España no tiene una conversación europea. El libro 'Europa soy yo' (Revista 5W, Bosch y Suanzes) es un diálogo que puede servir de guía para que madure el debate público español respecto a la UE
El edificio de la comisión europea en Bruselas. (Reuters)
Casi todo el mundo en su círculo de amigos, familiares y conocidos;
en la oficina, en el gimnasio y en el bar, dirá que está a favor de la
Unión Europea. Pero, ¿qué es Europa? 'Europa soy yo'
(Revista 5W, 2019), de los periodistas españoles Anna Bosch y Pablo R.
Suanzes, es precisamente una respuesta a esa pregunta. Y como todo lo
que tiene que ver con Europa, es tremendamente compleja.
En España hay una profunda falta de madurez a la hora de debatir sobre Europa, un relativo silencio que apuntala un proeuropeísmo radical, totalmente entregado, pero muchas veces con poco fondo de armario y frágil, lo que genera un riesgo potencial muy importante. Si el debate no se enriquece, no mejora y gana terreno y calidad en el ámbito público, se estará cometiendo un error con consecuencias impredecibles en el largo plazo.
Francia, Alemania o Países Bajos tienen un debate realista y maduro de la UE. Cada uno defiende su visión de Europa, pero no se cortan a la hora de utilizar todas las herramientas para sacarle el máximo jugo a la Unión, imponer su agenda, sus ideas y sus prioridades. España, sin embargo, siendo la cuarta economía de la zona euro, no tiene un discurso articulado, no tiene una visión concreta y clara de lo que quiere de Europa, más allá de lo que está dispuesta a entregar y sacrificar por ella.
Seguimos en cierto modo comportándonos como unos invitados al club, algo que se apunta en el libro. Esa falta de un debate maduro sobre Europa parte también de una imagen simplificada de la realidad. Suanzes lo refleja muy bien en una sola frase: "Europa no existe". La cosa es así de compleja. Nuestra idea simplificada de cómo son los otros socios de nuestro club es, fundamentalmente, un mito. El transporte, sanidad, infraestructuras, atención pública y administración son mil veces mejores en España que en Bélgica u otros países europeos.
Europa no está vacunada de los males que vemos en el resto del mundo
'Per amor proprio: perché l’Italia deve smettere di odiare l’Europa', un ensayo de Federico Fubini, defiende que el problema de Italia en la UE (y lo que alimenta su euroescepticismo) es que hay una falta de autoestima, un estigma y un complejo de inferioridad que marca la relación de Roma con el resto del club. En cierto modo, es algo que también se puede aplicar a España, aunque no se ha dado el paso de generar un discurso euroescéptico fuerte.
Más allá de la dimensión doméstica sobre nuestra visión de la UE, 'Europa soy yo' permite al lector entrar a los debates cruciales para el futuro del continente, desde el Brexit al papel de Rusia, la deriva autoritaria en algunos países del este de Europa y la personalidad política de Francia o Alemania. Es una píldora de todo lo que está pasando en el continente a través de la conversación fluida de Bosch y Suanzes. Una lectura para quien quiera comenzar a hacerse un cuadro completo de Europa. La primera de muchas si tienen la intención real de llegar a comprender algo de todo lo que está pasando.
Solamente entendiendo los matices, las pinceladas, todos los colores que conforman el cuadro, uno puede, de verdad, llegar a hacerse una idea de Europa. Y este libro no pretende aclarar todas las dudas del lector, sino despertarlas. Pretende sacar a quien lo lee de la pereza intelectual, de la defensa fácil del proyecto europeo como "una construcción de paz". Le lleva a un territorio incómodo: Europa es una excepción, y precisamente por eso puede desaparecer. No hay nada que indique que lo que hemos visto en muchos sitios no pueda replicarse en la UE.
Hay que armarse para discutir. "Llevar la razón no es suficiente", dicen los autores. "Tienes que defender los datos, la verdad, los principios europeos, pero tienes que encontrar la mejor vía. El choque, el escarnio, la ridiculización, como pasa con el movimiento antivacunas, no es la solución. No funciona", sentencian. Este libro es una buena herramienta para comenzar a despertar de la siesta intelectual de una defensa plana de Europa.
Bosch, periodista de TVE, aporta a la conversación la visión panorámica de alguien que ha pisado prácticamente todos los charcos que se han ido generando en Europa: desde la frontera de Irlanda del Norte tras la votación del referéndum del Brexit al frío corazón político de Moscú. Tiene un bagaje y una experiencia personal que le permite ver todo con una distancia que hacen que su mirada esté siempre posándose en el lugar adecuado en el momento correcto.
Suanzes, periodista de El Mundo y el corresponsal español que mejor comprende Bruselas y la sala de máquinas de la Unión Europea, no puede despojarse durante el libro de un duro realismo que, para quien no haya metido la cabeza hasta el fondo de la conversación europea, puede llegar a rozar el pesimismo. Lee muchísimo, escribe muchísimo y habla con muchísima gente, y eso hace que su relato sea especialmente interesante: avisa, continuamente, de que Europa no está vacunada de los males que vemos en el resto del mundo. Alerta de lo fácil que resulta cargarse un sistema de la noche a la mañana, como él mismo vio en Kiev.
Pero ni Suanzes ni Bosch caen en el fatalismo. Plantean preguntas intrigantes, generan silencios que pueden dar vértigo. Nadie sabe qué viene ahora, nadie parece tener un mapa que indique por dónde hay que navegar. Pero nada indicaba que Europa iba a aguantar las embestidas hasta este momento, y aquí sigue, en pie. Eso señala que hay esperanza para el futuro, pero hay que madurar, hay que dejar la inocencia en casa y entrar en el mundo de los adultos.
'Europa soy yo' da en la clave: para mejorar el proyecto europeo, la comprensión de Europa, no vale con subir el volumen del Himno de la Alegría tan fuerte que nadie dude de la existencia de la UE.
Hace falta conocer sus virtudes para defenderla, pero sobre todo haber estudiado al detalle sus pecados y sus errores.
Este libro no es un manifiesto sino un enorme interrogante, una conversación que deja en el aire muchísimas preguntas. No pretende dar las respuestas, más bien busca generar el apetito del lector para que él mismo las busque. Es un libro especialmente pensado para gente que, interesados por Europa, no han terminado de hincar el diente a la complejísima realidad de la Unión.
Quien lo haga por primera vez con esta obra tendrá una sensación de vértigo ante un auténtico torbellino de crisis, problemas fundamentales y enfermedades que pueden acabar en cualquier momento con el sueño europeo. Y, dudando mucho más de todo, cerrará el libro teniendo una idea mucho más compleja y completa de Europa. Los mejores periodistas no solo dan respuestas, también generan muchas preguntas.
En España hay una profunda falta de madurez a la hora de debatir sobre Europa, un relativo silencio que apuntala un proeuropeísmo radical, totalmente entregado, pero muchas veces con poco fondo de armario y frágil, lo que genera un riesgo potencial muy importante. Si el debate no se enriquece, no mejora y gana terreno y calidad en el ámbito público, se estará cometiendo un error con consecuencias impredecibles en el largo plazo.
Bruselas es una máquina política y Von der Leyen todavía no lo entiende
Francia, Alemania o Países Bajos tienen un debate realista y maduro de la UE. Cada uno defiende su visión de Europa, pero no se cortan a la hora de utilizar todas las herramientas para sacarle el máximo jugo a la Unión, imponer su agenda, sus ideas y sus prioridades. España, sin embargo, siendo la cuarta economía de la zona euro, no tiene un discurso articulado, no tiene una visión concreta y clara de lo que quiere de Europa, más allá de lo que está dispuesta a entregar y sacrificar por ella.
Seguimos en cierto modo comportándonos como unos invitados al club, algo que se apunta en el libro. Esa falta de un debate maduro sobre Europa parte también de una imagen simplificada de la realidad. Suanzes lo refleja muy bien en una sola frase: "Europa no existe". La cosa es así de compleja. Nuestra idea simplificada de cómo son los otros socios de nuestro club es, fundamentalmente, un mito. El transporte, sanidad, infraestructuras, atención pública y administración son mil veces mejores en España que en Bélgica u otros países europeos.
Europa no está vacunada de los males que vemos en el resto del mundo
'Per amor proprio: perché l’Italia deve smettere di odiare l’Europa', un ensayo de Federico Fubini, defiende que el problema de Italia en la UE (y lo que alimenta su euroescepticismo) es que hay una falta de autoestima, un estigma y un complejo de inferioridad que marca la relación de Roma con el resto del club. En cierto modo, es algo que también se puede aplicar a España, aunque no se ha dado el paso de generar un discurso euroescéptico fuerte.
Más allá de la dimensión doméstica sobre nuestra visión de la UE, 'Europa soy yo' permite al lector entrar a los debates cruciales para el futuro del continente, desde el Brexit al papel de Rusia, la deriva autoritaria en algunos países del este de Europa y la personalidad política de Francia o Alemania. Es una píldora de todo lo que está pasando en el continente a través de la conversación fluida de Bosch y Suanzes. Una lectura para quien quiera comenzar a hacerse un cuadro completo de Europa. La primera de muchas si tienen la intención real de llegar a comprender algo de todo lo que está pasando.
Una semana de pataleta: del Macron salvador al saboteador de la UE
Solamente entendiendo los matices, las pinceladas, todos los colores que conforman el cuadro, uno puede, de verdad, llegar a hacerse una idea de Europa. Y este libro no pretende aclarar todas las dudas del lector, sino despertarlas. Pretende sacar a quien lo lee de la pereza intelectual, de la defensa fácil del proyecto europeo como "una construcción de paz". Le lleva a un territorio incómodo: Europa es una excepción, y precisamente por eso puede desaparecer. No hay nada que indique que lo que hemos visto en muchos sitios no pueda replicarse en la UE.
Para
mejorar el proyecto europeo no vale con subir el volumen del Himno de
la Alegría tan fuerte que nadie dude de la existencia de la UE
Hay que armarse para discutir. "Llevar la razón no es suficiente", dicen los autores. "Tienes que defender los datos, la verdad, los principios europeos, pero tienes que encontrar la mejor vía. El choque, el escarnio, la ridiculización, como pasa con el movimiento antivacunas, no es la solución. No funciona", sentencian. Este libro es una buena herramienta para comenzar a despertar de la siesta intelectual de una defensa plana de Europa.
Visiones cruzadas
Bosch, periodista de TVE, aporta a la conversación la visión panorámica de alguien que ha pisado prácticamente todos los charcos que se han ido generando en Europa: desde la frontera de Irlanda del Norte tras la votación del referéndum del Brexit al frío corazón político de Moscú. Tiene un bagaje y una experiencia personal que le permite ver todo con una distancia que hacen que su mirada esté siempre posándose en el lugar adecuado en el momento correcto.
Suanzes, periodista de El Mundo y el corresponsal español que mejor comprende Bruselas y la sala de máquinas de la Unión Europea, no puede despojarse durante el libro de un duro realismo que, para quien no haya metido la cabeza hasta el fondo de la conversación europea, puede llegar a rozar el pesimismo. Lee muchísimo, escribe muchísimo y habla con muchísima gente, y eso hace que su relato sea especialmente interesante: avisa, continuamente, de que Europa no está vacunada de los males que vemos en el resto del mundo. Alerta de lo fácil que resulta cargarse un sistema de la noche a la mañana, como él mismo vio en Kiev.
Un enorme interrogante
Pero ni Suanzes ni Bosch caen en el fatalismo. Plantean preguntas intrigantes, generan silencios que pueden dar vértigo. Nadie sabe qué viene ahora, nadie parece tener un mapa que indique por dónde hay que navegar. Pero nada indicaba que Europa iba a aguantar las embestidas hasta este momento, y aquí sigue, en pie. Eso señala que hay esperanza para el futuro, pero hay que madurar, hay que dejar la inocencia en casa y entrar en el mundo de los adultos.
'Europa soy yo' da en la clave: para mejorar el proyecto europeo, la comprensión de Europa, no vale con subir el volumen del Himno de la Alegría tan fuerte que nadie dude de la existencia de la UE.
Hace falta conocer sus virtudes para defenderla, pero sobre todo haber estudiado al detalle sus pecados y sus errores.
Este libro no es un manifiesto sino un enorme interrogante, una conversación que deja en el aire muchísimas preguntas. No pretende dar las respuestas, más bien busca generar el apetito del lector para que él mismo las busque. Es un libro especialmente pensado para gente que, interesados por Europa, no han terminado de hincar el diente a la complejísima realidad de la Unión.
Quien lo haga por primera vez con esta obra tendrá una sensación de vértigo ante un auténtico torbellino de crisis, problemas fundamentales y enfermedades que pueden acabar en cualquier momento con el sueño europeo. Y, dudando mucho más de todo, cerrará el libro teniendo una idea mucho más compleja y completa de Europa. Los mejores periodistas no solo dan respuestas, también generan muchas preguntas.
NACHO ALARCÓN Vía EL CONFIDENCIAL
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