"Las frases favoritas de Rajoy son 'las cosas son como son' y 'uf, qué lío'” / "El Estado autonómico actual es un artefacto disfuncional políticamente inmanejable" / "Hay que olvidarse de integrar a los nacionalistas porque no son integrables" / "La salud democrática de la sociedad catalana es muy mala. El 155 es la UCI".
Alejo Vida-Quadras. /Jorge Barreno
Alejo Vidal-Quadras (Barcelona,
 1945) elevó al PP en 1995 hasta los que eran en ese momento los mejores
 resultados de su historia en Cataluña y Aznar le decapitó apenas un año
 después a petición de Jordi Pujol. Desde su dimisión como presidente 
del Partido Popular de Cataluña en 1996, no ha vuelto a aparecer en el 
panorama político catalán un crítico del nacionalismo tan implacable, 
persistente y despiadado como él. Hasta la llegada de Ciudadanos e Inés 
Arrimadas, por supuesto. Algo que él reconoce abiertamente.
Tras un breve paso por VOX en 2014, Alejo 
Vidal-Quadras, catedrático de Física Atómica y Nuclear que vive desde 
hace diecisiete años en Madrid, reparte ahora su tiempo entre la 
escritura, la lectura y las lecciones de física a su hija pequeña. Sin 
embargo, sólo hace falta mencionar la palabra "nacionalismo" para que 
Vidal-Quadras se lance a porta gayola contra el miura independentista. Aunque es bastante probable que el exvicepresidente del Parlamento 
Europeo entre 2004 y 2014 prefiera atribuirle al nacionalismo el 
calificativo de "inválido manso escachifollado" más que el de "miura". 
Otra cosa diferente es que PP y PSOE confundan los molinos con 
gigantes.
"Me alegro de hablar contigo porque debes de ser una
 de las diez personas en este país, junto con Albert Boadella, Arcadi 
Espada y por supuesto yo mismo, que más odiamos el nacionalismo catalán"
 me dice antes de la entrevista. También me explica una anécdota que 
data del año en el que el PP de Aznar le cedió al nacionalismo catalán 
el control de las carreteras y que vamos a dejar para su libro de 
memorias, si es que alguna vez lo escribe. Debería, porque la historia 
de Vidal-Quadras es inseparable de la historia de la lucha contra el 
nacionalismo catalán, y si alguien conoce mejor que nadie las tripas de 
la bestia, ese es él. 
Dos millones de catalanes han votado 
nacionalismo en las recientes elecciones catalanas. ¿Qué le dice eso de 
la salud democrática de la comunidad catalana?
Si por salud democrática se entiende una comprensión
 correcta de lo que es y significa la democracia como forma de organizar
 la vida colectiva, me temo que la sociedad catalana está gravemente 
enferma. Cerca de la mitad de los catalanes creen hoy, como resultado de
 un proceso de adoctrinamiento masivo de treinta y ocho años de 
duración, que una mayoría puede decidir saltarse la ley porque no 
entienden que, sin cumplimiento de la ley, no hay democracia. La regla 
de la mayoría es un elemento esencial de la democracia, pero no es el 
único. Hay otros dos igualmente definitorios, el principio de legalidad y
 el respeto a las minorías.
Pues bien, los dirigentes separatistas, empezando 
por el Muy Imputable Jordi Pujol y siguiendo por sus herederos, han 
convencido a dos millones de sus conciudadanos de que pueden arruinar 
Cataluña, liquidar España, pasar por encima de los catalanes que todavía
 pueden razonar y fracturar la sociedad en la que viven, simplemente 
porque les apetece.
Además, como pese al intenso trabajo de propaganda y
 compra de voluntades que han desarrollado incansablemente no han 
conseguido el apoyo de más del 50% de votantes, al final han intentado 
dar un golpe de Estado. Me pregunta usted por la salud democrática de la
 comunidad catalana. Pues la verdad es que esa salud es muy mala, tan 
mala que Cataluña está ahora en la UCI. El 155 es la UCI.
¿Cree que existe riesgo de confrontación civil en Cataluña?
Por parte de los partidos constitucionalistas, 
ninguno. Han soportado mansamente acoso, vandalización de sedes, 
insultos, vejaciones y desprecios a lo largo de tres décadas sin 
responder más que con educadas quejas o denuncias en comisaría. Yo mismo
 estuve a punto de ser linchado por dos centenares de energúmenos el 11 
de septiembre de 1995 y me salvé por los pelos. Si el tornillo que me 
lanzaron con un tirachinas de reglamento en vez de darme en la parte 
externa de la oreja me golpea en la sien quizá no estaría ahora 
contestando a sus preguntas. Y eso fue hace veinte años.
La violencia extrema de los separatistas quedó 
patente en la actuación de la turba que rodeó la Consejería de Economía 
el pasado 20 de septiembre espoleada por el presidente de la ANC, Jordi 
Sánchez, que la enardecía megáfono en ristre. La gente de la CUP y las 
juventudes de ERC y de Junts per Catalunya son muy agresivos y cuando 
actúan en manada, sumamente peligrosos. Es lógico que sean violentos 
porque una aberración como la que proponen sólo se puede imponer 
mediante la fuerza bruta.
Necesitamos transformar la partidocracia extractiva y corrupta que padecemos en una democracia constitucional saludable en la que los gobernantes dependan de verdad de los gobernados
Durante nuestra conversación telefónica 
previa a la entrevista, me dijo algo muy interesante: el nacionalismo 
tiene un plan a largo plazo y lo ha ido cumpliendo, con las obvias 
adaptaciones a la realidad de cada momento. Pero España no tiene un plan
 ni un proyecto de país. ¿Quiénes cree que son los responsables de esa 
carencia de un proyecto de futuro para España?
Los dos grandes partidos nacionales, primero UCD y 
PSOE y después PP y PSOE. Ninguno de los sucesivos presidentes del 
Gobierno, Suárez, González, Aznar, Zapatero y Rajoy, han querido hacer 
nada efectivo para neutralizar a los separatistas. Su relación con ellos
 siempre ha consistido en una mezcla de oportunismo, relativismo, 
cortoplacismo, complacencia y pasividad. Ni siquiera los dos que 
mostraron una cierta ambición para poner a España en el mapa, González y
 Aznar, hicieron otra cosa que facilitar a los nacionalistas su tarea de
 demolición de la unidad nacional. Y lo curioso es que ninguno de ellos 
ha hecho nunca autocrítica. Es sorprendente verles, ya retirados, 
pontificando a estas alturas de la película de la que fueron 
protagonistas y guionistas principales.
¿Cuál cree que debería ser ese proyecto de 
país para la España de la década de 2020 y 2030? ¿Cuáles deberían ser 
sus líneas maestras?
En 2011 publiqué un librito, Ahora, cambio de rumbo,
 donde trazaba las líneas directrices de las reformas estructurales que a
 mi juicio España necesitaba. Se lo envié a la vicepresidenta y al 
presidente, con los que todavía mantenía una relación correcta, y es 
obvio que lo leyeron porque no sólo no hicieron apenas nada de lo que yo
 recomendaba, sino que en la mayoría de ámbitos allí mencionados tomaron
 la dirección exactamente contraria. No parece que el resultado de no 
escuchar ni siquiera a los que éramos teóricamente los suyos haya sido 
especialmente logrado.
Necesitamos un Estado más fuerte, más eficiente, 
con más presencia efectiva en todo el territorio nacional y una sociedad
 competitiva en la que los valores de honradez, patriotismo, esfuerzo, 
mérito y búsqueda de la excelencia inspiren a los actores públicos y 
privados, una sociedad capaz de adaptarse ágilmente a los cambios 
acelerados de un mundo global, formada por ciudadanos que estén tan 
atentos a sus obligaciones como a sus derechos y en la que se ayude al 
que lo necesite y no al que lo exija mientras no pone nada de su parte 
para remediar sus carencias. Y, por supuesto, la transformación de la 
partidocracia extractiva y corrupta que padecemos en una democracia 
constitucional saludable en la que los gobernantes dependan de verdad de
 los gobernados.
 
      
  
    
                    
                                    Alejo Vidal-Quadras fue presidente del Partido Popular de Cataluña durante cinco años. /Jorge Barreno
        
        
            
El nacionalismo catalán ha empleado las 
mismas tácticas populistas de Podemos: aprovecharse de las instituciones
 democráticas para dinamitarlas desde dentro. ¿Qué puede hacerse contra 
aquellos que se aprovechan de la democracia para acabar con la 
democracia en España, léase Podemos y los nacionalismos vasco y catalán?
La prohibición de partidos que tienen como 
propósito explícito la destrucción del orden constitucional o que 
defienden principios incompatibles con la sociedad abierta y la 
democracia es una posibilidad que, por cierto, existe en las previsiones
 constitucionales de algunos países europeos. Pero sin llegar a una 
cautela tan radical, por lo menos, cuando se detecta el peligro que 
representan formaciones de este tipo, hay que intentar neutralizarlas 
mediante el combate implacable a sus ideas y su reducción al ostracismo 
político. En España, el PP y el PSOE se han dedicado a colaborar con los
 separatistas y a bailarles el agua, y lo mismo está haciendo 
actualmente el PSOE con Podemos. En lugar de cerrar filas para aislar a 
los totalitarismos, los dos grandes partidos han preferido 
sistemáticamente aliarse con los peores enemigos internos de la Nación 
contra el otro gran partido nacional. Esta ceguera nos ha llevado a la 
catástrofe.
Hace dos años se hablaba de “competencia” 
entre PP y Ciudadanos. Ahora se habla ya abiertamente de “sustitución”. 
¿Cree realmente posible que Ciudadanos llegue a sustituir al PP como 
gran partido de centro-derecha español?
Sin duda el PP ha hecho sobrados méritos para ser 
reemplazado por Ciudadanos como el principal referente en España de los 
sectores sociales moderados y sensatos en lo político y productivos e 
innovadores en lo económico. Ciudadanos nació para llenar el enorme 
hueco que el PP dejó en Cataluña cuando decidió desmantelar ideológica y
 socialmente su partido en esa comunidad en 1996. El salto a nivel 
nacional se tenía que producir tarde o temprano porque la falta de 
convicciones del PP no se limita sólo a su relación con los 
nacionalistas, sino que se extiende a toda su acción de gobierno.
Los pueblos no siguen a los meros gestores y 
administradores rutinarios del poder, necesitan gobernantes con visión, 
voluntad, coraje y entusiasmo. El mismo fenómeno que se ha producido en 
Francia con la irrupción inesperada de Macron, puede tener lugar aquí 
protagonizado por Albert Rivera. La señal emitida al resto de España por
 el resultado de las elecciones del 21-D ha sido muy fuerte y tendrá 
consecuencias, sobre todo si Rajoy se presenta por sexta vez como cabeza
 de cartel del PP.
La aceptación de un movimiento político que pone la identidad étnico-lingüística por encima de todo , revela una concepción de la política como pura conquista, conservación y explotación del poder ajena a cualquier principio moral
¿Cuál cree que es el motivo último de los 
complejos de los dos grandes partidos españoles, PP y PSOE, a la hora de
 lidiar con el nacionalismo catalán? ¿Desinterés, inocencia, ignorancia,
 complicidad, incompetencia?
Es una combinación de ignorancia de la historia, 
comodidad, confusión conceptual, ingenuidad y, básicamente, una 
llamativa carencia de convicciones. La aceptación como interlocutor y 
aliado de un movimiento político que pone la identidad 
étnico-lingüística por encima de la libertad, la igualdad y el imperio 
de la ley, revela una concepción de la política como pura conquista, 
conservación y explotación del poder ajena a cualquier principio moral. 
Así se explica el nivel de corrupción al que hemos asistido en España. 
Si las elites políticas están desprovistas del discernimiento ético que 
les permitiría percibir al nacionalismo identitario como lo que es, la 
semilla de las mayores monstruosidades del siglo XX, es lógico que meter
 la mano en la caja les haya parecido una trivialidad.
El nacionalismo nos lleva cuarenta años de 
ventaja en la construcción de una “conciencia nacional” entre los niños y
 los jóvenes catalanes. ¿Cómo revertir en poco tiempo lo que ellos han 
tardado cuarenta años en consolidar?
Es imposible hacerlo en un tiempo corto. Han 
envenenado impunemente a tres generaciones ante la indiferencia de los 
dos grandes partidos nacionales. Han dispuesto de medios de comunicación
 públicos muy potentes, han podido comprar a los privados, han 
controlado férreamente las escuelas y han colonizado a la sociedad 
catalana regándola de subvenciones. Donde no han llegado con estos 
métodos, han recurrido a la coacción psicológica, al amedrentamiento, a 
la represalia y a la demonización.
Revertir la labor tóxica de una máquina tan 
formidable de fabricar agravios inexistentes, de inventar la historia y 
de inyectar odio, no se puede conseguir si no es actuando con firmeza, 
constancia y valentía durante una década como mínimo en los terrenos de 
la reforma constitucional, de la acción legislativa, de la comunicación,
 de la educación y del combate intelectual. Por desgracia, los dos 
grandes partidos no son conscientes de la gravedad del problema y 
carecen de la voluntad de emprender una tarea que requeriría una 
claridad de ideas, un coraje y una perseverancia que nunca han 
demostrado.
 
      
  
    
                    
                                    Vidal-Quadras fue concejal del Ayuntamiento de Barcelona con Alianza Popular.
                            
        
                    Jorge Barreno
        
        
            
Usted ha afirmado: “España es el único caso
 conocido de Estado que le entrega a los enemigos que quieren destruirlo
 las herramientas y la financiación para hacerlo”. Pero ¿tiene esto 
marcha atrás? ¿No es demasiado tarde ya para recuperar competencias en 
educación, sanidad o seguridad pública?
Nunca es tarde si existe la voluntad y la 
determinación de hacer lo correcto. Ahora bien, para que esta ingente 
empresa de revitalización democrática y ética tuviese lugar, el PP 
debería deshacerse de su cúpula, que no sólo está políticamente 
incinerada, sino que es incapaz de entender una sola línea de lo que 
estoy exponiendo en esta entrevista, y proceder a una renovación total 
de su dirección dando entrada a nuevos rostros y personalidades 
equipados con el bagaje intelectual y ético que la profunda crisis que 
atravesamos requiere.
El PSOE, por su parte, tendría también que 
recuperar su vocación de fuerza nacional vertebradora y olvidarse de sus
 coqueteos con evanescentes federalismos asimétricos, en otras 
palabras, tendría que arrumbar a Miquel Iceta y volver a Nicolás 
Redondo.
En cuanto a Ciudadanos, ha de mantenerse en la 
senda de ambición regeneradora y de compromiso inequívoco con la unidad 
nacional y con los valores de la sociedad abierta que tan buena acogida 
le está proporcionando en el electorado.
Diré más, el partido que comprenda la auténtica 
naturaleza de nuestros males y presente a los españoles un proyecto en 
consonancia obtendrá la mayoría absoluta en las próximas elecciones 
generales porque la gente ya le ha visto las orejas al lobo.
Se habla de reformar la Constitución e 
incluso en determinados sectores del PSC, de un referéndum pactado para 
la independencia de Cataluña. Entiendo que no está obviamente a favor 
del segundo, pero… ¿es usted partidario de una reforma de la 
Constitución? ¿En qué sentido?
A la luz de la experiencia acumulada desde la 
Transición, es innegable que la Constitución de 1978 tiene 
imperfecciones, lagunas e inconsistencias. Por ejemplo, el artículo 
150.2, en virtud del cual se puede transferir una competencia exclusiva 
del Estado a una comunidad autónoma mediante una ley orgánica. Si es 
exclusiva del Estado, es absurdo establecer un método para transferirla.
 Otro ejemplo, la introducción del término “nacionalidades” en el 
artículo 2 sin especificar qué es una nacionalidad. Otro, la disposición
 transitoria cuarta, que coloca una espada de Damocles pendiendo sobre 
Navarra con periodicidad quinquenal. Y otro, el artículo 68, en el que 
se establece un sistema electoral que elimina cualquier vínculo posible 
entre representante y representado y que ha permitido una ley electoral 
que convierte a los diputados en empleados del jefe de partido.
Le podría citar unos cuantos preceptos más que son 
políticamente nocivos, imprecisos o absurdos. Por consiguiente, una 
reforma de nuestra Ley de Leyes sería conveniente para configurar un 
Estado más fuerte, más eficiente y con mayor presencia efectiva en todo 
el territorio nacional. Asimismo, se deberían clarificar sin ambigüedad 
las competencias del Estado y las de las comunidades, garantizar la 
democracia interna de los partidos y asegurar la igualdad de derechos y 
deberes de los ciudadanos, sea cual sea la comunidad en la que residan. 
Resulta asombroso que haya quién proponga, después de lo que hemos visto
 y tenido que sufrir en Cataluña, que se proporcionen todavía más y más 
potentes instrumentos a los golpistas para que la próxima vez tengan 
éxito.
 
      
  
    
                    
                                    Vidal-Quadras es físico de formación. /Jorge Barreno
        
        
            
Visto con la perspectiva de casi cuarenta años, ¿cree que el saldo del Estado de las autonomías ha sido positivo para España?
El balance es negativo y causa asombro que se siga 
insistiendo en que ha sido excelente. El Estado de las autonomías se 
creó para pacificar a los nacionalistas, para atenuar las diferencias de
 renta entre territorios y para articular una administración más ágil y 
eficiente. Pues bien, los nacionalistas se dedican a dar golpes de 
Estado, las diferencias de renta siguen inalteradas y hemos deteriorado 
la unidad de mercado a la vez que multiplicado el número de empleados 
públicos por cuatro y el de leyes hasta extremos asfixiantes. El Estado 
autonómico actual es un artefacto disfuncional políticamente inmanejable
 y financieramente insostenible que requiere una reforma amplia y 
profunda.
Cuando usted se fue del PP acusó a Rajoy de
 “fatalismo escéptico”, de “falta de pasión” y de “aceptación del 
riesgo”. El tiempo le ha dado la razón. ¿Cree que Rajoy da por perdida 
Cataluña y ha decidido abandonar a los catalanes no nacionalistas a su 
suerte?
Rajoy hace tiempo que lo da todo por perdido y es 
obvio, porque no lo disimula, que lo que pase en el futuro le tiene sin 
cuidado. Sus frases favoritas son “las cosas son como son” y “uf, qué 
lío”. Con esto, está todo dicho sobre lo que se puede esperar del actual
 presidente del Gobierno.
Rajoy no parece muy dispuesto a convocar 
elecciones generales anticipadas ni a hacer cambios en su Gobierno o en 
su estrategia para Cataluña. ¿Cómo actuar entonces frente al separatismo
 y con qué armas a partir de ahora, cuando los nacionalistas se sienten 
reivindicados por las urnas?
En primer lugar, hay que hacer cumplir la ley. Si 
vuelven a salir de la legalidad, el Estado debe actuar con toda 
contundencia para mantenerla. Les ha de quedar claro que una mayoría de 
escaños en el Parlament les permite formar gobierno para ejercer las 
competencias estatutarias, pero siempre dentro del marco constitucional.
 A partir de aquí, tal como ya le he respondido en una pregunta 
anterior, hay que olvidarse de integrarlos porque no son integrables y 
hay que poner el máximo esfuerzo en derrotarles en el campo de las ideas
 y en las urnas.
Un nacionalista no puede moderarse porque si lo hace deja de ser nacionalista y se convierte en una persona razonable, lo que es contrario a su naturaleza
¿Cree que Inés Arrimadas debería intentar formar Gobierno aun sabiendo que los números no dan?
Inés Arrimadas es una mujer extraordinaria. Gracias
 a su inteligencia, su valentía y su carisma, el partido más votado el 
21-D ha sido una fuerza constitucionalista. Su hazaña en Cataluña es el 
anuncio de lo que puede hacer pronto Albert Rivera, otro valor muy 
destacado de nuestro por tantos motivos deprimente panorama político, en
 el conjunto de España. Arrimadas no ha de desperdiciar energías en una 
misión imposible porque por desgracia, pese a su magnífico resultado, no
 cuenta con una mayoría suficiente en el Parlament que la respalde para 
ser investida debido a la escasa cosecha de votos de sus dos eventuales 
socios de gobierno. Debe continuar la magnífica labor que ha venido 
desarrollando para ser presidenta de la Generalitat en la próxima 
ocasión.
Cayetana Álvarez de Toledo, a la que 
entrevisté hace una semana, me dijo que ese nacionalista moderado que el
 PSC ha buscado durante toda su vida no existe. Que es un mito: el 
gamusino de la política. ¿Está usted de acuerdo con ella?
Cayetana Álvarez de Toledo tiene una cabeza muy 
brillante. Lo sé porque coincido con todo lo que dice y escribe. Y en 
eso también tiene razón, nacionalista moderado es un oxímoron, es como 
tigre vegetariano o azúcar salado. Un nacionalista no puede moderarse 
porque si lo hace deja de ser nacionalista y se convierte en una persona
 razonable, lo que es contrario a su naturaleza.
Usted ha avisado durante toda su vida 
política de lo que el nacionalismo estaba gestando en Cataluña. De 
nuevo, y como en el caso de Rajoy, el tiempo le ha dado la razón. ¿Por 
qué nos cuesta tanto en España percibir las amenazas y actuar con 
contundencia contra ellas cuando todavía son embrionarias, y por lo 
tanto controlables, en vez de reaccionar tarde y mal contra sus 
consecuencias cuando esas amenazas ya son existenciales?
Por pereza, por miedo, por ignorancia, por 
comodidad, por oportunismo. No pocos de nuestros políticos son un 
dechado de todas estas virtudes y nuestro sistema electoral y de 
partidos hace que los que reúnen esas edificantes cualidades tienen más 
probabilidades de llegar a los puestos de máxima responsabilidad que los
 que son trabajadores, valientes, ilustrados, sacrificados y coherentes.
 Nuestro sistema de selección de líderes políticos funciona por el 
principio de calidad inversa, cuanto peor, más arriba. Los casos de Inés
 Arrimadas y Albert Rivera son un milagro. De hecho, ha tenido que 
crearse un nuevo partido, Ciudadanos, para que emergiesen. Es crucial 
que Ciudadanos no se contamine de los vicios de los viejos partidos
¿Cómo reparte su tiempo hoy en día Vidal-Quadras? ¿Qué tiene entre manos?
Como siempre, leer, escribir, pensar, ayudar a la 
que gente que lo merece y seguir luchando por las cosas en las que creo.
 O explicarle a mi hija pequeña, que está en segundo de Secundaria, la 
fórmula del binomio de Newton. La entendió a la primera. La vida puede 
ser maravillosa.
Me gustaría hacerle una última pregunta no 
relacionada con el tema de España pero que me interesa personalmente. 
Usted es físico de formación, pero ¿es usted creyente? Y en el caso de 
que la respuesta sea positiva, ¿cómo resuelve intelectualmente esa 
contradicción, que quizá usted no ve como tal?
Esta pregunta sólo se la puedo contestar en 
presencia de mi confesor y de mi abogado y no tengo confesor ni abogado.
 Dicho de otra forma, y tal como sentenció implacable Wittgenstein, de 
lo que no se puede hablar, hay que callar.

Alejo Vidal-Quadras fue apartado por la dirección nacional del PP tras el pacto del Majestic con CiU.
                           /Jorge Barreno
                                                                                      CRISTIAN CAMPOS  Vía EL ESPAÑOL

 
           







