El 5 de octubre de 1938, Chamberlain se presentó ante la Cámara de los Comunes para defender el acuerdo entre Francia, Gran Bretaña, Alemania e Italia que cedía la región checa de los Sudetes a Alemania. Con esta decisión, pretendían evitar una guerra en Europa a costa de traicionar a Checoslovaquia, a la que ni siquiera permitieron asistir a la reunión.
La casi totalidad de pusilánimes del Parlamento apoyó el acuerdo. Sin embargo, Churchill tomó la palabra
“Lo máximo que ha sido capaz de conseguir y en las cuestiones sobre las cuales todavía no se había llegado a ningún acuerdo ha sido que el dictador, en lugar de agarrar la comida de la mesa, se conformase con hacer que se la sirvieran plato por plato (…) No puede existir nunca la certeza de que habrá una lucha, si una de las partes está decidida a ceder por completo (…) La hora de la verdad no ha hecho más que comenzar. Esto no es más que el primer sorbo, el primer anticipo de una copa amarga que nos ofrecerán año tras año, a menos que, mediante una recuperación suprema de la salud moral y el vigor marcial, volvamos a levantarnos y a adoptar nuestra posición a favor de la libertad, como en los viejos tiempos (…) “Os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra… elegisteis el deshonor, y ahora tendréis la guerra”.
Meses más tarde, en marzo de 1939 los nazis invadían Chequia y convertían a Eslovaquia en un títere. Finalmente, en septiembre, invadieron Polonia y los presagios de Churchill se hicieron realidad.
El terrorismo islámico yihadista ha declarado la guerra desde hace años a todos los países y territorios allá donde la religión cristiana esté asentada. Sin embargo, el comportamiento de los líderes de estos territorios, especialmente los de occidente, se asemeja en gran medida al que experimentaron sus antecesores en los años treinta del siglo pasado. Mensajes de solidaridad, condena, firmeza, apoyo… Desafortunadamente, los problemas no se solucionan con mensajes, sino con hechos, y estos brillan por su ausencia.
Las víctimas, entre muertos y heridos, se cuentan por miles. Su campo de batalla es global y los casus belli son constantes. Ciudades enteras de Oriente Medio arrasadas, metrópolis europeas atacadas de forma reiterada, daños a la economía mundial, enfrentamientos civiles, desplazamiento de personas, hambre, miseria, muerte… ¿Y qué están haciendo los adalides de la libertad y la democracia? Hagamos un pequeño repaso de actores principales.
En Gran Bretaña, se están viendo comportamientos cobardes por parte del gobierno que en lugar de promover una alianza internacional tras las masacres sufridas está más preocupado de la negociación del coste del Brexit y en revalidar los mandatos con un infame adelanto electoral injustificado. También hemos visto comportamientos miserables por parte del partido laborista, culpando al gobierno de los atentados, a modo de semejanza de lo que ocurrió en España en 2004, para ganar las elecciones. Por último, el alcalde de Londres afirmando que “no hay razón para alarmarse porque es una ciudad segura” sin ser destituido al minuto siguiente, es la prueba final que la clase política británica está enferma.
En Alemania, Angela Merkel no quiere oír hablar de nada que disturbe los procesos electorales de otoño. Su “Plan de expansión del Reich” prosigue, especialmente tras hacer publicar a sus dos lacayos de la Comisión Europea, Moscovici y Dombrovskis el “Reflection Paper” para imponer el euro a su conveniencia y mantener el superávit comercial masivo a costa de endeudar al resto de sus socios por generaciones.
Merkel, acostumbrada a imponer los intereses de Alemania a toda la Unión Europea, afirmó, tras la reunión con Donald Trump, que “ya no podemos contar con EEUU y Gran Bretaña y que los europeos tenemos que pelear por nuestro propio destino”.
Estas palabras son realmente graves, especialmente cuando se las dirige a dos aliados de la OTAN y que fueron en el pasado responsables de que en Europa hubiera democracia y libertad, incluida Alemania. Por cierto, que todo esto Merkel lo hace a sabiendas de qué ya que tiene doblegado a su rival, Martin Schulz, quién, a modo de buscador de migajas, ya acompaña a Merkel en el discurso afirmando que “Trump es un destructor de los valores occidentales”. Mientras tanto, los radicales islamistas siguen campando a sus anchas por las ciudades alemanas.
Francia tuvo, tras las masacres de París, una digna, aunque ineficaz respuesta por parte de Hollande, quién envió algunas unidades de combate al foco del yihadismo, pero fracasó al tratar de crear una alianza firme de intervención. Claro que, en esos momentos, lo tenía complicado con Obama y con Merkel, que no tenían ningún interés en una intervención armada.
Macron, justo antes de ser elegido, afirmaba que “los ciudadanos debemos acostumbrarnos a vivir con esta situación”. No sé qué pensarán los antepasados europeos que vivieron noche tras noche sufriendo los bombardeos y la represión, si era cuestión de acostumbrarse o más bien luchar contra el qué lanza las bombas. No obstante, es pronto para saber cuál será su posición, aunque el arranque no ha sido muy acertado, especialmente en su país, donde la presencia islámica radical es de las mayores de Europa.
La OTAN, esa alianza militar que se creó para “proteger a las democracias de Occidente del peligro del comunismo soviético”, hoy se ha convertido en un nido de burócratas, a semejanza de sus primos de la Unión Europea, también ubicados en Bruselas. Esta alianza, que debería ser la que se encargara de dirigir las operaciones militares para ganar la guerra al yihadismo y acabar con todas sus bases y territorios en el mundo, se dedica a inaugurar edificios, y a decir, en boca de su secretario general, Jens Stoltenberg, que “no es conveniente implicar fuerzas terrestres en la lucha contra”. Supongo que la historia universal no es objeto de estudio habitual de este personaje.
En este artículo de The Wall Street Journal se detalla el enorme deterioro que han sufrido tanto los ejércitos europeos como el contingente de la OTAN. Los datos son realmente desoladores. Con toda la razón, Trump les ha advertido a los miembros que deben pagar la cuota que les corresponde a cada uno para garantizar la seguridad, además de recordarles que esta alianza debe comportarse como tal para acabar con el principal enemigo, que es el terrorismo islámico. De lo contrario, EEUU tendría que abandonarla.
Rusia, que ya no es el enemigo de Occidente, y sin embargo algunos quieren seguir haciéndonos creer ese cuento, parece ser la única que está respondiendo de una forma contundente. Si el Estado Islámico no se ha adueñado de Siria y de otros países aledaños, ha sido especialmente gracias a la intervención rusa.
Lo más sensato para ganar la guerra sería que las potencias europeas, junto con EEUU y Rusia, crearan una alianza, al igual que hicieron contra los nazis, para enviar un poderoso ejército expedicionario a Oriente Medio en diferentes flancos, y de eso modo acabar con los focos logísticos, económicos y de adoctrinamiento de los terroristas. Sin embargo, la actitud de los líderes europeos, no parece ir por esa vía.
Afortunadamente, Rusia y EEUU están trazando planes de intervención conjunta, independientemente de Europa y de la OTAN, para tratar de acabar con esta amenaza. Paradójicamente, una alianza ruso-americana acabó con la amenaza nazi y tuvo que enmendar los graves errores cometidos por las potencias europeas. Es muy probable que esta situación vuelva a darse ocho décadas después.
De España no voy a hablar porque desgraciadamente, mientras Rajoy siga en el poder no tenemos ninguna influencia. Rajoy se comporta como un títere de Merkel y lo único que le importa es que el BCE siga subsidiando la economía española a modo de más droga para el drogadicto. Por cierto. El hecho de que mi vecino de Las Rozas, Ignacio Echeverría, esté sin localizar tras 72 horas, es un hecho muy lamentable. Tanto, como la falta de protesta y exigencia de nuestro desaparecido, desde hace lustros, ministerio de asuntos exteriores.
Por último, me gustaría destacar la reacción de la primera ministra polaca Beata Szydlo cuando afirma
“¿A qué se refiere Merkel cuando habla de pelear por nuestro propio destino?, ¿a qué tenemos que aceptar el dictado de Alemania?, ¿a qué tenemos que aceptar lo que nos impongan en Bruselas?, ¿a qué tenemos que abrir nuestras puertas a los que no aceptan nuestras leyes, nuestras costumbres y destruyen nuestra cultura y nuestros valores? ¿Acaso quieren hacernos llorar cada día por nuestros hijos asesinados sin tomar medida eficaz alguna? Para Polonia lo que propone Merkel es inaceptable, nuestra identidad y nuestra cultura es lo más importante y vamos a luchar, aunque tengamos que hacerlo solos o acompañados de unos pocos.”
Probablemente, a Szydlo, demostrando un alto grado de sentido común, le viene el recuerdo de lo que ocurrió en 1938, así como las graves consecuencias que tuvo para Polonia y para el resto del mundo.
Señores gobernantes de Occidente. Quieran ustedes o no, estamos en guerra, y cuanto más tiempo tarden en admitirlo y en formar una alianza seria y contundente contra el enemigo, más pérdidas lamentaremos. Y no lo olviden, aunque se empeñen en elegir el deshonor, tendrán de igual modo la guerra.
PD: Hoy les dedico el tema “Broken Wings” de Mr. Mister https://youtu.be/nKhN1t_7PEY
JUAN CARLOS BERMEJO Vía VOZ PÓPULI
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