Una vez descartada otra coalición JxSí por la férrea oposición de Junqueras, Puigdemont insiste ahora desde Bruselas en liderar una agrupación electoral
El 'expresident' catalán, Carles Puigdemont, durante el discurso ante los alcaldes en Bruselas, Bélgica. (Reuters)
El expresident Carles Puigdemont ha radicalizado su discurso (véase la entrevista en Sky News
o su tribuna en Libération) desde Bruselas ante la evolución de los
acontecimientos en España y el portazo que han recibido sus propuestas
en Europa, sin más apoyo que la extrema derecha flamenca. Aquellos que le han visitado en la capital belga aseguran haberle encontrado “desarbolado” y sin más estrategia que la de la improvisación. En Cataluña, dirigentes del PDeCAT reconocen que está aislado, “no se comunica, no responde a los whatsapp…”.
Hasta tal punto no funcionan los teléfonos que este viernes una comitiva de su partido, el PDeCAT, con Artur Mas y Marta Pascal al frente, viajó hasta Bruselas para tratar, sin mucho éxito, de unificar estrategia de cara a las elecciones. No lo consiguieron. La desafección de Puigdemont con su partido va en aumento. Especialmente después de que el PDeCAT haya sido incapaz de sacar la propuesta aprobada hace una semana por su Consell Nacional para la elaboración de una ‘lista país’ para las elecciones del 21D, comandada por el propio expresident y en la que figuraran también “todos los presos políticos”, según ofreció Marta Pascal, la coordinadora general de esta formación.
Era la fórmula idónea para que Puigdemont, que siempre ha insistido en que no volvería a presentarse a unos nuevos comicios, esquivara sus contradicciones y escapara del laberinto belga, al tiempo que su partido tomaba oxígeno frente a unos sondeos nada propicios.
Pero la presión ejercida por el PDeCAT para reeditar la actual coalición de Junts pel Sí (JxSí), consciente de que ir en solitario será un fracaso para la formación, no ha tenido éxito y su socio, ERC, se ha negado en redondo a participar conjuntamente en las elecciones. Tal es así que el Consell Nacional de ERC se adelantó este sábado a aprobar su lista para el 21-D con Junqueras de uno por Barcelona y sin visos de pacto con sus antiguos socios.
Ha sido el propio Oriol Junqueras quien ha vetado desde la cárcel la alianza con los exconvergentes. Fundamenta su decisión en dos motivos: primero, la convicción de que por separado sumarán más votos; y segundo, por la tolerancia cero con la corrupción que acecha al PDeCAT.
Una vez descartada otra coalición JxSí por la férrea oposición del líder republicano, Puigdemont insiste ahora desde Bruselas en liderar una agrupación electoral -conjunto de ciudadanos que se asocia temporalmente para presentar una candidatura a unas determinadas elecciones- formada por una lista cívica al margen de los partidos, en la que se incluiría a 'los Jordis' y a los 'exconsellers'. El expresident, que a pesar de todo no se muestra dispuesto a renunciar a contar con el apoyo de ERC, ha ofrecido a la secretaria general de los republicanos, Marta Rovira, ser la candidata a la presidencia de la Generalitat con el fin de forzarles a formar parte de ‘su lista’.
Puigdemont quiere aprovecharse de la división entre los republicanos. Las dos almas que conviven en el PDeCAT tienen también su reflejo en ERC, donde la estrategia más posibilista de Junqueras choca con la progresiva radicalidad de Rovira, reconvertida en ‘pitbull’ del ‘procés’. Fue ella la que empujó para que saliera adelante la Ley de Transitoriedad cuando había un pacto tácito entre convergentes y republicanos para esperar y dar un paso atrás, y fue ella también la que se impuso para votar la declaración de independencia cuando ya se había decidido que la mejor opción era la de convocar elecciones.
Ahora Puigdemont vuelve a recurrir a Rovira en un momento crítico para el ‘procés’ y para sus aspiraciones personales. El expresident ha comunicado a la dirección de su partido este planteamiento y ha informado de su decisión de no volver a presentarse bajo las siglas “perdedoras y corruptas” de PDeCAT, ya que no está dispuesto a su fracaso personal en las próximas elecciones. Puigdemont dinamita de esta forma los pocos puentes que le quedaban con su partido, una formación a la que acusa de timorata, en la que no se siente a gusto y que considera es heredera de los casos de corrupción del pujolismo y de la antigua CDC.
Las causas sobre la financiación ilegal de Convergència y ‘el 3%’ van a sobrevolar sobre una campaña electoral ya de por sí tremendamente enmarañada. En noviembre se espera que se haga pública la sentencia del caso Palau y hace escasos días, con la investigación mundial de los ‘Paradise Papers’, se ha destapado que el clan familiar de Xavier Trias, exalcalde de Barcelona, persona de confianza de Artur Mas y presidente del comité de ética del PDeCAT, ocultaba su patrimonio familiar a través de un fideicomiso administrado por un banco suizo y con una sociedad opaca en el paraíso fiscal de las Islas Vírgenes Británicas.
Con este panorama y ante estas acusaciones, Puigdemont exige al PDeCAT que renuncie a presentarse como formación, y que, en todo caso, se integre en la coalición de electores. Esta situación ha generado una crisis total en la formación de los exconvergentes, ya que su dirección no entiende el comportamiento del expresident, obcecado en una decisión que califican de “locura” y dispuesto a sacrificar al partido en pos de sus intereses personales.
De momento, Marta Pascal ha tomado unilateralmente la decisión, sin la autorización de Puigdemont, de registrar la coalición PDeCAT-PACTE con el fin de salvaguardar el partido y no perder los derechos electorales.
Los antiguos convergentes creen que están abocados al fracaso y señalan como única opción para evitar el hundimiento tirar de Artur Mas, con una agenda muy activa en las últimas semanas, y con algún cabeza de lista de consenso de perfil moderado que tenga su apoyo.
Luego de Puigdemont, los tracking internos de las empresas de sondeos de opinión dan como político más conocido y valorado dentro del PDeCAT al 'exconseller' Santi Vila. Lo siguen dando incluso después de su declaración ante la Audiencia Nacional y su efímero paso por prisión. Sin embargo, el hecho de que renunciara a su cargo en vísperas de la declaración de independencia y de que sea acusado de ‘botifler’ por un sector del independentismo, no solo dificulta que pueda ser cabeza de lista en la formación a la que pertenece sino que, probablemente, no tenga ni hueco en la misma.
Ante la posible espantada de Puigdemont, otros candidatos que suenan son la 'exconsellera' de Presidencia Neus Munté; la alcaldesa de Sant Cugat y presidenta de la Diputación de Barcelona, Mercé Conesa, y el 'exconseller' de Territori Josep Rull, actualmente en prisión.
Mientras tanto, la Asamblea Nacional Catalana (ANC), acaso el único y nada desdeñable apoyo que le queda al expresident, trata de promover in extremis “una única candidatura del bloque soberanista, abierta a líderes políticos y de la sociedad civil encarcelados y perseguidos judicialmente”. Lo hace tanto a través de manifestaciones como la de este sábado como con mensajes y consultas telemáticas entre sus socios y simpatizantes.
NACHO CARDERO Vía EL CONFIDENCIAL
Hasta tal punto no funcionan los teléfonos que este viernes una comitiva de su partido, el PDeCAT, con Artur Mas y Marta Pascal al frente, viajó hasta Bruselas para tratar, sin mucho éxito, de unificar estrategia de cara a las elecciones. No lo consiguieron. La desafección de Puigdemont con su partido va en aumento. Especialmente después de que el PDeCAT haya sido incapaz de sacar la propuesta aprobada hace una semana por su Consell Nacional para la elaboración de una ‘lista país’ para las elecciones del 21D, comandada por el propio expresident y en la que figuraran también “todos los presos políticos”, según ofreció Marta Pascal, la coordinadora general de esta formación.
Era la fórmula idónea para que Puigdemont, que siempre ha insistido en que no volvería a presentarse a unos nuevos comicios, esquivara sus contradicciones y escapara del laberinto belga, al tiempo que su partido tomaba oxígeno frente a unos sondeos nada propicios.
Pero la presión ejercida por el PDeCAT para reeditar la actual coalición de Junts pel Sí (JxSí), consciente de que ir en solitario será un fracaso para la formación, no ha tenido éxito y su socio, ERC, se ha negado en redondo a participar conjuntamente en las elecciones. Tal es así que el Consell Nacional de ERC se adelantó este sábado a aprobar su lista para el 21-D con Junqueras de uno por Barcelona y sin visos de pacto con sus antiguos socios.
Ha sido el propio Oriol Junqueras quien ha vetado desde la cárcel la alianza con los exconvergentes. Fundamenta su decisión en dos motivos: primero, la convicción de que por separado sumarán más votos; y segundo, por la tolerancia cero con la corrupción que acecha al PDeCAT.
El
'expresident' ofrece a Marta Rovira ser la candidata a la presidencia
de la Generalitat en un intento por salvar la lista única con ERC
Una vez descartada otra coalición JxSí por la férrea oposición del líder republicano, Puigdemont insiste ahora desde Bruselas en liderar una agrupación electoral -conjunto de ciudadanos que se asocia temporalmente para presentar una candidatura a unas determinadas elecciones- formada por una lista cívica al margen de los partidos, en la que se incluiría a 'los Jordis' y a los 'exconsellers'. El expresident, que a pesar de todo no se muestra dispuesto a renunciar a contar con el apoyo de ERC, ha ofrecido a la secretaria general de los republicanos, Marta Rovira, ser la candidata a la presidencia de la Generalitat con el fin de forzarles a formar parte de ‘su lista’.
Puigdemont quiere aprovecharse de la división entre los republicanos. Las dos almas que conviven en el PDeCAT tienen también su reflejo en ERC, donde la estrategia más posibilista de Junqueras choca con la progresiva radicalidad de Rovira, reconvertida en ‘pitbull’ del ‘procés’. Fue ella la que empujó para que saliera adelante la Ley de Transitoriedad cuando había un pacto tácito entre convergentes y republicanos para esperar y dar un paso atrás, y fue ella también la que se impuso para votar la declaración de independencia cuando ya se había decidido que la mejor opción era la de convocar elecciones.
Ahora Puigdemont vuelve a recurrir a Rovira en un momento crítico para el ‘procés’ y para sus aspiraciones personales. El expresident ha comunicado a la dirección de su partido este planteamiento y ha informado de su decisión de no volver a presentarse bajo las siglas “perdedoras y corruptas” de PDeCAT, ya que no está dispuesto a su fracaso personal en las próximas elecciones. Puigdemont dinamita de esta forma los pocos puentes que le quedaban con su partido, una formación a la que acusa de timorata, en la que no se siente a gusto y que considera es heredera de los casos de corrupción del pujolismo y de la antigua CDC.
Las causas sobre la financiación ilegal de Convergència y ‘el 3%’ van a sobrevolar sobre una campaña electoral ya de por sí tremendamente enmarañada. En noviembre se espera que se haga pública la sentencia del caso Palau y hace escasos días, con la investigación mundial de los ‘Paradise Papers’, se ha destapado que el clan familiar de Xavier Trias, exalcalde de Barcelona, persona de confianza de Artur Mas y presidente del comité de ética del PDeCAT, ocultaba su patrimonio familiar a través de un fideicomiso administrado por un banco suizo y con una sociedad opaca en el paraíso fiscal de las Islas Vírgenes Británicas.
Un
PDeCAT abocado al fracaso señala como última opción tirar de Mas y de
algún candidato moderado que tenga su apoyo para evitar el hundimiento
Con este panorama y ante estas acusaciones, Puigdemont exige al PDeCAT que renuncie a presentarse como formación, y que, en todo caso, se integre en la coalición de electores. Esta situación ha generado una crisis total en la formación de los exconvergentes, ya que su dirección no entiende el comportamiento del expresident, obcecado en una decisión que califican de “locura” y dispuesto a sacrificar al partido en pos de sus intereses personales.
De momento, Marta Pascal ha tomado unilateralmente la decisión, sin la autorización de Puigdemont, de registrar la coalición PDeCAT-PACTE con el fin de salvaguardar el partido y no perder los derechos electorales.
Los antiguos convergentes creen que están abocados al fracaso y señalan como única opción para evitar el hundimiento tirar de Artur Mas, con una agenda muy activa en las últimas semanas, y con algún cabeza de lista de consenso de perfil moderado que tenga su apoyo.
Luego de Puigdemont, los tracking internos de las empresas de sondeos de opinión dan como político más conocido y valorado dentro del PDeCAT al 'exconseller' Santi Vila. Lo siguen dando incluso después de su declaración ante la Audiencia Nacional y su efímero paso por prisión. Sin embargo, el hecho de que renunciara a su cargo en vísperas de la declaración de independencia y de que sea acusado de ‘botifler’ por un sector del independentismo, no solo dificulta que pueda ser cabeza de lista en la formación a la que pertenece sino que, probablemente, no tenga ni hueco en la misma.
Ante la posible espantada de Puigdemont, otros candidatos que suenan son la 'exconsellera' de Presidencia Neus Munté; la alcaldesa de Sant Cugat y presidenta de la Diputación de Barcelona, Mercé Conesa, y el 'exconseller' de Territori Josep Rull, actualmente en prisión.
Mientras tanto, la Asamblea Nacional Catalana (ANC), acaso el único y nada desdeñable apoyo que le queda al expresident, trata de promover in extremis “una única candidatura del bloque soberanista, abierta a líderes políticos y de la sociedad civil encarcelados y perseguidos judicialmente”. Lo hace tanto a través de manifestaciones como la de este sábado como con mensajes y consultas telemáticas entre sus socios y simpatizantes.
NACHO CARDERO Vía EL CONFIDENCIAL
No hay comentarios:
Publicar un comentario