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domingo, 1 de enero de 2017

2017, FIN DE PARTIDA

A lo largo de 2016 los Estados Unidos han bordeado la recesión económica, y la probabilidad de que entre en ella a lo largo de 2017 es muy elevada. Ello se complementará con la vuelta a la debilidad de las economías europeas y una brusca desaceleración de la economía española.



En el año 2017 se producirá un empeoramiento de las condiciones económicas globales. Si bien el detonante será un aumento de la aversión al riesgo en los mercados financieros, la razón fundamental detrás de esta previsión es la debilidad intrínseca de las principales economías del planeta, consecuencia de un proceso de financiarización que agoniza. Los rasgos negativos más destacados son un exceso de deuda, la insolvencia del sector bancario, la ausencia de inversión productiva privada, el descenso de la productividad, la caída del crecimiento potencial y el aumento de la desigualdad. Las medidas de política económica implementadas por la ortodoxia económica lo único que han hecho es retrasar los problemas de fondo, lo que en términos coloquiales se llama “patadas para adelante”, y no abordar decididamente ninguno de ellos.
En vez de aprender y corregir los desequilibrios, básicamente reducir y reestructurar el tamaño del sistema bancario acorde con la economía real, se inicia de nuevo una huida hacia adelante
Cuando en 2008 estalla primero el mercado inmobiliario estadounidense, y después el resto de burbujas inmobiliarias alrededor del planeta, se inicia la actual recesión de balances, y la quiebra o insolvencia de la mayor parte del sistema bancario occidental. Sin embargo, en vez de aprender y corregir los desequilibrios, básicamente reducir y reestructurar el tamaño del sistema bancario acorde con la economía real, se inicia de nuevo una huida hacia adelante.

El auténtico riesgo endógeno

Los Bancos Centrales han aumentado el tamaño de sus balances considerablemente, bien financiando bancos o bien comprando en mercado secundario deuda pública o privada e incluso bolsa. Los inversores, en una fase donde el activo libre de riesgo no da nada, se sienten protegidos por los Bancos Centrales y expanden su propensión al riesgo. Los entusiastas defensores de la actual política monetaria, se olvidan de una de las pocas máximas que siempre se cumple en economía: la reversión a la media de la riqueza neta en relación al PIB. La riqueza nacional debe, y empíricamente ocurre, crecer en el largo plazo a la tasa de expansión del PIB. Ello quiere decir que si no se genera renta, al final las subidas artificiales de los mercados acaban corrigiendo, en definitiva, colapsando. Y obviamente no se está generando la renta prevista.
Los mercados financieros no son eficientes, ni los inversores son racionales. Los agentes ni conocen, ni están de acuerdo sobre la distribución de probabilidad verdadera de las noticias futuras, de manera que los mercados en promedio no valoran correctamente los activos. Bajo estas premisas, si se utilizan distintos modelos de valoración a largo plazo de los activos financieros, basados en la literatura de las primas de riesgo bursátil, se puede demostrar que a los precios actuales los rendimientos ex ante a largo plazo esperados para distintos bolsas mundiales son muy bajos, en muchos casos negativos, al igual que para los bonos. Por lo tanto no merece la pena a los precios actuales tomar riesgo de mercado. Y esto debería preocupar a inversores, autoridades económicas y monetarias. El estallido pleno de la actual burbuja generada por los Bancos Centrales es un riesgo endógeno olvidado por los economistas. Cuando aumente la aversión al riesgo se activará conjuntamente, de nuevo, una crisis de deuda y una crisis bancaria. La deuda global no ha dejado de aumentar y la situación de los bancos sigue siendo de extrema debilidad, en muchísimos casos infracapitalizados.

Previsiones globales para 2017

A lo largo de 2016 los Estados Unidos han bordeado la recesión económica, y la probabilidad de que entre en ella a lo largo de 2017 es muy elevada. Ello se complementará con la vuelta a la debilidad de las economías europeas y una brusca desaceleración de la economía española. Esta vez ni siquiera Asía, y muy especialmente China, son garantía de dinámicas propias más optimistas. En China el sector privado está altamente endeudado a lo largo de inversiones cuyos retornos son paupérrimos. El gigante asiático es candidato a experimentar en sus propias carnes el cumplimiento de la hipótesis de inestabilidad financiera de Hyman Minsky. Resulta ilustrativo observar como en la actualidad el Banco Central de China está interviniendo para evitar una depreciación continuada de su moneda, el yuan.
El detonante y acelerador de esta nueva ruptura global será un empeoramiento significativo en los mercados financieros
El detonante y acelerador de esta nueva ruptura global será un empeoramiento significativo en los mercados financieros. Las bolsas caerán, los diferenciales de crédito se ampliarán, las materias primas se debilitarán, y la volatilidad se disparará. En ese escenario emergerán de nuevo los problemas de aquellas economías altamente endeudadas cuyos sistemas bancarios necesitarán recapitalizarse, por enésima vez.
Una breve mención a nuestra querida España. Una vez que las burbujas financieras generadas por los bancos centrales vuelvan a estallar, se pondrá de manifiesto que nuestra deuda es impagable, nuestro sistema financiero insolvente, y nuestro sistema productivo endeble. Bajo este escenario, sin soberanía monetaria, es absolutamente imposible cambiar nuestro modelo productivo y salir del pozo al que unas élites antipatriotas nos han arrastrado. Estamos abocados a reptar en una profunda y continua recesión económica. Y tal como las gastan las élites, con el apoyo entusiasta e inquebrantable del brazo político del régimen -esa mezcla viscosa entre conservadores, social-liberales y liberales-, volverán a ser los ciudadanos quienes sufraguen la misma. Como resultado, enésima vuelta de tuerca, más paro, más pobreza.
Ojalá todas y cada una de estas previsiones sean simplemente el resultado de un mal sueño y en realidad 2017 sea mucho mejor que 2016. Les deseo un feliz y próspero año nuevo.

                                                                              JUAN LABORDA  Vía VOZ PÓPULI

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