Un estudio alerta de que la erosión y las inundaciones afectarán a casi medio centenar de lugares de valor único
La integridad de decenas de localidades costeras del
Mediterráneo declaradas patrimonio mundial cultural de la humanidad está
en peligro. Un estudio publicado este martes en Nature Communications
muestra que estos sitios, en su mayoría, están amenazados por la subida
del nivel del mar, una de las consecuencias del calentamiento global.
La investigación evalúa cómo la combinación de este factor con eventos
meteorológicos extremos puede provocar un aumento de la erosión y de las
inundaciones en las costas. En total, hasta 47 de los 49 lugares analizados
podrían sufrir impactos negativos por uno de estos dos fenómenos (o
ambos), según concluye. Los autores consideran necesario que los
Gobiernos tomen medidas ajustadas en cada sitio para garantizar su
protección.
Algunos
lugares mediterráneos declarados patrimonio de la humanidad ya sufren
los impactos derivados de la subida del nivel del mar, explica Lena
Reimann, investigadora de la Universidad de Kiel (Alemania) y autora
principal del estudio. Un caso emblemático es la laguna de Venecia,
sujeta periódicamente a inundaciones parciales. En esta ciudad italiana,
desde hace 15 años se construye un sistema de barreras que permitiría reducir el impacto de las mareas altas, explica la científica.
Las cosas en el Mediterráneo no irán a mejor, según
evidencian las proyecciones de cambio climático en la región. “La
amenaza principal será representada por las inundaciones costeras”,
explica Reimann. “Se verán niveles del mar más extremos, con edificios,
iglesias, templos y estatuas claramente amenazadas”, detalla. “La
erosión costera avanza más lentamente, pero podría afectar a
determinadas estructuras, así como a las características de paisajes
culturales como el delta del Po (Italia)”, agrega.
La investigación plantea para el año 2100 cuatro posibles
escenarios de aumento de subida del mar en combinación con eventos
extremos. Para cada uno de los sitios analizados y por cada escenario,
el estudio compara la situación en el año 2000 con cómo podría haber
evolucionado un siglo después. Los autores prevén que, en el caso más
desfavorable, el nivel del mar subiría en cien años de hasta 1,46
metros. Como consecuencia de este fenómeno, las inundaciones en el área
mediterránea podrían incrementarse hasta un 50% y la erosión costera
hasta un 13%. El resultado final del estudio es un índice de exposición a
la erosión o a las inundaciones de cada uno de los lugares analizados.
Barreras artificiales para proteger Venecia
En Venecia se empezó a construir en 2003 el Modulo
Sperimentale Elettromeccanico (MOSE), un sistema de barreras que
impediría la inundación de las zonas urbanas si el nivel de la marea
alta supera los 1,1 metros. Las obras están completas al 94-95% y se
prevé que terminen este año, según fuentes de Venezia Nuova, el
consorcio encargado de la construcción por el Ministerio de
Infraestructuras y Transportes italiano. Actualmente está ya en
funcionamiento una de las cuatro barreras previstas en el MOSE, aseguran
las mismas fuentes. La puesta en marcha definitiva del proyecto está
prevista para finales de 2021 tras un periodo de pruebas, agregan.
“Con respecto al riesgo de inundaciones, algunas de las
condiciones más extremas se pueden encontrar en la parte norte del mar
Adriático, que acoge muchos sitios declarados patrimonio de la
humanidad”, asegura Reimann. “Esta zona incluye Venecia y su laguna,
Ferrara y el delta del Po y la catedral de San Jacobo en Sibenik
(Croacia)”, explica. Los resultados referidos al aumento de las
condiciones de erosión de las costas, en cambio, evidencian que los tres
lugares más vulnerables a este fenómeno son las joyas arqueológicas de
Tiro (Líbano), Tarragona y Éfeso (Turquía).
Los países que concentran el porcentaje más alto de
patrimonio de la humanidad amenazado por la subida del nivel del mar son
Italia, Croacia, Grecia y Túnez, según el estudio. Para España, además
de Tarragona, se ha estudiado la sierra de Tramontana en Mallorca. En
este caso, la investigación señala un índice especialmente elevado de
exposición a la erosión. Solo la Medina de Túnez (el casco antiguo de la capital del país norteafricano) y las ruinas de Xantos-Letoon (Turquía) no corren riesgo de sufrir impactos por erosión o inundación.
Cómo afrontar la marea
Fuentes de la Unesco aseguran que el cambio climático es
“una amenaza creciente” para los sitios declarados patrimonio de la
humanidad. “Los impactos son variados, y la subida del nivel del mar es
solo uno de ellos”, agregan estas fuentes. En 2017, un estudio realizado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza
destacó que el número de lugares naturales impactados por el cambio
climático se había duplicado en tres años. “La situación no es muy
diferente para los sitios de carácter cultural”, comparan las fuentes
citadas anteriormente.
Para hacer frente a la situación, los autores del estudio
publicado este martes consideran que hacen falta medidas de protección
adaptadas a las características de cada uno de los lugares amenazados. Por ello, sostienen la necesidad de realizar estudios individuales. “Se
puede imaginar una clasificación de los sitios donde se pueden aplicar
estrategias similares”, afirma Reimann. “Pero una solución que valga
para todos no parece plausible”, agrega. En su opinión, se necesitan
“planificación temprana y una adaptación proactiva, que incluya
soluciones innovadoras para los distintos sitios”.
Italia, Croacia, Grecia y Túnez son los países
que concentran el porcentaje más alto de patrimonio de la humanidad
amenazado por la subida del nivel del mar
Por su lado, la Unesco afirma que la cuestión de fondo sigue siendo la necesidad de que se reduzcan la emisiones de CO2
y se limite el aumento medio de la temperatura global “al menos por
debajo de 1,5 grados centígrados”, como quedó establecido en el Acuerdo de París
sobre el cambio climático. Si los Gobiernos no logran esos objetivos,
“el futuro de muchos de nuestros sitios declarados patrimonio mundial
será sombrío”, alerta.
Riesgos alargados
Íñigo Losada, catedrático de Ingeniería Hidráulica en la
Universidad de Cantabria, destaca que el nuevo estudio no considera en
su análisis las características específicas de los sitios incluidos. En
opinión de este experto, eso constituye una limitación, porque los
resultados de los efectos de inundaciones y erosión ilustrados para cada
lugar podrían ser sobreestimados. “Una inundación no afecta de la misma
manera a una catedral o a unas ruinas arqueológicas”, explica. El
catedrático también pone el acento en que hay que evaluar que algunos de
estos elementos están protegidos por encontrarse en una ciudad o
estarán amparados por estructuras de defensa, como en el caso de
Venecia.
Pese a estas observaciones, Losada considera innegable que
la subida del nivel del mar es un peligro real para muchas localidades
costeras del Mediterráneo, incluidos sitios declarados patrimonio de la
humanidad. “En término de cambio climático, nuestro patrimonio universal
más expuesto es aquel situado en la costa sometido a los impactos de la
inundación y erosión”, afirma.
El experto agrega que en la costa mediterránea española hay
también muchos sitios de valor histórico o cultural que están
amenazados pero no figuran en el listado de la Unesco.
“Sabemos que vamos a tener más erosión y más inundaciones. Habría que
prestar a ese patrimonio la misma atención que dedicamos a ciudades,
infraestructuras o ecosistemas”, concluye.
La búsqueda de nuevas soluciones en las costas catalanas
Agustín Sánchez-Arcilla, catedrático de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), explica que en esa región la vulnerabilidad a la erosión costera se debe en particular a la falta de arena. “Es un bien escaso y hay que manejarlo con mucha inteligencia y precaución, porque sino no saldremos bien parados”, asegura.
El experto cuenta que un grupo de investigación de la UPC
experimenta un método innovador de protección de la costa ante la subida
del nivel del mar basado justamente en el uso de este material. La
arena se utiliza para llenar sacos de fibra natural y crear así un tipo
de barrera diferente a las de piedra, porque es flexible y adaptable a
posibles aumentos del nivel de las aguas, explica Sánchez-Arcilla.
También se puede cambiar fácilmente su ubicación si la línea de costa
retrocede, agrega.
FRANCESCO RODELLA Vía EL PAÍS
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