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jueves, 12 de abril de 2018

Las razones de la noche más angustiosa en el Bernabéu: los puntos negros del Real Madrid

El equipo de Zidane se hundió psicológicamente tras el primer gol y vivió de forma agónica un encuentro que se acabó decidiendo por un penalti en el último segundo. El bajo nivel de algunos futbolistas y la ausencia de Sergio Ramos, también clave.


Cristiano protesta una jugada cuando el partido iba 0-3. EFE


Fue la noche de la angustia y la agonía en el Bernabéu, el partido en el que el Real Madrid tocó muy de cerca un KO histórico, una debacle sin precedentes que hubiera cambiado cualquier análisis en la actualidad del club pero también de este deporte. La Juventus, que murió de pie, remontó el 0-3 de la ida.

El encuentro de este miércoles se recordará en la historia de la Champions League. Son de esos duelos que trascienden a cualquier análisis y reflejan la dureza (y grandeza) de la Champions League, una competición que ha demostrado en estos cuartos que no perdona ni un solo minuto malo. Cualquier despiste o confianza se paga muy caro. Por eso es el mejor torneo del mundo del fútbol.


El Real Madrid se clasificó para semifinales de la Champions League (octavas consecutivas, récord de la competición) con un penalti en el último segundo, que además se tardó cinco minutos en lanzar por las quejas de la Juventus. Fueron momentos muy tensos, con expulsión de Buffon incluida, que acabaron con Cristiano Ronaldo anotando la pena máxima. El partido, en todo caso, iba a la prórroga, porque la Juventus estaba ganando 0-3 en el Bernabéu.

¿Por qué el Real Madrid llegó a sufrir tanto?


Pasados ya los momentos de incertidumbre en los que el aficionado blanco salió de su estadio con una sensación rara (contento por la victoria, pero aún conservando el miedo), la clave está en cómo el Real Madrid, el equipo más experimentado de la Champions (y el que más títulos tiene) pudo llegar hasta ahí. 

Principalmente, por el nerviosismo. El Real Madrid no jugó mal, tuvo varias ocasiones, pero el partido se explica en el minuto 2, momento en el que la Juventus metió el 0-1 y 'electrocutó' las cabezas de los jugadores blancos. A los de Zidane no les había dado tiempo a situarse aún y ya tenían un gol en contra que, como después se comprobó, levantaba fantasmas. Un futbolista profesional, y más de este nivel, conoce perfectamente lo que pasó el día anterior en Roma.

Ese fue el principal problema del campeón de Europa. Se empequeñeció hasta tal punto de no controlar sus propios impulsos. Los dos primeros goles, ambos de Mandzukic (minutos 2 y 37) llegaron de la misma manera, con centros al segundo palo donde el delantero croata, ex del Atlético de Madrid, remató de cabeza. 

El gran error del Real Madrid fue psicológico. Tuvo miedo. Se agobió ante lo que podía ser una hecatombe histórica y no controló esos pequeños detalles que acaban siendo decisivos. De fútbol fue bien, pero los partidos son más que eso. Algunos jugadores acabaron desdibujados ante lo que estaba pasando.

Cristiano Ronaldo en el momento del lanzamiento del penalti.

La defensa, Keylor, Isco y Bale


En el plano deportivo, la defensa, necesitada de un Sergio Ramos ausente por sanción, fue un flan. Douglas Costa mareó en la primera parte, Carvajal estuvo acelerado por momentos y Marcelo hizo su peor partido desde hace dos meses. En el centro de la zaga, dos defensas a los que les vino muy grande los acontecimientos que se estaban viviendo. Varane intentó tirar del carro pero no pudo y Vallejo naufragó. Al central zaragozano no se le puede pedir que en un día, ante los pocos minutos que tuvo antes, sea Sergio Ramos. La juventud le pasó factura.

Otros tres jugadores que 'pincharon' y que también explican el guión del partido fueron Keylor Navas, Isco y Bale. El galés fue cambiado al descanso, en una modificación táctica de Zidane, pero el simple hecho de que fuera tan pronto al banquillo indica que Gareth no había aportado nada hasta entonces. El cambio podría ser él o Isco, que desesperó varias veces al Bernabéu por su lentitud en el juego, su excesiva manía por controlar el balón y por no saber leer lo que pedía el partido. 

Y, por último, Keylor Navas, que sufrió con crueldad la injusticia con la que sobreviven los porteros. El meta 'tico' falló de forma clamorosa en el tercer gol (error garrafal, se le escapó el balón de las manos), pero también en el segundo tanto italiano podría haber hecho más si no se hubiera quedado en la misma línea de gol. No fue el mejor partido del portero blanco, que con esta actuación borrará injustamente sus muy buenas actuaciones en los últimos tiempos, incluido el partido de ida en Turín. 

El momento del tercer gol de la Juventus, en el fallo de Keylor.
El momento del tercer gol de la Juventus, en el fallo de Keylor. REUTERS

Sin la jerarquía de Ramos


Pero, sobre todo, al Real Madrid le faltó espíritu, ese valor que tanto ha caracterizado al club y que ahora simboliza Sergio Ramos, que aporta jerarquía al equipo. La sombra del capitán (que se perderá la ida de semifinales, a falta de oficialidad, al recoger el árbitro que estuvo en el vestuario, algo prohibido para un futbolista sancionado) fue muy larga. El Madrid, sin Ramos, perdió ese aura que le hace mantenerse en pie en cualquier circunstancia y que ahora mismo solo tienen el andaluz... y Cristiano.

En partidos como el de este miércoles también se valora la figura del jugador portugués, de lo poco positivo del Madrid. Con su equipo al borde del KO, Cristiano empujó como el primero, tiró del equipo, luchó cada balón y lo intentó continuamente. Además animó a Keylor tras el fallo ejerciendo de capitán. Continuamente activo, sin esconderse, marcó el penalti, que no era tarea fácil, porque fue el más largo y agobiante que se recuerda en un partido de esta trascendencia. 

Cristiano, con sus compañeros, en la celebración del gol clave de penalti.
Cristiano, con sus compañeros, en la celebración del gol clave de penalti. EFE

Al Madrid, en resumen, le pudo la presión. Hubo problemas deportivos, pero los que le llevaron a ir perdiendo por 0-3 fueron psicológicos. El miedo y el agobio. El temor a repetir el desastre del Barcelona en el Olímpico de Roma. Afortunadamente para los blancos, consiguieron pasar, que es de lo que se trata. Y son el único equipo español en semifinales.

Una Champions se gana también con sufrimientos tan agónicos como el de este miércoles. Es la prueba por la que todo equipo pasa, también este Madrid que ya tiene su vida gastada. En la Décima fue en Dortmund, en la Undécima en Wolfsburgo y en la Duodécima en la prórroga ante el Bayern. No todo iba a ser arrasar.


                                                                                       DANIEL CALLE  Vía EL ESPAÑOL

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