El trabajo de Sánchez es más «síntesis» que tesis, según los expertos, que destacan dos ejemplos en donde el autor trata de hacer alguna aportación propia: establece una causalidad a partir de datos que hablan de correlaciones (izqda.) y trata de hacer «una definición propia» de «diplomacia económica» (dcha.) «juntando distintas cosas de distintos autores que ha leído, pero sin aportar ninguna novedad». EL MUNDO
«La tesis de Pedro Sánchez se limita a hacer una recogida de datos sin que haya una hipótesis científica clara detrás. Mi impresión es que no es una gran tesis, como muchas otras que hay en España. Es una de esas tesis chapuzas que aún se hacen en determinados departamentos y que no se deberían permitir». Son las palabras de un catedrático de Economía de acreditada proyección internacional tras leer la tesis doctoral del presidente del Gobierno.
EL MUNDO distribuyó ayer una copia de la totalidad del trabajo entre catedráticos y expertos en la materia para que realizaran un peritaje de su contenido y lo evaluaran cualitativamente. Ninguno quiso que su nombre constara expresamente, por ser quien era el autor. La conclusión es unánime: «No ha elaborado una tesis propia ni ha llegado a conclusiones originales. No es buena en términos de calidad científica y no aporta novedades académicas».
Desde un punto de vista formal, «está bien escrita» y «no es descuidada». La bibliografía, a cambio, «es irrelevante»: «Son todos documentos oficiales y hay pocas referencias a revistas de calidad».
«Es una tesis que tiene bastante tarea detrás, porque es una recopilación de leyes y cuadros», señala uno de los expertos, que explica que el problema es precisamente ese, que lo que ha hecho Sánchez es «una tarea de síntesis», «un trabajo descriptivo», «una recopilación enciclopédica de todos los aspectos que tienen que ver con cómo influyen en términos diplomáticos el Estado, las comunidades autónomas o los entes locales». Interpreta, en este sentido, que «es probable» que «haya recibido ayuda desde organismos públicos oficiales porque hay mucha información».
¿Y la originalidad? «Apenas hay», responde otro catedrático. «No hay análisis económico como lo entendemos los economistas, no hay un objeto de estudio claro ni utilización de técnicas sofisticadas de trabajo».
Y pone un ejemplo: entre las páginas 106 y 112, el autor establece correlaciones por comunidades autónomas entre la ayuda oficial al desarrollo y las exportaciones. «El problema es la interpretación que hace de las correlaciones, porque viene a decir que la ayuda oficial al desarrollo fomenta las exportaciones: cuanta más ayuda oficial hay, más exportaciones. Es una interpretación incorrecta, porque una correlación no expresa causalidad. Hay técnicas más sofisticadas para explicar la causalidad».
«Como, durante la crisis, la ayuda oficial al desarrollo cae y las exportaciones no lo hacen, se inventa que 'la efectividad de la ayuda oficial al desarrollo respecto al aumento de las exportaciones se produce durante los primeros años de su puesta en marcha'. Pero esto no lo puede explicar con datos. Después se da cuenta e introduce una salvaguarda que dice que a lo mejor hay otras variables que explican la correlación, pero, cuando has leído lo anterior, se ve claramente que ha hecho una interpretación causal que es de locos sostener». Este catedrático opina que «es una tesis malísima»: «Te explica, por ejemplo, qué es la globalización. Tiene un montón de páginas de relleno».
«Hay dos formas de ver la calidad de una tesis», explica otro de los expertos. «Una es el nivel de los miembros del tribunal, que son muy flojitos. Otra es el número de publicaciones científicas que ha generado la tesis: en Economía se considera que es buena si genera dos o tres artículos en revistas internacionales de prestigio. Esta tesis no ha generado ninguno».
"No hay hipótesis científica"
Sostienen los expertos que «es una tesis que no puede enviarse a ninguna publicación económica de prestigio porque ninguna la publicaría». «Ni siquiera saldría en revistas españolas como Spanish Economic Review, Revista Española de Economía o Hacienda Pública Española», porque «no hay una hipótesis científica que ayude a construir un modelo teórico y luego una comprobación empírica».
«Yo no sé si hay plagio o no», añade con cierta mala uva uno de los catedráticos, «pero, si ha plagiado algo, en términos de calidad científica es tan irrelevante como lo que ha escrito».
Los expertos coinciden en que, con el planteamiento de su tesis, el presidente del Gobierno «no hubiera sido admitido» en ninguna de las cuatro universidades españolas que tienen los programas «más serios y competitivos» de doctorado en materia económica: la Universidad Autónoma de Barcelona, la Pompeu Fabra, la Carlos III y la Universidad de Alicante.
Pero es la propia «perversidad del sistema» la que genera este tipo de trabajos «mediocres». ¿Por qué? «Porque dirigir tesis da méritos para acreditarse a profesor titular o catedrático». «El mérito debería ser dirigir tesis buenas, en vez de dirigir simplemente muchas tesis», apuntan. Al final, hay docentes que usan la dirección de tesis únicamente para aumentar su proyección personal y se hace la vista gorda. «Los tribunales acaban siendo reuniones de amigos que emiten informes favorables», reflexiona un catedrático. Y se disparan los cum laude. «El problema es que una tesis mediocre con cum laude compite en igualdad de condiciones con otras que son buenas. Y una tesis como la de Pedro Sánchez, que no es original, te abre la puerta de la carrera docente. La universidad está llena de personas que hicieron trabajos mediocres y que ahora dirigen malas tesis».
OLGA R. SANMARTÍN Vía EL MUNDO
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