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lunes, 22 de agosto de 2016

SIN DEUDA NO HAY PARAISO

El grado de sobreendeudamiento que sufre España ha venido para quedarse, ya que salvo una quita global, y no se espera a corto plazo, hemos entrado en la fase de estancamiento a largo plazo típico de economías envejecidas y baja productividad. 
El sobreendeudamiento en España ya es crónico
En general, hay un cierto consenso en que no se puede pagar la totalidad de la deuda sin estrangular el crecimiento a largo plazo, cifrado según FUNCAS en más de de 2p.p a largo plazo por cada 10% de incremento del pasivo. Siendo estas cifras discutibles, como todas las que se estiman por métodos econométricos convencionales ad hoc, es bastante plausible que la rémora de la deuda sea notable en los próximos años.
El exceso de deuda reduce el crecimiento a largo plazo en 2 p.p
Hoy España ha batido el récord histórico y acumula un pasivo de 1,07 bill €, el equivalente al 101% del PIB, a lo que hay que unir la enorme deuda externa, 1,15 bill€, el 106% del PIB, gracias a la propensión de las administraciones públicas y sector financiero a pedir prestado, ante la incapacidad para generar crecimiento y negocio dentro de nuestras fronteras. La mezcla de deuda a largo plazo, crecimiento bajo, baja productividad y envejecimiento es letal, y de nuevo nadie se acuerda de ponerse de acuerdo en poner soluciones a largo plazo.
Con la deuda en el 101% del PIB y un estancamiento a largo plazo, no se puede esperar una reducción significativa de la misma 
Recientemente, el FMI, cuyos economistas empiezan a ver la luz tras los años oscuros de la obsesión por la austeridad y la consolidación fiscal, han descubierto que los países del Sur de Europa, España, Grecia, Portugal e Italia, aunque también otros, tiene un grave problema de envejecimiento, productividad, y por ende de salarios, desigualdad y estancamiento a largo plazo. Si a esto unimos, la falta de cualificación de una parte muy importante de la población, tenemos un cóctel explosivo, cuyas consecuencias no se están transmitiendo a la población, tal vez porque los que lo deberían hacer ni están preparados, lo cual es malo, o simplemente no les importa.
El Sur de Europa está enfermo de envejecimiento, baja productividad y poca formación
Lo más llamativo del FMI es que para paliar estos problemas, proponen soluciones como el aumento del número de médicos o la mejora de la formación ocupacional, tanto para empleados, como para desempleados. La pregunta es sencilla. ¿Qué entidades políticas o sociales, economistas o empresas favorecen o participan de este diagnóstico en España? La realidad es que cuasi ninguno.
Las recetas del FMI: más médicos o mejor formación, no están en la órbita política en España
La mayor parte de los agentes económicos  están muy preocupados en la formación de un gobierno, incluso a pasar de que es sabido que durante las últimas décadas no se ha hecho nada para mitigar los problemas de largo plazo de nuestra economía. La  transición de una economía agrícola a otra de servicios, no hay que olvidar que la revolución industrial se nos pasó, ha degenerado en un compendio de estructura productiva formada por carteles u oligopolios multiservicios, que viven del BOE en España y de adjudicaciones fuera de España no siempre transparentes y el resto un abismo de PYMES y autónomos, mal llamados  emprendedores. Esta estructura, una vez nublado el boom de la construcción, no es capaz de llenar el vacío de la cantidad de trabajadores que se van quedando por el camino, elemento deseado y propiciado, en parte por las grandes coaliciones de intereses económicos y financieros, que observan con nítida satisfacción como el factor trabajo poco cualificado es una garantía de supervivencia de este modelo productivo.
La mezcla de oligopolios y PYMES en un modelo productivo de servicios low cost no permite ser optimistas
Gracias a la deflación salarial y la escasa formación, somos capaces de impulsarmercados saturados de servicios, el turismo low cost, cuya productividad es ínfima, pero que lucra a una parte no desdeñable de supuestos empresarios que son capaces de pagar 17€ la jornada laboral en Baleares para una camarera de planta en un hotel. Pero también somos capaces de ser las maquilas del sector del automóvil y sacar pecho de ello, aunque hayamos perdido por el camino todos los centros punteros de I+D, a cambio de mantener un empleo que mantiene el pulso bajo de la actividad industrial en el único sector realmente intensivo en mano de obra que nos queda.
Con estas premisas, el envejecimiento avanza a pasos agigantados, la esperanza de vida se alarga, de momento, y los gastos en sanidad se recortan, en un intento, sin duda, de reducir la factura sanitaria que presiona el déficit y la deuda y nos convierte en el paraíso de la jubilación, para los que tengan pensiones británicas o alemanas.
La reacción política en España es tratar de reducir la factura sanitaria vía reducción de la esperanza de vida
En resumen, si nadie lo remedia, la deuda se podría hacer impagable en un contexto de estancamiento con baja productividad. Sin una mejora significativa de la empleabilidad, algo complicado en un mundo sin producción y sin inversión, nos espera un largo túnel hacia el desempleo crónico, el descenso de la esperanza de vida, y la muerte como sociedad avanzada. 

                                                        ALEJANDRO INURRIETA  Vía  VOZ PÓPULI

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