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sábado, 13 de agosto de 2016

LA MÚSICA Y LA LETRA DEL NUEVO GOBIERNO

Por fin parece desbloquearse la formación del próximo gobierno y así se evitará el ridículo de  repetir las elecciones. Las condiciones que Ciudadanos ha planteado al PP para votar la investidura de Rajoy suenan bien: 
  • La destitución de cualquier cargo público imputado por corrupción, es simplemente indiscutible; incluso si el imputado después queda libre de responsabilidad, porque “ha llovido” tanta corrupción en España que se justifica una reacción así.
  • La eliminación de los aforamientos está bien, pero sería mejor llegar un poco más lejos: ¿por qué no poner los medios para que todos los cargos públicos sean juzgados con las mismas reglas que se aplican a los demás ciudadanos?
  • Otra ley electoral es evidentemente necesaria, aunque no en la dirección de generalizar la proporcionalidad sino en la de establecer circunscripciones unipersonales y segunda vuelta, lo que conllevaría a la formación de gobiernos sólidos y la regeneración de los partidos políticos.
  • Además de acabar con los indultos – una obviedad indiscutible- se podría aprovechar la ocasión para eliminar también las inauguraciones, y también las subvenciones, todas, incluidas las de los partidos políticos.
  • La limitación de mandatos, puede discutirse, pero en las actuales circunstancias es buena la renovación de la clase política: ¿también en el seno de los partidos?
  • La comisión de investigación de la financiación ilegal del PP podría extenderse a la reformulación de la financiación de todos los partidos, incluidos los nuevos; eliminando condonaciones de deudas y cualquier financiación pública con la excepción de la subvención limitada y parcial de las campañas
  • electorales.
Aún sonando bien estas propuestas regeneracionistas, habría que añadir otras de mas calado para afrontar tres frentes de actuación que un Gobierno del PP con el apoyo de Ciudadanos debiera considerar seriamente.
Con el paso del tiempo en la España democrática cada vez más españoles tienden a confiar más en el Estado que en ellos mismos, ven con simpatía el igualitarismo y creen más en los derechos que en las obligaciones.
La dejación de la libertad y la responsabilidad individual en manos del Estado después del estrepitoso fracaso del comunismo y las crisis de su gigantismo en los países democráticos -con Suecia como mejor ejemplo- carece de fundamento económico y por supuesto moral. 
La realidad que nos rodea no puede ser más elocuente: los países más ricos y por tanto con mayor y más generalizado nivel de vida son los más alejados de las ensoñaciones socialistas españolas
La pretensión de una igualdad finalista –que nada tiene que ver con la igualdad de oportunidades y sobre todo ante la ley- que sólo puede conducir a la mediocridad ha sido ampliamente probada y extendida en los países comunistas con  desastrosos resultados.
La invención de derechos sociales, como si el derecho tuviera que ser inventado*, sin reparar en un amplia demanda ni en sus costes se ha convertido en una moda electoral que conlleva a gasto público imposible de financiar y finalmente a una absurda frustración social. 
Frente a esta representativa visión española del mundo permanente alimentada con argumentos disparatados, la realidad que nos rodea no puede ser más elocuente: los países más ricos y por tanto con mayor y más generalizado nivel de vida son los más alejados de las ensoñaciones socialistas españolas que se acaban de citar.
De acuerdo con el último Index of Economic Freedom los países que disfrutan de mayor libertad individual, oponen menos obstáculos de todo tipo –administrativos, laborales y fiscales – a la función empresarial, son menos corruptos y tienen una menor dimensión en sus administraciones públicas son los que disfrutan de mayor bienestar. Los países nórdicos están todos por delante de España en libertad económica y en gasto público ocupamos la posición 153 entre 178 países.  
El moderno afán español por el igualitarismo ha alcanzado su mayor éxito en la educación en la que poco a poco se ha ido consiguiendo –mediante el oportuno y previo abandono del esfuerzo, el rigor, la jerarquía del saber, la disciplina, el mérito y hasta  los exámenes** - una mediocridad generalizada; la única igualdad posible, ya que la de la excelencia no hay política que pueda imponerla, aunque sí limitarla. La igualdad económica –la riqueza patrimonial-  en España es comparable con la los países mas avanzados en esta materia; sólo el desempleo, cuando crece mucho debido a la rigidez del mercado laboral, genera desigualdades de renta que una mayor libertad económica evitaría.
La proliferación legislativa de nuevos derechos cobra cada vez más protagonismo frente al concepto secular de la ley. Muchos nuevos derechos ni responden a demandas sociales ni se repara en sus costes que una Hacienda hace tiempo exhausta es incapaz de  financiar. 
De cara a la formación del nuevo Gobierno sería oportuno y deseable que el Partido Popular y Ciudadanos establecieran un acuerdo de regeneración democrática, que además de  las condiciones previas, devolviera la libertad y la responsabilidad individual a los ciudadanos frente un Estado invasivo.
De este modo podríamos aspirar a ser como la Dinamarca de Francis Fukuyama***:
“Una sociedad próspera, democrática, segura, bien gobernada y con baja corrupción, lo que se consigue con una burocracia subordinada al interés general –no politizada, por tanto- compuesta por técnicos competentes, operando con una clara división del trabajo, reclutados exclusivamente por méritos profesionales”.

Notas:
*Cicerón recoge en La República citando a Catón que los sistemas políticos malos son los que legislan según el parecer personal de individuos particulares; los buenos son los que crean instituciones como el Derecho Civil - ese gran pilar de la civilización occidental- que no fue inventado por ningún jurista en particular,  sino que fue el resultado de  la recopilación ordenada de instituciones ampliamente experimentadas y aceptadas por la sociedad a lo largo del tiempo.
**El actual líder socialista de la Asamblea de Madrid señaló recientemente que los exámenes son una especie de darwinismo social.
*** Political Order and Political Decay


                                                                 JESÚS BANEGAS
                                                                 Presidente del Foro de la Sociedad Civil 
                                                                            (Vía  VOZ PÓPULI)

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