Luis de Linde entona el mea culpa.
EP
El gobernador de Banco de España Luis Linde
explicó de una manera bastante convincente, en la apertura de la
Comisión para la investigación de la crisis financiera, los graves
errores cometidos a la hora de atajar la crisis financiera. Si bien las
explicaciones llegan tarde, y resulten en parte insuficientes, es un
primer paso para al menos entender y no volver a repetir los errores
cometidos.
Quizás faltaba en su análisis algo que, dicho sea de paso, no
es de su incumbencia, un análisis de las relaciones de poder y las
presiones existentes en aquel momento para hacer aquello que finalmente
se acabó haciendo.
Entre los errores cometidos, el máximo
representante del regulador señaló que “no se tomaron las medidas
adecuadas para frenar un crecimiento insostenible de los créditos, sobre
todo los inmobiliarios”. Esta idea es fundamental. Son necesarios
controles ex-ante de la evolución del crédito para luego evitar un
castigo ex post a los deudores, vía desahucios.
“Las fusiones frías de las cajas no resolvieron los problemas de solvencia y gobernanza”
Linde señaló además algo de lo que venimos advirtiendo desde estas líneas, “las fusiones frías de las cajas –SIP- no resolvieron los
problemas de solvencia y gobernanza”. Eso es evidente y es aquí donde se
deben introducir las relaciones de poder existentes en nuestro país. El
diagnóstico de la salud de nuestro sistema financiero estuvo sometido a
la presión de los propios banqueros patrios, a la vanidad de los
políticos de turno, y a las interferencias de distintos intereses
privados.
La banca fue incapaz de ver lo obvio, la mayor
burbuja inmobiliaria de la historia, esa misma banca que no quería oír
hablar de controles ex ante del crédito; y que, tras la hecatombe, se
negó a la creación de un banco malo. Nos referimos a los políticos de
turno, que vivían muy bien bajo la ola de la burbuja y que hicieron
oídos sordos a ciertas llamadas a la prudencia. Y para rematar la faena,
el diseño de cómo hacer frente al problema, especialmente de las cajas
de ahorro, correspondió a consultoras privadas, casi todas ellas con
conflictos de intereses con el propio sistema financiero que debía ser
intervenido. Mientras, los trabajadores e inspectores de la institución
reguladora atónitos ante semejante espectáculo.
No se previó la dureza de la burbuja
El gobernador de Banco de España afirmó también que “no se previó la dureza de la burbuja porque se pensó que la economía crecería en 2011 y que se creyó que se podía atajar de forma suave”. Dicho en Román-Paladino, bajo su esquema de funcionamiento era impensable una recesión de balances.
"La mayoría de los economistas y los gobernantes de
turno achacaban los males de la economía española a la ineficiencia del
sector público"
Al igual que ahora, la mayoría de los
economistas y los gobernantes de turno achacaban los males de la
economía española a la ineficiencia del sector público y a una baja
productividad del factor trabajo, que debería compensarse vía salarios
más bajos. En base a este diagnóstico aplicaron el recetario de la
Teoría Neoclásica dominante, bajo el cual se educaron. Consistía en un
cóctel peligroso para la salud de los españoles: política fiscal
restrictiva, política monetaria expansiva (papel del BCE), y deflación
de salarios. Como consecuencia la economía española se vio abocada a una
crisis sistémica y entró en una recesión de balances.
El
problema era exactamente el contrario. Era el sector privado el que
presentaba problemas de solvencia. La deuda de las familias, empresas, y
entidades financieras superaba el 320% del PIB, y el precio del
colateral que soportaba la mayor parte de la misma se desplomó. La banca
española, que de manera irresponsable concedió dicha deuda, pasó a ser
insolvente. Los sectores privados entraron en una profunda recesión
económica. Como consecuencia del descenso del colateral, y los elevados
niveles de endeudamiento, las familias disminuyeron el consumo y
recuperaron ahorro, las empresas no financieras dejaron de invertir,
destruyeron capital ya instalado, y despidieron a trabajadores. Las
entidades financieras cortaron el grifo del crédito, en un contexto de
incremento de la mora, y trataron de recapitalizarse a costa de los
contribuyentes. Y el sector público que hacía de contraparte del sector
privado, generó importantes déficits.
"Fue el fracaso más estrepitoso de la ortodoxia económica dominante"
Fue el fracaso más estrepitoso de la ortodoxia
económica dominante, incapaz de entender las relaciones causales y los
principios económicos más elementales. Todo por incompetencia
económica, ideología y defensa de los intereses de la superclase que
para eso aupó a dichas teorías inservibles.
Conclusión
Ojalá la intervención de Linde sea sincera y lo que ha pasado estos años, un destrozo sin paliativos de las condiciones de vida de la ciudadanía, especialmente de los más débiles, no vuelva a pasar. La prueba del algodón será la siguiente fase de la Gran Recesión, cuando la aversión al riesgo de los mercados financieros, que ya ha empezado muy tímidamente, se extienda y se generalice. Y ello está más cerca de activarse de lo que muchos se imaginan.
JUAN LABORDA Vía VOZ PÓPULI
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