, según fuentes cercanas.
Díaz acompañará su candidatura, nadie lo duda en la dividida familia socialista, con un discurso integrador “en el que no quepan los ajustes de cuentas”, sabiendo que nadie puede aspirar a dirigir el PSOE con la federación andaluza en contra, pero esta tampoco puede gobernar el partido sin el concurso de organizaciones tan importantes como las que se decantaron hasta última hora por Pedro Sánchez, entre ellas la madrileña, la catalana, la vasca, la gallega o la castellano leonesa. Es verdad que los dirigentes de algunas de ellas se han pasado al bando contrario, se mantienen en la ambigüedad o, como es el caso de la que dirige Miquel Iceta, han prometido “neutralidad”. Pero Díaz no quiere arriesgarse a presentarse como una candidata sectaria, con el peligro de polarizar todavía más al PSOE, de ahí que esté tomando contacto con todas ellas solicitando adhesiones con la promesa de que compondrá una ejecutiva plural en la que tengan asiento todas las sensibilidades que han aflorado en el partido antes y después del tumultuoso comité federal que desalojó a Sánchez de la secretaría general.
Fuentes cercanas a Díaz la comparan con un “toro miura” por las ganas que tiene de controlar el partido y acabar con este vacío de poder tan prolongado, eso sí sabiendo que debe medir al milímetro los tiempos porque cualquier precipitación podría poner en riesgo la operación en la que llevan tiempo comprometidos algunos dinosaurios del PSOE como Felipe González, Alfredo Pérez Rubalcaba y exdirigentes que arrastran mucho mayor desprestigio como José Luis Rodríguez Zapatero.
Una "táctica marrullera"
Algunos barones socialistas que han podido hablar con Susana Díaz en las últimas semanas critican “la táctica marrullera” con la que está buscando complicidades en algunas federaciones, dando a entender a sus interlocutores que cuenta con tal o cual apoyo que antes le daba la espalda cuando, en realidad, las simpatías por ella en una parte considerable de la organización siguen sin estar claras. “Susana intenta marcar territorio para disponer de un terreno de juego amplio en el que trabajar con ventaja para no llevarse sorpresas. De ahí su intención de dar el paso, sabiendo que las presiones sobre Pedro Sánchez para que lo haga antes y despeje sus planes, le están resultado inútiles”, aseguran fuentes de la gestora.
Algunos de sus más cercanos colaboradores observan que Susana Díaz se ve “invencible” y está obsesionada en transmitir una sensación de seguridad, convencida de que le va a ser posible compatibilizar el liderazgo del Partido Socialista con la presidencia de la Junta andaluza sin necesidad de delegar en nadie.
Díaz está teniendo muy en cuenta las sugerencias que le han hecho otros barones para que entre con red en el salto a Madrid, pactando una candidatura de unidad. El extremeño Guillermo Fernández Vara o el castellano manchego Emiliano García-Page ven el peligro de que si no lo hace así, del congreso salga un partido dividido en dos mitades. “Si una candidatura gana con el 70% de los votos y otra con el 30%, no pasaría nada, pero si las dos quedaran rozando el 50% saldríamos del congreso peor que hemos entrado”, resume una fuente de Ferraz, consciente de la poca credibilidad que puede llegar a tener un discurso integrador en boca de alguien como Susana Díaz, ejercitada desde que nació en política “en liquidar al adversario”.
“Ella sabe que ha cometido muchos errores, pero le va a ser muy difícil cambiar de carácter. Más allá de sus mítines, nadie sabe en realidad su proyecto político, pues ni siquiera ofrece pistas su tarea de gobierno en Andalucía”, señala un diputado de su propia circunscripción, escéptico ante la capacidad de la lideresa para conectar con el electorado joven y profesional que prevalece en el voto urbano, nicho en el que se concentra buena parte de la sangría sufrida por los socialistas desde 2011.
FEDERICO CASTAÑO Vía VOZ PÓPULI
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