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jueves, 6 de diciembre de 2018
Pedro o Susana: ¿quién ha hundido el Titanic socialista en Andalucía?
Para tener una opinión fundada habrá
que esperar a las encuestas poselectorales. Ahora, sin embargo, podemos
encontrar algunas pistas
La candidata a la reelección de la presidencia de la Junta, Susana Díaz,
y el presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro
Sánchez. (EFE)
¿Quién tuvo la culpa del hundimiento del Titanic? ¿Los armadores, que
habían descrito el barco como “prácticamente insumergible”? ¿El capitán
Smith, incapaz de sortear los bloques de hielo? ¿O el misterioso
pasajero Bruce Ismay, que supuestamente habría azuzado a la tripulación a
mantener la velocidad para batir un récord transatlántico?
El Titanic socialista se ha hundido en Andalucía después de 37 años. ¿Quién ha tenido la culpa, Pedro Sánchez o Susana Díaz? Si predecir el voto
es un arte complejo, descifrar las razones que han movido las papeletas
no lo es menos, aunque se haga después de unas elecciones. Para tener
una opinión fundada habrá que esperar a las encuestas poselectorales.
Ahora, sin embargo, podemos encontrar algunas pistas, analizando las
preocupaciones que mostraban los votantes antes de acudir a las urnas,
la evolución de las encuestas a lo largo de la campaña y la distribución
del voto en los comicios.
Como en cualquier tormenta perfecta, en realidad ni el papel de Sánchez ni el de Díaz en el drama socialista andaluz han sido contingentes: al contrario, ambos han sido actos necesarios. O por decirlo de otra manera: sin la moción de censura que llevó a Pedro Sánchez a La Moncloa,
es probable que Susana Díaz siguiese siendo presidenta andaluza. Pero
con un candidato diferente a Díaz, es posible que el PSOE andaluz
hubiese revalidado el Gobierno autonómico. Por si los adjetivos
utilizados ('probable' y 'posible') todavía resultan demasiado vagos,
ahí va una cuantificación: dos tercios de culpa para Sánchez, un tercio para Díaz.
La ecuación que parece imponerse en la mayoría de análisis es que si Cataluña ha estado detrás del voto de los andaluces,
Sánchez sería el responsable. Si en cambio hubiesen pesado más otros
factores (como el desgaste de los socialistas después de varias décadas
de gobierno), habría que cargar las tintas sobre Susana Díaz. Sin
embargo, no creo que sea tan sencillo: aunque Cataluña ha pesado mucho
en las elecciones andaluzas, también lo han hecho otros factores, sobre
todo las demandas de cambio o de regeneración política. Y no está tan claro quién es el culpable detrás de estos factores.
En
realidad, ni el papel de Sánchez ni el de Díaz en el drama socialista
andaluz han sido contingentes: al contrario, ambos han sido actos
necesarios
Un apunte al margen: a alguien le podrá sorprender que si los andaluces buscaban 'cambio' o 'regeneración política', hayan votado a un partido como Vox. A mí también, porque no creo que el partido de Santiago Abascal
vaya a contribuir lo más mínimo a regenerar la política española.
Tampoco creo, por ejemplo, que Podemos haya contribuido ni un ápice a
esta regeneración durante los últimos años. Basta ver cómo ardían los
contenedores en algunas calles andaluzas (como ayer en Cádiz) después de que Pablo Iglesias llamase a “salir a las calles” para protestar contra la llegada de la extrema derecha. Pero que Podemos
no haya contribuido a regenerar la vida política española no significa
que millones de personas no lo votasen en 2015 y 2016 con esa esperanza.
Algo parecido podría haber ocurrido ahora con Vox.
Volvamos a Andalucía. ¿Qué ha pesado más, Cataluña, la regeneración política u otros factores? Vayamos al CIS preelectoral
para rastrear algunas pistas. Es cierto que a la pregunta de si los
partidos políticos actúan de manera coherente diciendo las mismas cosas
en Andalucía y en el resto de España, el 75% de los encuestados
respondía que no. Pero es prácticamente la única pregunta donde hay rastros del 'factor Cataluña'.
Entre las principales preocupaciones de los votantes andaluces, el
factor Cataluña estaba ausente (las principales preocupaciones era el
paro, la corrupción y la sanidad). Y a la pregunta de “qué será mas
importante para usted a la hora de votar”, el 56,4% respondía que los
“temas propios de Andalucía” frente a un 24,8% que respondía los “temas
generales de España” (un porcentaje significativo pero no muy distinto
al de otras convocatorias electorales). En cambio, había otras señales
que apuntaban al 'factor cambio político': casi un 60% de los
encuestados decía que “le gustaría que gobernase Andalucía un partido
distinto al que gobierna en la actualidad”.
Es decir: sin duda Cataluña ha tenido un efecto importante en las elecciones, pero el CIS preelectoral sugería que el factor cambio político pesaba más en el ánimo de los andaluces.
¿Se puede sacar alguna conclusión de las transferencias de voto?
Es cierto que Vox ha pegado el mordisco más grande entre los votantes
del PP. Pero es difícil que salgan las cuentas (salvo complicadas
transferencias a varias bandas) si no se admite la posibilidad de que
haya votantes 'no ideológicos' de Vox, es decir, antiguos votantes del PSOE o incluso de Podemos que han votado a Vox.
Esta
tesis es más incómoda para cierta progresía que la que defiende que Vox
es el sarpullido del 'calentón nacionalista español' a cuenta de
Cataluña (y que por tanto su voto procede casi exclusivamente de
votantes de derecha acalorados). Esta tesis, por ejemplo, la defendía
con un voluntarismo asombroso Joan Rodríguez en un artículo en 'El
País'. Pero, insisto, con los limitados datos disponibles a día de hoy,
pese a ser más incómoda, la tesis del 'cambio político' o la
'regeneración' tiene más sostén empírico.
Si
la razón de la debacle socialista en Andalucía no es Cataluña sino la
regeneración política, ¿es Susana Díaz la culpable? No necesariamente
Entonces, si la razón de la debacle socialista en Andalucía no es
Cataluña sino la regeneración política, ¿es Susana Díaz la culpable? No
necesariamente. Es cierto que el PSOE andaluz llevaba gobernando en esta
comunidad 37 años, y que en cierto modo era el epítome de los peores
vicios clientelares de la vieja política. Pero, y aquí va una última
hipótesis: ¿y si la razón de la irrupción de Vox no es —solo— el desafío
soberanista en Cataluña sino el Falcon de Pedro Sánchez?
O
dicho de otro modo: ¿y si existe un grupo de votantes, castigados por
la crisis, descreídos de los partidos políticos tradicionales, que en su
momento votaron a Podemos para que las cosas —por fin— cambiasen, que
dieron un voto de confianza al Gobierno de Sánchez tras la moción de
censura y la salida de Rajoy —lo que explicaría que entonces el PSOE se
disparase en las encuestas—, pero que, pocos meses después, tras
comprobar que el nuevo Gobierno incurre en los mismos vicios que los anteriores, que el presidente va en Falcon a los conciertos de música, que los ministros tienen sociedades instrumentales para pagar menos impuestos, que en definitiva 'todos son iguales', han decidido —otra vez—, en un arrebato de furia, pegarle una patada al tablero político?
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