El breve discurso inaugural del presidente Trump fue toda una declaración de guerra contra la totalidad del American Ruling Establishment (grupo dominante estadounidense compuesto por el partido democrático, el partido republicano y medios de comunicación).
Trump dejó muy claro que los mayores enemigos de los estadounidenses están en casa: los defensores de la globalización, economistas neoliberales, neoconservadores y otros unilateralistas acostumbrados a imponer el dominio de los EEUU en el mundo e incluirlos en guerras costosas e interminables, políticos que sirven al Ruling Establishment más que al pueblo estadounidense, de hecho, son la cubierta de todos los intereses privados que ha hundido a Estados Unidos mientras que ellos se enriquecían en el proceso.
Sinceramente, Trump ha declarado una guerra más peligrosa para sí mismo que si se la hubiera declarado a Rusia o China.
Los grupos de interés que Trump califica como «El enemigo» están muy arraigados y acostumbrados a estar al mando. Sus poderosas redes todavía existen. Aunque sigue habiendo mayorías republicanas en la Cámara de los Representantes y en el Senado, muchos de los que están en el Congreso dependen de los grupos de interés dirigentes que financian sus campañas y no del pueblo estadounidense o el Presidente. El complejo militar/de seguridad, las sociedades externalizadas, Wall Street y los bancos no van a entregarse a Trump. Tampoco lo hará la prensa independiente, la cual pertenece a los grupos de interés a los cuales este desafía.
Trump dejó claro que está ahí para todos los estadounidenses, ya sean blancos, morenos o negros. Las pequeñas dudas que surgieron de su declaración de inclusión son aquellas que ignorarán los de izquierdas, que le seguirán llamando racista tal y como lo están haciendo los manifestantes que cobran 50 $ por hora mientras yo escribo esto.
De hecho, el liderazgo negro, por ejemplo, ha adquirido un papel victimista del cual les va a ser difícil desprenderse. ¿Cómo vamos a juntar a las personas que han aprendido a lo largo de su vida que los blancos son racistas y que ellos son sus víctimas?
¿Es posible hacerlo? Acabo de participar brevemente en un programa con Press TV en el cual debíamos analizar el discurso inaugural de Trump. El otro comentarista era un afroamericano que vivía en Washington, DC. El discurso de inclusión de Trump no le impresionó y el presentador solo estaba interesado en mostrar los manifestantes contratados para desacreditar a los Estados Unidos. Por lo tanto, hay mucha gente que tiene un interés económico en hablar en nombre de las víctimas a las cuales la inclusión les deja fuera de trabajos y causas.
Así que, junto con los defensores de la globalización, la CIA, las sociedades externalizadas, la industria armamentista, la OTAN dominante en Europa y los políticos extranjeros acostumbrados a que se les pague bien por apoyar la política exterior intervencionista de Washington, Trump tendrá desplegados contra él a los líderes de las víctimas, los negros, los hispánicos, los feministas, los ilegales, los homosexuales y los transgénero. Esta lista, por supuesto, incluye también a los blancos liberales, ya que están convencidos de que el interior de Estados Unidos es el hábitat de los blancos racistas, misóginos, homófobos y defensores de las armas. En lo que a ellos respecta, este 84 % de la superficie estadounidense debería estar en cuarentena o enterrada.
En otras palabras, ¿quedará algo de bondad en la población que permita a un Presidente unir ese 16 % que odia Estados Unidos con el 84 % de los que adoran Estados Unidos?. Observe las fuerzas que están en contra de Trump:
Los líderes negros e hispánicos necesitan ser víctimas ya que esto es lo que les lleva al poder y a los ingresos. Ellos serán un prejuicio para la inclusión de Trump. La inclusión es buena para los negros y los hispánicos, pero no para sus líderes.
Los ejecutivos y accionistas de las sociedades globales se han enriquecido gracias a los trabajos externalizados que Trump dice que traerá de vuelta. Si los trabajos vuelven al país, sus beneficios, rendimiento y ganancias capitales se perderán. Pero, en cambio, volverá la seguridad del pueblo estadounidense.
El complejo militar/de seguridad tiene un presupuesto anual de 1000 mil millones que dependen de la «amenaza rusa», la cual Trump dice que va a reemplazar por relaciones normalizadas. El asesinato de Trump no se puede descartar.
Muchos europeos deben su prestigio, poder y beneficios a la OTAN, la cual Trump ha cuestionado.
El beneficio del sector financiero emana casi por completo de poner a los estadounidenses en servidumbre por deudas y de saquear sus pensiones públicas y privadas. El sector financiero junto con su agente, la Reserva Federal, pueden aplastar a Trump con una crisis financiera. El Banco de la Reserva Federal de Nueva York tiene una mesa de operaciones completas. Puede sumir cualquier mercado al caos. O apoyar a cualquier mercado, ya que su habilidad de crear dólares estadounidenses no tiene límites.
Todo el edificio político estadounidense se ha aislado de la voluntad, los deseos y las necesidades del pueblo. Ahora Trump dice que los políticos serán quienes rindan cuentas con el pueblo. Esto, por supuesto, supondría un gran descenso en su seguridad durante el ejercicio y en su beneficio y riqueza.
Hay un gran número de grupos, fundado por no sabemos quién. Por ejemplo, RootsAction ha respondido hoy al fuerte compromiso de Trump de representar a toda esa gente en contra del Ruling Establishment con la solicitud de «pedir al Congreso que ordene al Comité Judicial de la Cámara de Representantes que abra una investigación de impugnación» y envíe dinero para la impugnación de Trump.
Otro grupo discriminatorio, Human Rights First, ataca la defensa de Trump de las fronteras como el cierre de «un refugio de esperanza para aquellos que huyen de una persecución». Pensemos en esto un momento. Según la izquierda progresiva liberal y las organizaciones de grupos de interés racial, los Estados Unidos están formados por una sociedad racista, justo lo que es el presidente Trump. Sin embargo, ¿la gente que sufre el racismo de los estadounidenses está huyendo de esta persecución a Estados Unidos donde se les persigue por su origen? No tiene sentido. Los ilegales van a Estados Unidos a trabajar. Preguntemos a las constructoras. Preguntemos a los pollos y los animales de los mataderos. Preguntemos a los servicios de limpieza de las áreas vacacionales. Esta lista de aquellos a los que Trump ha declarado la guerra es larga, aunque aún se pueden añadir más.
Debemos preguntarnos por qué un billonario de 70 años con negocios florecientes, una mujer preciosa e hijos inteligentes desea pasar los últimos años de su vida sufriendo el estrés de ser Presidente, con el estresante programa necesario para devolver el gobierno al pueblo estadounidense. No cabe duda de que Trump se ha convertido un blanco de atentados. La CIA no va a rendirse y marcharse. ¿Por qué una persona asumiría la gran restauración de Estados Unidos que Trump ha declarado cuando, por el contrario, podría pasar el resto de sus días disfrutando enormemente de sí mismo?
Sea cual sea la razón, deberíamos estar agradecidos por ello, y si él es sincero, entonces deberíamos apoyarle. Si es asesinado, debemos recurrir a las armas, quemar Langley y matar a todos y cada uno de ellos.
Si él tiene éxito, entonces se merece la designación de Trump el Grande.
Rusia, China, Irán, Venezuela, Ecuador, Bolivia y cualquier otro país que aparezca en la lista negra de la CIA deberían entender que el ascenso de Trump es una protección insuficiente. La CIA es una organización internacional. Sus beneficiosos negocios proporcionan ingresos más allá del presupuesto de los Estados Unidos. La organización es capaz de realizar operaciones independientemente del Presidente o su Director.
La CIA ha tenido 70 años para consolidarse. Y no ha desaparecido.
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