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jueves, 20 de julio de 2017

LUIS DE LINDE ENTONA EL MEA CULPA

Entre los errores cometidos, el máximo representante del regulador señaló que “no se tomaron las medidas adecuadas para frenar un crecimiento insostenible de los créditos, sobre todo los inmobiliarios”.


Luis de Linde entona el mea culpa. EP

El gobernador de Banco de España Luis Linde explicó de una manera bastante convincente, en la apertura de la Comisión para la investigación de la crisis financiera, los graves errores cometidos a la hora de atajar la crisis financiera. Si bien las explicaciones llegan tarde, y resulten en parte insuficientes, es un primer paso para al menos entender y no volver a repetir los errores cometidos. 

Quizás faltaba en su análisis algo que, dicho sea de paso, no es de su incumbencia, un análisis de las relaciones de poder y las presiones existentes en aquel momento para hacer aquello que finalmente se acabó haciendo. 

Entre los errores cometidos, el máximo representante del regulador señaló que “no se tomaron las medidas adecuadas para frenar un crecimiento insostenible de los créditos, sobre todo los inmobiliarios”. Esta idea es fundamental. Son necesarios controles ex-ante de la evolución del crédito para luego evitar un castigo ex post a los deudores, vía desahucios.
“Las fusiones frías de las cajas no resolvieron los problemas de solvencia y gobernanza”

Linde señaló además algo de lo que venimos advirtiendo desde estas líneas, “las fusiones frías  de las cajas –SIP- no resolvieron los problemas de solvencia y gobernanza”. Eso es evidente y es aquí donde se deben introducir las relaciones de poder existentes en nuestro país. El diagnóstico de la salud de nuestro sistema financiero estuvo sometido a la presión de los propios banqueros patrios, a la vanidad de los políticos de turno, y a las interferencias de distintos intereses privados.

 La banca fue incapaz de ver lo obvio, la mayor burbuja inmobiliaria de la historia, esa misma banca que no quería oír hablar de controles ex ante del crédito; y que, tras la hecatombe, se negó a la creación de un banco malo. Nos referimos a los políticos de turno, que vivían muy bien bajo la ola de la burbuja y que hicieron oídos sordos a ciertas llamadas a la prudencia. Y para rematar la faena, el diseño de cómo hacer frente al problema, especialmente de las cajas de ahorro,  correspondió a consultoras privadas, casi todas ellas con conflictos de intereses con el propio sistema financiero que debía ser intervenido. Mientras, los trabajadores e inspectores de la institución reguladora atónitos ante semejante espectáculo.

No se previó la dureza de la burbuja


El gobernador de Banco de España afirmó también que “no se previó la dureza de la burbuja porque se pensó que la economía crecería en 2011 y que se creyó que se podía atajar de forma suave”. Dicho en Román-Paladino, bajo su esquema de funcionamiento era impensable una recesión de balances.

"La mayoría de los economistas y los gobernantes de turno achacaban los males de la economía española a la ineficiencia del sector público"

Al igual que ahora, la mayoría de los economistas y los gobernantes de turno achacaban los males de la economía española a la ineficiencia del sector público y a una baja productividad del factor trabajo, que debería compensarse vía salarios más bajos. En base a este diagnóstico aplicaron el recetario de la Teoría Neoclásica dominante, bajo el cual se educaron. Consistía en un cóctel peligroso para la salud de los españoles: política fiscal restrictiva, política monetaria expansiva (papel del BCE), y deflación de salarios. Como consecuencia la economía española se vio abocada a una crisis sistémica y entró en una recesión de balances.

El problema era exactamente el contrario. Era el sector privado el que presentaba problemas de solvencia. La deuda de las familias, empresas, y entidades financieras superaba el 320% del PIB, y el precio del colateral que soportaba la mayor parte de la misma se desplomó. La banca española, que de manera irresponsable concedió dicha deuda, pasó a ser insolvente. Los sectores privados entraron en una profunda recesión económica. Como consecuencia del descenso del colateral, y los elevados niveles de endeudamiento, las familias disminuyeron el consumo y recuperaron ahorro, las empresas no financieras dejaron de invertir, destruyeron capital ya instalado, y despidieron a trabajadores. Las entidades financieras cortaron el grifo del crédito, en un contexto de incremento de la mora, y trataron de recapitalizarse a costa de los contribuyentes. Y el sector público que hacía de contraparte del sector privado, generó importantes déficits.
"Fue el fracaso más estrepitoso de la ortodoxia económica dominante"
Fue el fracaso más estrepitoso de la ortodoxia económica dominante, incapaz de entender las relaciones causales y los principios económicos  más elementales. Todo por incompetencia económica, ideología y defensa de los intereses de la superclase que para eso aupó a dichas teorías inservibles.

Conclusión


Ojalá la intervención de Linde sea sincera y lo que ha pasado estos años, un destrozo sin paliativos de las condiciones de vida de la ciudadanía, especialmente de los más débiles, no vuelva a pasar. La prueba del algodón será la siguiente fase de la Gran Recesión, cuando la aversión al riesgo de los mercados financieros, que ya ha empezado muy tímidamente, se extienda y se generalice. Y ello está más cerca de activarse de lo que muchos  se imaginan.



                                                                                          JUAN LABORDA Vía VOZ PÓPULI

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