Escuchar, escucha. Pero no resulta fácil de convencer, sobre todo, cuando se le propone que Mariano no sea Rajoy y Rajoy no sea Mariano
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. (EFE)
Pregunto a un alto dirigente del Partido Popular, que tiene acceso al 'círculo interior' del presidente, si Mariano Rajoy es consciente del serio deterioro que sufre entre la ciudadanía (nunca mejor dicho).
—Se lo estamos diciendo por activa y por pasiva… —contesta.
—No me lo creo —añado—. ¿Y qué dice?
—Decir, decir, dice poco. Pero que toma nota… Lo que sucede es que no tiene una solución fácil porque tiene sus propias ideas y planteamiento acerca de lo que conviene a España. Es como aquella situación que vivió Aznar al final de su segundo mandato con la guerra de Irak. Todo el mundo le decía que iba a ser un desastre para el partido y aun así decidió ir a las Azores.
Rajoy relevará a De Guindos la semana que viene y no hará más cambios en su Gobierno
¿Escucha Rajoy? ¿Atiende Mariano las sugerencias que se le realizan desde instancias conmilitonas? Escuchar, escucha. Pero no resulta fácil de convencer, sobre todo, cuando se le propone que Mariano no sea Rajoy y Rajoy no sea Mariano. No le ha ido mal a lo largo de su dilatada carrera en el servicio público siendo como resulta.
Soy de los convencidos, por experiencia y lecturas (mayormente), que hay un alto componente de destino en la vida de las personas y aún de las naciones y sociedades. Una especie de maldición de Casandra que afecta directamente al primer ministro, impávido, ante hechos para los que no encuentra explicación. Por ejemplo, que haya sido él quien aplicó el artículo 155 en Cataluña y, en cambio, los honores en forma de voto se los haya llevado Albert Rivera. Tampoco hace ningún esfuerzo por caer más simpático a determinados canales de televisión porque ha llegado a la conclusión de que lo que no es posible es mejor olvidarlo.
Los
líderes políticos aparecen frescos como los juncos cuando hacen
promesas que no les comprometen, pero en breve serán plantas flácidas
Este columnista cree que no se pueden pedir peras a un olmo. Rajoy es como es. Punto. Tiene unas condiciones extraordinarias para el 'aguante'; puede transitar como si nada pasara en medio de situaciones límite. Pero resulta incapaz de mandar a la cola del Inem a un colaborador incapaz o con molicie. Además, qué demonio, el tiempo todo lo puede. No hay nada que pueda oponerse al paso de los días, los meses y los años. Rajoy sabe perfectamente que lo que ayer fue hoy amanece en detritus. También deberían saberlo los que aspiran a relevarle. Porque los líderes políticos aparecen frescos como los juncos al amanecer cuando hacen promesas que no les comprometen, pero en breve serán plantas flácidas si alcanzan el poder y tienen que ejercerlo.
Olviden, pues, cualquier esperanza como Dante a la entrada del V Infierno. Ayer, hoy y mañana Rajoy será interpretado por Mariano y viceversa.
GRACIANO PALOMO Vía EL CONFIDENCIAL
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