La ministra de Economía de España, Nadia Calviño, durante su
intervención en una conferencia organizada por la Cámara de Comercio de
España en Londres. EFE
Pero mientras los líderes empresariales enarbolaban un discurso realista del contexto político-económico nacional, la ministra de Economía, Nadia Calviño, hacía un ejercicio de trilerismo en Londres ante un auditorio de analistas e inversores. Frente al lógico temor de sus oyentes de que un mayor gasto público o los cambios en el mercado de trabajo dañen el crecimiento del país y su solvencia, Calviño insistió ayer en que los presupuestos ficticios de Sánchez combinan las políticas sociales con las normas comunitarias y, en contra de lo mantenido por el Gobierno en el ámbito doméstico, defendió las bondades de la reforma laboral, asegurando que se mantendrá su "corazón".
La mentira y el veletismo son elementos dañinos que desincentivan la inversión internacional, pues no hacen otra cosa que alimentar la inestabilidad financiera.
EDITORIAL de EL MUNDO
No hay comentarios:
Publicar un comentario