Florentino Pérez, bajo la amenaza de quedarse solo en ACS
“Ahora mismo es el puto amo; el líder
indiscutible de un sector que vive de la obra pública y que está a la
baja, muy castigado por la crisis y los recortes presupuestarios”,
asegura el consejero delegado de una constructora. “Florentino ha creado un imperio diversificado, se ha sacado de encima la tutela de la familia March, que siempre le consideró su empleado, y otro tanto ha ocurrido con los Albertos.
Repito, es el amo. Con todos los Gobiernos, con cualquier partido en el
Ayuntamiento. A final va a hacer la obra del Bernabéu que le negaba Carmena
y le veremos también construyendo el hotel que le han vetado”. Apenas
calmados los ecos del escándalo del almacén de gas Castor, el capo de
ACS vuelve a ser noticia por su intención de lanzar una OPA sobre la
concesionaria de autopistas Abertis, participada por La Caixa,
competitiva con la anunciada hace semanas por la italiana Atlantia,
antigua Autostrade.
“El sueño de todo contratista es abandonar
cuanto antes la obra pública y dedicarse a gestionar concesiones. En
España no hay obras y construir en el extranjero es opositar a perder
dinero, de modo que si encima viene el Gobierno a llamar a tu puerta y
pedirte ayuda, se la das encantado porque ya tendrás ocasión de
cobrártela con creces”. Es la opinión reinante en el sector: que el
Gobierno Rajoy ha echado mano de Pérez y su
ACS para hacer saber a Atlantia que le repatea la sola idea de que
Abertis, la concesionaria con sede en Barcelona, acabe en manos
italianas. El recuerdo de lo ocurrido con Endesa, aquel escándalo en el
que participó activamente el Gobierno Zapatero
y alguno de sus ministros, está aún reciente. Enel, el consorcio
público transalpino que pagó por Endesa un precio a todas luces
excesivo, ha terminado por desguazar la que era una de las joyas de la
corona del sector eléctrico español, hoy convertida en una triste sombra
de lo que fue, a cuyo frente sigue figurando gente tan notoria como Borja Prado o el mismísimo David Madí, supuesto cerebro del proceso independentista catalán.
Las
relaciones entre los Gobiernos de Madrid y Roma nunca han sido fluidas,
algo a lo que en los últimos tiempos contribuyó un tipo tan sobradete
como el ex presidente Matteo Renzi. El
Gobierno Rajoy se queja de que Italia no ha sido nunca un socio fiable a
la hora de lidiar en Bruselas y el Frankfort con los problemas de la
deuda y el rescate bancario. Para terminar de completar el cuadro, la
historia de la OPA que en la primavera de 2006 lanzó la propia Abertis,
entonces participada por ACS, sobre Autostrade, actual Atlantia, una
operación que fue vetada entonces por el Gobierno italiano. Completa el
cuadro la propiedad por Abertis del 90,74% de una empresa estratégica
como Hispasat. Todas las condiciones están, pues, dadas para que el
Gobierno de Madrid dé con la puerta en las narices al de Roma,
oponiéndose a una operación que parece dejar en agua de borrajas los
postulados de ese pretendido “mercado común” que encarna la UE, y deja
aun en peor lugar la capacidad de dos empresa privadas cotizadas en
bolsa, con sus respectivos accionistas, para decidir su futuro al margen
de las interferencias de los Gobiernos.
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