Luigi Negri, arzobispo de Ferrara-Comaggio, defiende la devoción a la Virgen frente a los ataques gnósticos y secularizantes.
Además de las tesis publicadas en L’Osservatore Romano por Anne-Marie Pellettier,
según las cuales la Virgen no debe tener el espacio que ni siquiera
Cristo le ha dado y, al ser sólo una madre natural, es una mujer que se
eleva exactamente como todas las demás que han hecho la voluntad de
Dios, se multiplican las tesis que la rechazan como modelo a imitar.
Pero según monseñor Luigi Negri, arzobispo de la
diócesis de Ferrara-Comacchio, “el multiplicarse de las tesis
parateológicas” no es sólo fruto del rechazo feminista a la sumisión
como camino para la realización. “Este rechazo es consecuencia de la
herejía gnóstica dominante en la época posmoderna, en la que vive hoy la
Iglesia”, explica en una entrevista concedida a La Nuova Bussola Quotidiana.
-Siempre han existido, en la
historia de la Iglesia, tendencias que reducen el papel de la Virgen con
la excusa de que la devoción a María ofusca la devoción a Jesús. En la
época moderna estas tesis han encontrado mucho eco. ¿A qué se debe esta
contraposición?
-Esta tendencia es el retorno continuo, a dos siglos de distancia, de la exégesis protestante y racionalista,
también dentro de la Iglesia católica, como delineó muy bien el Papa
Benedicto XVI en sus extraordinarios libros sobre la vida de Jesús. El
origen verdadero de esta reducción es, efectivamente, la tendencia a
menoscabar al propio Jesús, relegándolo a su mensaje, mientras que
Cristo es el acontecimiento de Dios que se ha hecho hombre y que vive,
también ahora, entre nosotros. Obviamente, para quien piensa que esto es
falso y que Cristo es solamente un buen ejemplo que hay que seguir, la
Virgen no tiene ninguna influencia. Pero cuando se acoge plenamente la
verdad contenida en el Magisterio de la Iglesia católica, que reconoce
el misterio de la encarnación de lo divino a través de lo humano, la Virgen se convierte en el camino necesario para la redención.
-¿Qué quiere decir exactamente?
-La Virgen es el método con el que Dios se presenta ante nosotros y
con el que nosotros podemos ir a Él. La Madre, de hecho, no sólo
engendra al hijo de Dios, sino que lo acompaña en todo su camino. Y lo
sigue haciendo hoy, como afirma la encíclica Redemptoris Mater
de San Juan Pablo II. Por consiguiente, negar el peso enorme que la
Virgen tiene en la redención (dicha encíclica la define como “Madre del
Hijo consubstancial al Padre y compañera singularmente generosa en la
obra de la redención”) es negar el peso de Cristo. En la redención ella
es mediadora de los hombres ante el mediador Jesús y, además de ser la
Madre de Cristo, es madre de la Iglesia y de la humanidad (como afirmó
el beato Pablo VI), que nos engendra continuamente.
-¿Qué es lo que empuja a definir a María sólo como una de las muchas mujeres santas del Evangelio?
-La reducción gnóstica de la fe: la misma que empuja a la Iglesia
hacia la ideología ecologista, por ejemplo. María molesta a los
gnósticos, es decir, a todos los que piensan que basta el conocimiento
para salvarse, eliminando la encarnación y, por lo tanto, concibiendo la
ascesis como un esfuerzo moralista. Es la antigua pretensión del hombre
de salvarse a sí mismo por sus propios medios.
-¿Qué ha empujado a las mujeres
a rechazar el propio papel de sumisión (un término que hoy suena casi
como una blasfemia) en los años de la revolución sexual?
-Estamos ante la alternativa habitual planteada por Guitton, quien,
en síntesis, pregunta: ¿es la fe la que juzga el mundo o es el mundo el
que ahora juzga la fe? Es otro aspecto del grave error de método y de
contenido según el cual el punto de vista psicológico, social, político o
sexual de una determinada era, como la posmoderna, se ha convertido en
la Iglesia en el criterio para la lectura de la fe. Para la mayoría de
los clérigos el machismo y el sexismo son, hoy en día, argumentos
indiscutibles y, por consiguiente, son capaces de poner en discusión la
fe católica cuando ésta se opone a ellos: por ejemplo, el paradigma de
la autonomía contrasta con el método de María.
-¿Qué tiene que ver esto con el feminismo?
-El feminismo nace del individualismo moderno. Para la mujer autónoma
es imposible aceptar como criterio de realización el sacrificio y la
entrega de sí misma a una voluntad distinta de la propia. He aquí por
qué la dimensión fundamental de la criatura María, la humildad, es
rechazada como enemiga. Pero aceptando este paradigma hemos dejado que
la Virgen y Cristo, es decir, la fe, sean juzgados por el mundo,
exactamente como había profetizado el beato Pablo VI: un pensamiento
mayoritario no católico prevalecerá en la Iglesia, pero permanecerá
siempre un pequeño resto que salvará el núcleo de la fe.
-¿Cuál es la conveniencia para quien, como María, se sacrifica sometiéndose al Dios encarnado?
-Recuerdo que hace muchos años oí hablar a Henri-Marie de Lubac, en
Milán, de la Virgen como síntesis existencial de todo el catolicismo:
ella es la criatura totalmente impelida por el acontecimiento de la fe y
que, al adherirse a ésta, experimenta, mostrándonoslo, el camino hacia
la plena realización de la naturaleza humana, hasta el extremo, hasta la
asunción al cielo. Este acontecimiento nos dice que ella es el camino
para realizarnos, para ir a Cristo y con el que Cristo nos sale al
encuentro para llevarnos a Él. El problema es que al mundo le cuesta
comprenderlo, no tanto por la mentalidad individualista, que es una
consecuencia, sino porque ha echado raíces una concepción gnóstica según
la cual la fe se actúa mediante la inteligencia humana y no, como es
verdad, mediante la entrega de uno mismo a un hecho más grande que
nosotros y que lleva a cumplimiento nuestra humanidad.
-Sin embargo, si por una parte
prevalece la gnosis, por la otra aumenta el número de quienes avanzan la
hipótesis de la función “corredentora” de María…
-La corredención no es un término avalado por la Iglesia aunque, como
dice San Bernardo, sin Ella, sin su permiso, la redención habría sido
imposible. Por consiguiente, el peso de la Virgen en la redención es
determinante, pero los poderes de Cristo siempre han sido considerados
únicos por el Magisterio.
-¿Por qué ella es elegida para aplastar la cabeza del demonio y por qué, en su opinión, precisamente una mujer?
-Con el pecado original la existencia estaba insidiada por la
voluntad orgullosa y prepotente del demonio de sustituir a Dios. Cristo
ha vencido al demonio, pero se ha encarnado gracias al “sí” de una
criatura femenina que se ha entregado totalmente a la voluntad de Dios.
Por eso lo ha vencido a través de ella y con ella. Es humillante para
el antagonista de Dios ser vencido por una criatura frágil, pero fuerte
en su humildad.
-Además de las herejías, se multiplican los actos desacralizadores. ¿Adónde hay que mirar para seguir teniendo esperanza?
-Esta Navidad cientos de estatuas de la Virgen han sido destruidas y
nacimientos profanados. El ataque a los signos de la fe preocupan, y aún
más porque se llevan a cabo ante la resignación de los cristianos, como si el ataque a la Virgen no fuera un ataque sustancial al
contenido de la fe. Pero una cultura que ataca a la Virgen de este modo,
o mediante la herejía, no puede tener una vida larga y feliz. También
porque María, como la describe Alessandro Manzoni en el hermosísimo
himno que le dedica, es “terrible como enemiga, alineada para la
batalla”. Ahora que el vómito diabólico y anticristiano está
sobrepasando todo límite, la esperanza está puesta en la victoria de su
corazón inmaculado.
CARMELO LÓPEZ-ARIAS Vía CARI FILII
Traducción de Helena Faccia Serrano (diócesis de Alcalá de Henares).
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