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jueves, 15 de marzo de 2018

RAJOY CONVOCA LA PRÓXIMA MANIFESTACIÓN DE PENSIONISTAS

Si por cada tonelada de condescendencia hubiese puesto Rajoy un gramo de sensibilidad, podríamos dar por disueltas las movilizaciones de los pensionistas. Sin embargo, irán a más


 
Concentración de pensionistas en Bilbao. (EFE)


De vez en cuando el cuerpo avisa, nos anticipa un cambio de tiempo. Algo así debe haberle pasado a Rajoy durante el lluvioso final de este invierno. Un lamento en la rodilla o en el tobillo, una advertencia de nueva estación, la señal de que la primavera la calle altera.

Anticiclón de movilizaciones. Cambio de ciclo en la actualidad y en la opinión pública. Después de que Cataluña haya quedado amortizada para el gran público, ya hastiado de culebrón con finales en falso, podría subir la temperatura social. Mala noticia para un PP que se sabe en zona de riesgo y que siempre ha actuado torpemente en ambientes caldeados.

Peor todavía cuando, por primera vez, quienes empiezan a manifestarse son los pensionistas. El núcleo electoral del Partido Popular está en esa capa social. Por eso hubo ayer pleno de pensiones en el Parlamento, porque Rajoy sintió el aviso y decidió moverse con efectos que seguramente serán contrarios a los deseados. Falló.




Es lógico en lo que concierne a la cuestión de fondo. El discurso de la recuperación económica del Gobierno contiene contraindicaciones a medio plazo, sobre todo cuando sobra euforia y falta contención. Sucede que los mayores siguen sin poder llenar el carrito del supermercado con los gráficos de la macroeconomía. El contraste es tan evidente que su malestar solo puede verse como algo comprensible e inevitable.

Conviene además valorar la inteligencia de los demás. No hacer movimientos demasiado obvios y toscos ante personas adultas. Instrumentalizar un asunto tan grave como las pensiones es impropio de un presidente y de alguien tan sofisticado como lo ha sido Rajoy en muchas ocasiones. Condicionar la mejora de algunas pensiones a la aprobación de los Presupuestos puede parecer una maniobra de partidismo más o menos rudimentario, pero cuesta interpretarlo como una muestra de respeto a quienes se esfuerzan durante más de la mitad de sus vidas para tener más tarde algo de tranquilidad.

Y hablando de respeto, resulta aconsejable cuidar las formas. Cada una de las intervenciones marianas fue un catálogo de desconsideraciones hacia la Cámara y hacia quienes legítimamente se sienten preocupados o irritados. Hubo más soberbia intelectual que empatía y más negaciones a la autoridad moral de los demás que invitaciones al encuentro político. Si por cada tonelada de condescendencia hubiese puesto Rajoy un gramo de sensibilidad, podríamos dar por disueltas las movilizaciones de los pensionistas. Sin embargo, creo que ocurrirá lo contrario: irán a más. Su discurso alentará las próximas manifestaciones, convocará a los indecisos. Movilizará.

Desde luego, llevará más gente a la calle que Margarita Robles. Nunca pensé que vería al Partido Socialista haciendo un discurso tan pobre sobre pensiones. Nunca creí que vería al PSOE convertido en Podemos y a Podemos convertido en el PSOE, como pasó ayer. Nunca pensé que vería a una portavoz de ese grupo parlamentario gritando todo el rato, para no decir nada cuando tocaba defender la gestión del socialismo en el Gobierno. En esa bancada, la pregunta no es si la estrategia está equivocada, es si existe. La duda no es si se ha tocado suelo, es dónde está el fondo. Y el misterio está en por qué ella sigue en su puesto. Un enigma.




Con Iglesias empieza a ocurrir lo contrario. Tiene la imagen triturada, ha decepcionado masivamente, su formación política ha perdido jirones de frescura y de sinceridad. Y, a pesar de todo, puede que ayer hiciese su mejor intervención como parlamentario. La escritura de su discurso funcionó porque es la consecuencia de una buena lectura de la situación (no es el primer acierto de este año). El líder de Podemos ha visto que Rajoy pretende ofrecerse al país como el único garante posible de la estabilidad y ha decidido disputarle el campo.

Hay un motivo para entrar en esa competición. Si algo ha perdido Iglesias en estos años, es credibilidad. Y el probable nuevo ciclo de movilizaciones sociales abre, precisamente, la oportunidad de redefinir su credibilidad. La crisis quedó atrás, ya no es tiempo de indignación. Estamos en el comienzo de la poscrisis, puede ser el principio de la reivindicación. La fase en que la esperanza tiene que hacerse creíble y hasta cuantificable, verosímil. Poner un pie en el terreno de la certidumbre.

Es posible que Podemos sea capaz de mejorar sus expectativas durante los próximos meses. Necesitará tres cosas para llegar a conseguirlo: temperatura social, evitar la tentación de instrumentalizar los movimientos sociales y recuperar la coralidad. Sin la activación de esa tríada, el listón del 20% seguirá siendo seguramente infranqueable.

Por otro lado, cabe preguntarse: ¿está tocando techo Ciudadanos? ¿Podría la huelga de las mujeres combinada con las movilizaciones de los pensionistas generar un cambio climático en la opinión pública? ¿Podrían estar cerrando esos dos hechos el segmento de tiempo que abrieron los acontecimientos de Cataluña?

No lo descarto. Ni siquiera cierro la opción de que la línea naranja descienda ligeramente en los próximos meses. Ahora bien, como no creo que lo de Ciudadanos sea una burbuja, sí que tiendo a pensar que puede estabilizarse entre el 25 y el 30% y que continuará siendo primera fuerza a lo largo de este curso político.

Rivera no ha llegado todavía a hacer intervenciones de sobresaliente, pero siempre está por encima del aprobado


Entre otros motivos porque, como pudo verse en el pleno sobre pensiones, Rivera no ha llegado todavía a hacer intervenciones de sobresaliente pero siempre está por encima del aprobado. Y eso es bastante, estando el bipartidismo como está. Tres puntos a destacar de su discurso de ayer.
Atinó al plantear sus medidas a corto, medio y largo plazo, porque impactó sobre los españoles que han cumplido los 40, los 50 y los 60.

Demostró que tiene identificado el boquete abierto entre los votantes del PSOE, porque se empleó a fondo contra Robles.

Y solo se dirigió a las mujeres al hablar de las políticas de natalidad. Ojo, porque ahí tiene un problema. Ojo, porque el primer error de calado ha estado en el 8-M. No es un tema menor. Será decisivo.


                                                                                      PABLO POMBO   Vía EL CONFIDENCIAL

1 comentario:

  1. Las pensiones van estrechamente ligadas a la natalidad.Tan sólo una pregunta:si la natalidad es un problema económico,cómo se explica que los ricos tampoco tienen hijos en abundancia??.Observen a las mujeres modernas españolas:en serio creen que con unas cuantas ayudas natalistas suecas y alemanas mas algunos incentivos fiscales veríamos en España un baby boom??.Más bien un BABY MIERDA.Quisiera añadir que los hombres modernos españoles no están dispuestos tampoco ni para grandes sacrificios ni grandes gestas.Pietro D'Coimbra.Málaga.

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