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jueves, 27 de septiembre de 2018

LOS POLÍTICOS; JODER, QUÉ TROPA

Los políticos, cuando se les graba en actos privados, cuando no se ciñen a un guion de corrección política, parecen como son, una tropa de privilegios, impostura, rivalidad y pocas lealtades


Vista general del hemiciclo del Congreso de los Diputados. (EFE)


Qué tropa, joder, pero qué tropa. Lo dijo el conde de Romanones y la frase ya se ha quedado para la política como concepto, como definición. Falsedad, cinismo y mentira. Odios escondidos y venganzas guardadas; intereses ocultos y alianzas espurias. Los políticos, cuando se les graba en sus actos privados, cuando no se ciñen a un guion de corrección política y lenguaje de género, cuando se expresan entre las bambalinas de sus actos oficiales, aparecen como son, una tropa de privilegios, de impostura, de rivalidad y pocas lealtades. Lo sabe todo el mundo porque esto es “más simple que el mecanismo de un chupete”, como dice el siniestro comisario Villarejo en su conversación con la ministra de Justicia.

Un partido político puede degenerar hasta convertirse en “una pandilla de amigos y amigas, de palmeros, donde el que más aplauda es más raudo en su ascenso”, como confiesa el portavoz de Ciudadanos en Sevilla, Javier Millán, que ha sido el otro ‘pillado’ de la semana. Quiere decirse que el colectivo es así, que la clase política es así; luego están las individualidades, así que cada cual se piense tal como es porque no va la cosa de ofensas personales sino de los vicios de un colectivo que se expresa en esas grabaciones de navaja trapera, a traición, en las que nadie puede imaginar que le están grabando y, mucho menos, que esas conversaciones pueden salir a la luz pública algún día.
La clase política, por mucho que se haya refrescado con la incorporación de dos nuevos partidos, sigue siendo una tropa de intereses creados y privilegios.

La clase política española, por mucho que se haya refrescado con la incorporación de dos nuevos partidos políticos, Ciudadanos y Podemos, y por mucho que se nutra de profesionales de otros sectores, como jueces y fiscales, sigue siendo una tropa de intereses creados y de privilegios. Por eso, como se ha repetido tantas veces, cada vez que se habla de los políticos españoles con preocupación, como si fueran a extinguirse por la dureza y los sacrificios de la cosa pública, lo único que hay que recordar es que en un partido político lo que hay son zancadillas y peleas por estar, por colocarse delante de los demás. Los problemas de vocaciones se dan en los monasterios y en los conventos, no en los parlamentos ni en los gobiernos.

Las grabaciones de la ministra de Justicia, al margen de la relevancia política que se les pueda dar por su pertinacia en el engaño y en el intento inútil de ocultar la verdad, tienen relevancia social cuando se descubre cómo hablan con sus amigos aquellos que nos machacan día y noche con el absurdo lenguaje de género, los “desdoblamientos artificiosos e innecesarios desde el punto de vista lingüístico” de los sustantivos, como ha dictaminado desde hace tiempo la Real Academia de la Lengua. Aquellos que, como mecanismo de defensa, han generalizado la acusación de machismo y homofobia ante cualquier comportamiento que no se encorsete en lo políticamente correcto.

Las grabaciones de la ministra tienen relevancia social cuando se descubre cómo hablan aquellos que nos machacan con el lenguaje de género

Si la ministra dice que prefiere “un tribunal de hombres, de tías no quiero, y no me llevo mal con las tías, pero de tíos sé perfectamente por dónde van”, no está expresando más que aquello que piensan otras muchas mujeres. ¿Soy yo la única persona que ha oído decir antes a una mujer que prefiere que su jefe sea un hombre, que son más elementales? ¿Soy yo la única persona que ha oído decir a una madre, ante sus hijos, que "los niños son más nobles" y que las niñas son más listas? Lo realmente peligroso para una sociedad no es convivir con esos juicios o prejuicios sociales entre hombres y mujeres, que nada tienen que ver con la igualdad ni con el machismo; el problema es escandalizarse falsamente y luego querer legislar esa impostura hasta convertirla en dictadura de género, con tribunales de género y similares.

Al final, todo es mucho más elemental, más sencillo. Como las luchas por el poder que se dan en todas las profesiones, en todos los sectores, es cierto, pero que se encarnizan en la política. Lo ha expresado con toda claridad el portavoz de Ciudadanos en Sevilla, Javier Millán, al que le grabaron una conversación en su propio entorno político que ahora ha dado a conocer 'Diario de Sevilla'. Lo relevante no es la descripción que hace de un partido político, porque esa trama de intereses y de lucha por mantener unos privilegios ya se conocía desde antiguo; lo relevante es que Ciudadanos se haya mimetizado en tan poco tiempo con todos aquellos vicios de la política que quería combatir.

Lo relevante no es la descripción que hace de un partido; lo relevante es que Cs se haya mimetizado con los vicios de la política que quería combatir

Su experiencia es que Ciudadanos se ha convertido “en una pandilla de amigos y amigas”, en la que la mejor estrategia para ascender es el culto al líder, provincial, regional o nacional, “los palmeros” son los que progresan y se colocan por delante en las listas. Todo lo que se salga del elogio al líder correspondiente, toda crítica, se convierte en “purga”, “un pecado capital, un pecado mortal”. ¿Y cuál es el principal objetivo, el sueño anhelado? Un cargo público en el que se haga poco y se gane mucho.


Como dice el portavoz de Ciudadanos en Sevilla de la diputada en el Congreso por esta provincia, Virginia Salmerón, que “quiere Cámaras [el Parlamento nacional o regional] y los 5.000 o 6.000 euros” que gana en el Congreso. “Tú compara el ayuntamiento con lo que ella tiene y, bueno, es que no hay ni punto de comparación, ni en el nivel retributivo ni en el trabajo, ni en el día a día (…) Ella lo que quiere es vivir bien, ella no quiere trabajar, además es que no sabe…”. ¿Se entiende bien el motivo de las principales disputas internas en un partido político? Lo dicho, qué tropa, joder, pero qué tropa…


                                                                           JAVIER CARABALLO  Vía EL CONFIDENCIAL

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