La batalla no sangrienta del relato es ahora lo que nos preocupa y nos
ocupa, porque hay poco de lo que enorgullecerse, y a la clase dirigente
le gusta salir siempre guapa en los libros de historia
El ex presidente del PNV Xabier Arzalluz
EFE
El comunicado de ETA en el que anuncia su disolución
resultó tan previsible como todos los anteriores, salvo en que pide
perdón a las llamadas víctimas colaterales, las que nunca hasta ahora
merecieron para la banda más consideración que la que se daba a los
destrozos físicos que causaban sus bombas alrededor de las víctimas
buscadas.
Entiendo que el comunicado pide disculpas al entonces
niño que pateó en Rentería una mochila abandonada en la calle sin saber
que contenía una bomba que le arrancaría la pierna, pero que nada hay
que decir sobre la pierna arrancada a Eduardo Madina
con una bomba en su coche. También supongo que la disculpa se extenderá
a los trabajadores que murieron en Ordizia por la bomba con la que
trataron de matar al concejal Iñaki Dubreuil,
que se salvó por metros. La duda es si este perdón alcanza a las
víctimas nunca reconocidas, como los jóvenes gallegos asesinados en
Francia por ETA o a la niña Begoña Urroz,
de pocos meses, la primera persona con la que “se estrenó” la banda en
1960 matándola con una bomba incendiaria en la estación donostiarra de
Amara.
Estas víctimas, las reconocidas y las
ocultadas, no “formaban parte del conflicto”, según nos dice ahora ETA, y
eso deja claro que sí lo hacían los guardias civiles, los policías, los
ertzainas, los afiliados a la UCD, los políticos electos, los
parroquianos del bar de la Casa del Pueblo de Portugalete, los cocineros
civiles del cuartel de Intxaurrondo, los periodistas no afectos, los
concejales no nacionalistas, los chefs que no pagaban.
"Hoy ETA ha perdido definitivamente, pero mientras existió, hubo ganadores. Vaya si los hubo, algunos bien conscientes de quién les allanaba el terreno"
Efectivamente, no tragar o no callar ante lo que proponía
y defendía el nacionalismo vasco radical te hacía “parte del
conflicto”, así que para no serlo mucha gente calló y a lo largo de
interminables años de podredumbre tomó forma en Euskadi un discurso
biempensante y socialmente muy exitoso, que era a un tiempo protector e
inmoral y que a lo largo del tiempo tuvo como algunos de sus eslóganes
más significativos “algo habrá hecho”, “tú no te metas en líos” o “ya sabía dónde se metía”.
Esa actitud social expulsó a las tinieblas sociales y
políticas a muchísimas personas, de toda clase y condición, y el espacio
público que les negaba una sociedad timorata y conformista como es la
vasca, fue ocupado por quienes sí se acomodaban a lo que ETA admitía o,
al menos, toleraba. Hoy ETA ha perdido definitivamente, pero mientras
existió, hubo ganadores. Vaya si los hubo, algunos bien conscientes de
quién les allanaba el terreno, como Arzalluz con aquel: “Ellos agitan el árbol y nosotros recogemos las nueces”, y otros con el engreimiento suficiente para no ver lo evidente, como Joseba Egibar cuando dijo en la tribuna del Parlamento Vasco: “A quien perjudica objetivamente ETA es al nacionalismo vasco”, y lo hizo delante de los parlamentarios constitucionalistas cuyos escoltas les esperaban en la puerta.
La iglesia vasca, siempre al quite de quien esté ganando la partida, ha pedido perdón esta misma semana “conscientes
de que también se han dado entre nosotros complicidades, ambigüedades,
omisiones, por las que pedimos sinceramente perdón”, para,
a renglón seguido, evocar inmediatamente las necesidades de los presos.
Tanta prisa hoy como santa paciencia tuvieron antes.
A
nadie se le puede obligar a ser un héroe y los vascos no lo fuimos. Lo
que no vale es hacerse pasar por uno de ellos cuando la tormenta ya
pasó. A ETA la derroto la democracia española y el trabajo y sacrificio de las fuerzas de seguridad. Se consiguió con la ayuda valerosa de muchos vascos,
con la abstención comprensible de la mayoría, pero contra la actitud
renuente y ventajista de una élite social vasca, económica, religiosa o
política, mayoritariamente instalada y acomodada al calor del
nacionalismo. Por eso es por lo que la batalla no sangrienta del relato
es ahora lo que nos preocupa y nos ocupa, porque hay poco de lo que
enorgullecerse, y a la clase dirigente le gusta salir siempre guapa en
los libros de historia.
CARLOS GOROSTIZA Vía VOZ PÓPULI
Ignoraba que el capitán portugués Henrique Galvao hubiera sido dirigente de ETA: "DIARIO VASCO", San Sebastián, 10-2-1961, p.1, noticia "Galvao reconoce haber tenido una participación directa en los actos terroristas de 1960, en Madrid, Barcelona y San Sebastián". Organización de Henrique Galvao: el DRIL (Directorio revolucionario Ibérico de Liberación). Día de 1960 con bombas en Madrid (estación del Norte), Barcelona (estación del Norte) y San Sebastián (estaciones del Norte y de Amara): el 27 de junio.
ResponderEliminarLlama la atención de que en 2018 aún haya gente dando credibilidad a ese bulo del "Begoña Urroz, víctima de ETA".