Gerardo Ferrara, experto en Oriente Medio de la Universidad de la Santa
Cruz de Roma, habló de la historia y expansión del islam / CARF
Gerardo Ferrara
trabaja en la Universidad de la Santa Cruz de Roma como responsable del
alumnado. Este licenciado en Historia y en Ciencias Políticas que
domina nueve lenguas, entre ellas el árabe, está especializado en
Oriente Medio. Y esta semana en Madrid ha participado en un desayuno
organizado por CARF (Centro Académico Romano Fundación) donde habló sobre la realidad del islam en el mundo de hoy.
En su intervención explicó la formación integral de los alumnos, en su universidad gran parte de ellos son o bien seminaristas o ya sacerdotes, donde no sólo deben aprender el fundamento de la fe católica sino que se entra en una dimensión ecuménica e interreligiosa para tener argumentos para entablar un diálogo. Esto es lo que recogen las constituciones apostólicas sobre la formación del clero.
En su intervención explicó la formación integral de los alumnos, en su universidad gran parte de ellos son o bien seminaristas o ya sacerdotes, donde no sólo deben aprender el fundamento de la fe católica sino que se entra en una dimensión ecuménica e interreligiosa para tener argumentos para entablar un diálogo. Esto es lo que recogen las constituciones apostólicas sobre la formación del clero.
Un diálogo interreligioso conociendo bien al otro
A la hora de salir a este diálogo ya sea con cristianos de distintas denominaciones, religiones como el islam, el judaísmo o el budismo, o incluso con el mundo ateo, “la Iglesia tiene que salir a este encuentro teniendo un conocimiento verdadero de sus propias raíces”.
Pero además de tener las cosas claras por parte de los católicos es importante tener un conocimiento real y no manipulado de las otras religiones. No se puede caer en el prejuicio pero tampoco en el buenismo. Sólo así se puede entablar un diálogo verdadero y sincero que sea bueno para todos.
El Papa Francisco y Ahmed al Tayeb, imán de Al Azhar, en su reciente viaje a Abu Dhabi
Precisamente, Gerardo Ferrara centró su conferencia en la relación entre islam y cristianismo. Titulada Jesús o Mahoma: ¿quién tiene razón? La más grande ‘fake news’ de la historia, en ella se hace un repaso al islam desde su nacimiento hasta la actualidad. Sólo conociendo sus orígenes y desarrollo se puede colaborar de manera sincera.
La dignidad del hombre sea de la religión que sea
“Podemos ayudar al mundo islámico a ser mejores pero sabiendo las diferencias entre una y otra religión”, explicaba. De este modo, este experto señaló que “en el diálogo interreligioso el objetivo es la cooperación y no la unidad como se busca en el diálogo ecuménico entre cristianos y judíos”.
El cristianismo y el islam tienen en estos momentos diferencias abismales, pero según indicó Ferrara, en este diálogo se puede enseñar que “cada hombre tiene dignidad en sí mismo” sea de la religión que sea, y así mostrarles, por ejemplo, como ser “ciudadanos de un país o de una cultura”.
Para el cristianismo, cualquier ser humano “es un individuo que tiene derechos porque está hecho a imagen de Dios y una vida humana vale más que todo el universo”. Sin embargo, en el islam esta concepción se divide entre musulmanes y no musulmanes, por lo que una buena comprensión de estos conceptos ayudaría a una mejor relación tanto en los países de mayoría islámica como en el propio Occidente, donde en algunos países representan ya una minoría bastante importante.
Un islam fuerte en un ambiente secularizado
Gerardo Ferrara reflexionó también sobre la evolución y expansión del islam a lo largo de su historia así como de su papel hoy en día frente a una Europa secularizada que ha abandonado el cristianismo. Por ello, indicó que “el islam se hace más fuerte cuando ve en Europa una Iglesia dividida y un ambiente secularizado”.
En su opinión, una sociedad postcristiana que ha perdido la fe es terreno fértil para el islam, y si perciben esta flaqueza de fe en los países tradicionalmente cristianos lo aprovecharán. Por ello, consideró que “es importante que los musulmanes vean que este es nuestro espacio, nuestra fe. Si ven que no nos importa nuestra fe traerán la suya”.
De hecho, este experto señaló que los musulmanes admiran “mucho más a una persona con una fe cristiana firme” que a las personas sin fe que hoy abundan en Europa. De hecho, llegó a asegurar que para los musulmanes es “más fácil vivir en un país de valores firmes que en otros” laicistas.
Recordó que para el islam, Alá está en todas partes, no sólo en el ámbito privado, sino que es un hecho religioso, social y político. No hay separación. Puso el ejemplo de Francia y como para los musulmanes es “inaceptable” el concepto de laicidad de este país que obliga a vivir la fe en privado. “Para un musulmán esto es una herejía”, dijo. Este sería un elemento más junto a otros factores religiosos, sociales y políticos a tener en cuenta para que este país haya sufrido tantos ataques terroristas, y otros no tanto pese a tener un número similar de musulmanes.
La fortaleza y la debilidad del islam
En su conferencia, Ferrara esbozó la personalidad de Mahoma y las influencias en su vida que le llevarían a crear el islam. “Con 40 años tuvo una crisis mística. Aseguró que se le había aparecido el arcángel Gabriel. Mezcló conceptos que había oído entre cristianos y judíos”, relató. Y a partir de ahí fue evolucionando según los llegaban los acontecimientos.
Es importante esta primera influencia cristiana y judía, que además fue de comunidades heterodoxas y heréticas, y no de la enseñanza oficial y válida. Por eso, fue muy llamativo la cita que hizo Ferrara de Hilarie Belloc, que ya en 1936 intuyó lo que décadas después se ha manifestado.
Hilaire Belloc (27 de julio de 1870 - 16 de julio de 1953), fue uno de los grandes escritores ingleses de la primera mitad del siglo XX
El análisis de Belloc –indicó el profesor italiano- “entre otras considera particularmente el hecho de que el islam, como se puede ver en su historia, tiende a debilitarse cuando su poder político y económico disminuye (dado el vínculo esencial entre fe y política, y por lo tanto economía, dentro del sistema de pensamiento islámico), pero, viceversa, se despierta cíclicamente por el impulso de un líder carismático”.
En su libro Las Grandes Herejías, publicado en 1936, Belloc definía la herejía –según afirma Ferrara- como un fenómeno que tiene la característica de destruir no toda la estructura de una verdad, sino solo una parte de ella y, al extrapolar un componente de la misma verdad, deja un vacío o lo reemplaza con otro axioma.
De este modo, el pensador británico dijo que las cinco grandes herejías han sido el arrianismo, el maniqueísmo, la Reforma Protestante y el modernismo, donde no hay una verdad absoluta. Estas cuatro tienen en común que salieron del seno de la Iglesia. Sin embargo, para Belloc la quinta gran herejía es el islam. Ferrara afirmó que para el escritor inglés esta era la “herejía cristiana más particular y formidable” al querer “simplificar y racionalizar máximamente, según criterios humanos, el misterio insondable de la Encarnación”.
La diferencia en este caso es que el islam “no ha nacido en el mundo cristiano y porque su heresiarca no era un cristiano bautizado, sino un pagano que de repente ha hecho propias unas ideas monoteístas (una mezcla de doctrina heterodoxa judía y cristiana con pocos elementos paganos presentes desde tiempos inmemoriales en Arabia) y ha comenzado a difundirlos”.
El éxito del islam
Para ello, Ferrara afirma que Mahoma hizo una “simplificación extrema de la doctrina cristiana, liberándola de aquellas, en su opinión, falsas adiciones e innovaciones que la habían hecho excesivamente compleja; creó, en la práctica, una religión perfectamente natural, en la cual el hombre es hombre y Dios es Dios, con enseñanzas más al alcance de sus seguidores, que, recordémoslo, eran nómadas simples del desierto”.
Por lo tanto, este experto en Oriente Medio indica que el éxito de la obra nacida de Mahoma se explica a través de algunos elementos clave:
- Profundas divisiones doctrinales y políticas entre los cristianos.
- Simplificación extrema de la doctrina y eliminación de misterios incomprensibles para la masa de creyentes.
- Crisis económica, política y religiosa en el mundo cristiano y en el Imperio Bizantino, cuya sociedad estaba, como la nuestra hoy, en un estado de desorden e inquietud perennes. Sobre los hombres libres, ya sofocados por las deudas, pesaba la carga de impuestos insostenibles, y la longa manus imperial, con la burocracia en expansión, no solo afectaba económicamente las vidas de los ciudadanos, sino también los asuntos de fe, con los contrastes entre las diversas herejías periféricas y la ortodoxia del poder central, lo que representaba no solamente una lucha religiosa sino también étnica, cultural y lingüística.
- Una tendencia típicamente oriental de unirse bajo un único y poderoso líder carismático que encarna tanto el poder político como la autoridad religiosa.
- Una fuerza militar que fue aumentando gradualmente, gracias sobre todo a la conversión y al reclutamiento de nuevas fuerzas entre los mongoles de Asia central y occidental (los turcos).
- Ventajas fiscales para aquellos decidían capitular frente a la avanzada islámica (y que así podían deshacerse del opresivo yugo bizantino), junto con un sistema tributario mucho más simple e inmediato.
JAVIER LOZANO Vía RELIGIÓN en LIBERTAD
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