En medio de una gran expectación, incomprensible porque no va a pasar nada que no esté previsto y bien atado, hoy se reúne el comité ejecutivo del Partido Popular para darle un cheque en blanco a Mariano Rajoy que le permita negociar con Albert Rivera sobre la base de las seis medidas más una que sirven de aperitivo a un diálogo mucho más amplio y ambicioso. En el PP, han aceptado ya como inevitable un pacto con Ciudadanos que en sí mismo implica asumir posiciones que hasta ahora estaban a años luz de cualquier intención de cambio por parte, sobre todo, de la que ya es 'vieja guardia' del partido que salió del congreso de Valencia de 2008 -no así del espíritu que encarnan las nuevas incorporaciones, que en el futuro van a tener todavía un mayor peso en la organización-.
Es verdad que hay reticencias a asuntos como la comisión de investigación delcaso Bárcenas, y Rajoy intentará que esa comisión no la protagonice solo el PP, sino también la financiación de los demás partidos, pero aunque Ciudadanosacepte eso, en una primera instancia será el propio PP el que se someta a ese examen. O la exigencia de apartar a los imputados de sus cargos actuales, lo cual significará que, por ejemplo, la senadora Rita Barberá deberá dejar de serlo cuando el Supremo acepte el aforamiento para imputarla. Es verdad que en este asunto ambos partidos, y también el PSOE, deberían reflexionar sobre el daño irreparable que se está haciendo al derecho constitucional a la presunción de inocencia.
Pero, quiera o no, el PP va a tener que asumir a Ciudadanos como socio -cuando hasta hace poco era un partido "irrelevante", a decir de los más listos del PP- yaceptar sus condiciones, o al menos buena parte de ellas... Traducido en perfil parlamentario, eso quiere decir que Ciudadanos, con sus 32 escaños, se ha convertido en un partido necesario y relevante y un referente del cambio, mientras que quienes se presentaban ante la sociedad como los abanderados del cambio, es decir, Podemos, hoy por hoy han desaparecido del foco y solo aparecen en las noticias protagonizando una patética pelea con los nacionalistas catalanes por los bancos del Congreso de los Diputados.
Los errejonistas estarán echando en cara a los oficialistas el no entender que más valía un mal acuerdo con el PSOE que unas segundas elecciones
Ciudadanos ha tenido la oportunidad de hacer valer sus 32 escaños, y lo ha hecho, y quienes hayan votado al partido de Albert Rivera hoy pueden estar seguros de que su voto ha servido para algo, independientemente de cómo termine todo esto, porque es evidente que el PSOE sigue siendo necesario para poder sacar adelante una investidura. Pero donde otros exigían ministerios y cargos, Ciudadanos siempre ha puesto su voluntad de querer cambiar las cosas encima de la mesa. Supongo -me consta que es así- que en la guerra interna que se libra en la formación morada los errejonistas estarán echando en cara a los oficialistas el no haber sido capaces de entender hace unos meses que más valía un mal acuerdo con el PSOE que unas segundas elecciones, pero ya es tarde para lamerse las heridas.
Podemos camina hacia abajo mientras que Ciudadanos, si sabe administrar bien el momento, irá hacia arriba, porque ha conectado con el sentir de mucha gente que solo quería eso: cambio. Y que se visualizara ese cambio. Es cierto que el cambio no es completo para muchos, porque ahí sigue Rajoy, pero el líder del PP tiene el respaldo de casi ocho millones de votos y no tiene sentido cuestionar eso. El cambio de personas vendrá, pero lo primero es el cambio de políticas, y ese empieza hoy con la decisión unánime del comité ejecutivo del PP de decir sí a las condiciones de Ciudadanos. Y en Podemos siguen sin enterarse de que les han robado la cartera.
FEDERICO QUEVEDO Vía EL CONFIDENCIAL
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