Julián Carrón /JAVI MARTÍNEZ
En su conocido discurso de Subiaco, recordó Ratzinger que "la Ilustración es de origen cristiano y no es casualidad que haya nacido exclusivamente en el ámbito de la fe cristiana". Y en el que pronunció en Ratisbona profundizó en el "acercamiento interior recíproco que se ha dado entre la fe bíblica y el planteamiento filosófico del pensamiento griego", en razón del cual "no es sorprendente que el cristianismo, a pesar de su origen y de cierto importante desarrollo en Oriente, haya encontrado por fin su huella históricamente decisiva en Europa. Podemos expresarlo también al contrario: este encuentro, al que se une sucesivamente el patrimonio de Roma, creó a Europa y permanece como fundamento de lo que, con razón, se puede llamar Europa".
Lleva años Julián Carrón alertando sobre el peligro de la quiebra o "liquidación", que diría Bauman, de unos principios que determinaron "un profundo proceso de 'humanización' de Europa y de su cultura" a partir de "algunas grandes palabras, como 'persona', 'trabajo', 'materia', 'progreso' y 'libertad'" (La belleza desarmada, editorial Encuentro). No está mal recordar que la crisis económica, que lleva años convirtiendo en precarias las vidas de miles de personas en todo el mundo, 'liquida' también los valores en los que se sustenta el Estado de Bienestar y que han diferenciado a nuestra cultura de otras que no entienden de la misma manera la dignidad humana. De todo esto, y algo más, hablará hoy Pedro G. Cuartango con Carrón durante la presentación en Madrid de su nuevo libro, ¿Dónde está Dios? (Encuentro).
FERNANDO PALMERO Vía EL MUNDO
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