La negociación con Albert Rivera servía si ablandaba a Pedro Sánchez, pero el dirigente socialista está empeñado en el bloqueo institucional hasta sus últimas consecuencias: las terceras elecciones. Esa es la idea que los miembros del comité ejecutivo nacional del PP han sacado de las reuniones con Mariano Rajoy. Reconocen que ven tan irreductible al secretario general del PSOE como para plantearle en qué fecha prefiere el debate de investidura fallido (sus 85 noes lo garantizan) para eludir al menos que los nuevos comicios caigan en el último domingo de diciembre, el 25 (Navidad), y el primero del año, 1 de enero.
"No es pesimismo, es simple descripción de los hechos, las posiciones y los plazos", según sostienen en fuentes de la dirección del PP para explicar el enésimo mensaje de advertencia de su jefe sobre el enquistamiento de la parálisis política por el "no es no" de Sánchez, que aboca a las terceras elecciones en un año.
Rajoy llamó el pasado martes al dirigente del PSOE, pero no logró nada positivo, ni fecha para una posible reunión pública entre ambos, ni esperanza de replanteamiento en su posición en privado. Según fuentes gubernamentales, Sánchez no se puso al teléfono y se limitó, a través del jefe del gabinete, a comunicar al presidente del Gobierno que hasta que no quede fijada la fecha de investidura, no tiene nada que hablar con él.
De ahí que Rajoy comentara después de la reunión del comité ejecutivo que no sabía si cuando le vuelva a llamar querrá conversar con él o siquiera que se conozca. Ya sabía que Sánchez no está por la labor, pero tendrá que insistir porque una votación negativa como la que garantiza el socialista, sea el 30 de agosto o la semana siguiente, obligaría a celebrar esas terceras elecciones el día de Navidad o el de Año Nuevo.
El acercamiento de Rajoy y Rivera y la inminente apertura de negociaciones entre ambos partidos sobre cuestiones tan concretas como los Presupuestos Generales del Estado solo han servido para que Sánchez interrumpa sus vacaciones y se presente en Madrid para reafirmarse en el bloqueo, se lamentan en el PP.
Además, tampoco han influido en el secretario general las presiones de los barones que se suponía con más peso interno, ni de la vieja guardia del partido ni de la mayoría de los grupos de comunicación, incluido el más próximo al centro izquierda y antiguo referente del PSOE.
En el PP tenían la esperanza de que Sánchez abriera alguna vía de diálogo ante la posibilidad de que Rajoy se presentara a la investidura con 170 diputados a favor: los 137 propios, los 32 de Rivera y el de Ana Oramas. Era el requisito que planteaban en declaraciones destacados dirigentes y exdirigentes del PSOE, deGuillermo Fernández Vara a Felipe González, para que los socialistas pudieran abstenerse (no apoyar a Rajoy, como repite Sánchez) y favorecer así la gobernabilidad del Estado.
Almuerzo con Cospedal y los vicesecretarios
El bloqueo confirmado desató en el PP las teorías sobre el posible calendario político a partir de ahora. Después del largo almuerzo que Rajoy mantuvo con los miembros del comité de dirección de su partido (María Dolores de Cospedal, los vicesecretarios y los portavoces), en medios populares comentaban que el empeño de Sánchez de forzar una investidura fallida rompe todos los planes para aprobar los Presupuestos y aboca a nuevos comicios en plenas fiestas navideñas.
En el caso de que se dejara para más adelante la sesión parlamentaria correspondiente, el debate se quedaría para el periodo de la campaña electoral autonómica en Galicia y el País Vasco, que arranca el 9 de septiembre. Y si se aplaza aún más, se solaparía con el proceso de formación de Gobierno e investidura en ambas comunidades, que se abrirá el 25 del mes próximo.
En la dirección del PP asumen que Sánchez apuesta por esas terceras elecciones para ganar terreno electoral a Podemos, en horas bajas, y prefiere buscar antes el desgaste del Partido Popular.
No obstante, en otros medios de los populares siguen sin dar por hecho que su jefe esté dispuesto a someterse a una investidura fallida, y apuntan al último recurso de invitar a todos los partidos a buscar una salida de consenso al "disparate institucional" de convocar otras elecciones y esperar otros cuatro meses al nuevo dictado de las urnas. No se quieren creer que nadie se atreva a ir a otra campaña electoral, "ni Sánchez".
ÁNGEL COLLADO Vía EL CONFIDENCIAL
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