Emmanuel Macron presenta un balance ambivalente en la mitad de su mandato
En Europa, Macron no lo ha tenido más fácil. Con la canciller
alemana, Angela Merkel, en retirada, y el Reino Unido a punto de
marcharse, ha aprovechado el vacío para instalarse como único líder con
capacidad de influencia y con una visión de una Europa liberal y
democrática en un mundo dominado por Estados Unidos y China. Su
liderazgo, sin embargo, es frágil. Sin Alemania, poco puede hacer para
profundizar en la construcción europea. La inestabilidad italiana y la
interinidad prolongada en España realzan esta soledad. En este contexto,
la tentación de aparcar la fe europeísta en favor de la defensa de los
intereses nacionales franceses es una realidad.
El 7 de mayo de 2017, con su victoria ante la líder de la extrema derecha Marine Le Pen, Macron abortó la posibilidad de que el nacionalismo populista conquistase Francia después del Brexit y de la victoria de Donald Trump. Hoy, con la oposición de izquierdas y derechas debilitada, Le Pen se postula como la alternativa en las presidenciales de 2022 y marca la agenda. El nuevo plan del Gobierno francés sobre la inmigración y el asilo, presentado esta semana, refleja la voluntad del presidente de disputarle las elecciones en uno de los terrenos predilectos de la extrema derecha. A Macron, los dos años y medio que le quedan de mandato se le pueden hacer largos. La presidencia solo podrá concluir con éxito si, en su país y en la Unión Europea, no cede en la defensa de los valores europeístas que le llevaron al palacio del Elíseo, y si consigue conjugar su ambición reformista con la cohesión de los franceses y de los europeos. Ni en Francia ni en Europa la batalla está ganada.
EDITORIAL de EL PAÍS
El 7 de mayo de 2017, con su victoria ante la líder de la extrema derecha Marine Le Pen, Macron abortó la posibilidad de que el nacionalismo populista conquistase Francia después del Brexit y de la victoria de Donald Trump. Hoy, con la oposición de izquierdas y derechas debilitada, Le Pen se postula como la alternativa en las presidenciales de 2022 y marca la agenda. El nuevo plan del Gobierno francés sobre la inmigración y el asilo, presentado esta semana, refleja la voluntad del presidente de disputarle las elecciones en uno de los terrenos predilectos de la extrema derecha. A Macron, los dos años y medio que le quedan de mandato se le pueden hacer largos. La presidencia solo podrá concluir con éxito si, en su país y en la Unión Europea, no cede en la defensa de los valores europeístas que le llevaron al palacio del Elíseo, y si consigue conjugar su ambición reformista con la cohesión de los franceses y de los europeos. Ni en Francia ni en Europa la batalla está ganada.
EDITORIAL de EL PAÍS
No hay comentarios:
Publicar un comentario