El presidente de la Generalitat, Quim Torra, a su llegada a la cárcel de Soto del Real.
EFE
El sueldo del President Torra asciende a 145.000 euros anuales. Lo mismo que EmmanuelMacron y bastante más que el presidente y el primer ministro de Finlandia, que Theresa May o que Putin y Erdogan. Vamos a ver qué hace para ganárselo.
Todo por la patria (catalana, claro)
En tiempos de crisis, lo primero que se recorta son los
sueldos de los trabajadores. Y aún gracias, porque en muchísimos casos
lo que se hace es directamente echarlos a la calle. Pero eso no reza con
respecto a nuestros amados líderes. ¿En qué cabeza cabría no
recompensarlos holgadamente por todas sus preocupaciones, sus desvelos,
sus angustias? Así lo entendió en su día el ahora célebre fugado Carles Puigdemont, que, nada más tomar posesión del cargo, se subió su estipendio un ocho por ciento respecto a lo que cobraba su antecesor, Artur Mas, ya saben, el de “ayudarme con un euro porque me embargan el pisito”.
Torra,
poco partidario de enmendar la plana a los miles de presidentes de la
Generalitat que lo han precedido, y que se remontan a nuestro Padre Adán
como es bien sabido, no ha tocado ni un céntimo de su sueldo. Y, qué
coño, el chico lo merece. La vorágine de trabajo en la que se halla
sumergido no está pagada. Por si alguno de ustedes, escépticos
desnaturalizados, lo dudara, he aquí el relato de las cosas que ha hecho
hasta el día de hoy nuestro flamante President.
Se
presentó como candidato. Ahí es nada. Con lo cansado que es ir al
Parlament, sito en el Parc de la Ciutadella, desde su pisito en la calle
Príncipe de Asturias. Cuarenta minutitos de paseo, menos de quince en
coche oficial. Por cierto, menudo nombrecito para que viva allí
separatista. Para ciscarse en el fielato del nomenclátor municipal.
Menos mal que Ada Colau rebautizará, e si non e vero e ben trobatto,
la calle por el más apropiado de Avenida del Soviet Chanel 5. Pero
volvamos a lo que nos ocupa. Cosas que ha hecho este hombre: tras hacer
un discurso en sede parlamentaria en el que dijo que iba a seguir con la
república y con las leyes que el Tribunal Constitucional había
declarado ilegales, dejó que hablaran esos pérfidos líderes de la
oposición. ¿Hay mayor muestra de generosidad que ésa y mayor esfuerzo
físico?, porque allí habló todo dios y Torra aguantó impasible, vejiga
hermética y posaderas de hierro. Ah, y no roncó mientras se echaba un
sueñecito reparador, que conste. Luego, tras ser elegido, se olvidó de
dar las gracias a Esquerra y, ¡qué momento!, de saludar a Ernest Maragall, que andaba el abuelo como loco para abrazarlo. Ya me dirá ustedes si ese dribbling no es digno de una prima extra.
Pero
no queda ahí la cosa. En su haber, Torra cuenta con el ímprobo trabajo
de encontrar la estancia más deslucida, triste y fea de todo el Palau de
la Generalitat para tomar posesión, lo que no es grano de anís.
Añadamos el transporte de una imagen de La Moreneta, que Sant Jordi no
se lleva. No satisfecho, se fue a Berlín para hacerle creer al bobo del
fugadísimo que manda. Ahí sí que hay que reconocerle un gesto casi
hercúleo, porque aguantar al flequillo es tarea más propia de santos o
héroes que no de simples mortales, por Muy Honorables que sean.
Ha estado entretenidísimo en cambiar su cuenta en Tuiter y, de paso, ir borrando las barbaridades que allí había dejado escritas
Volvió a Barcelona extenuado, pero ¿acaso creen que se
detuvo? ¡No, señoras y señores! Desde entonces ha paseado por Girona en
olor de multitud con motivo de la fiesta de las flores - ¡qué bonito! -,
ha ido a una estación de esquí porque se celebraba el aniversario de
esta, se ha reunido con los de Junts per Catalunya y los del PDECAT, ha
estado entretenidísimo en cambiar su cuenta en Tuiter y, de paso, ir
borrando las barbaridades que allí había dejado escritas y, por si
tamaño rosario de proezas laborales no fuera suficiente ¡ha elaborado
una lista de miembros y miembras, que diría un
podemita, para formar gobierno! De tamaña cosa ha surgido un torrente de
actividad que este esforzado caballero ha tenido que hacer. Veámoslas.
Si es que cuando se nace estadista…
A raíz del gobierno imposible que Torra planteó y que Rajoy,
tan apático como mal aconsejado, impidió que se publicase en el BOE,
Torra ha tenido que llamar a los abogados par estudiar el asunto. Digo
más, llegó a escribirle una cartita a Rajoy pidiéndole diálogo. Con lo
difícil que es redactar una simple nota de cumpleaños y va este hombre y
escribe una carta entera. Pero es que además ha viajado hasta la cárcel
para ver a sus amigos y, quizás, para formarse una cierta impresión de
un hipotético futuro que nunca se sabe si puede llegar.
Pero,
no se lo pierdan, Torra también ha ido a TV3 o a Catalunya Ràdio,
lugares donde ya se sabe que las preguntas sagaces y afiladas suponen
todo un reto para el entrevistado separatista. Ítem más: Torra pasea por
la calle cada día, es decir, primero se levanta, desayuna, realiza sus
abluciones matinales y ¡hala! a ganarse el pan como cualquier obrero de
la construcción. Durísima agenda cotidiana consistente en llamar a
Berlín, a Elsa Artadi, a los de Junts per Catalunya, a los de Esquerra y a las CUP, para tranquilizarlos diciéndoles que como ahora, nunca.
Durísima agenda cotidiana consistente en llamar a Berlín, a Elsa Artadi, a los de Junts per Catalunya, a los de Esquerra y a las CUP, para tranquilizarlos diciéndoles que como ahora, nunca
Torra come, y cena, y aún merienda si se tercia la
ocasión. Torra sigue la actualidad a través del canal 324 de TV3, Torra
se entusiasma con los partidos del Barça y se cabrea con los del Real
Madrid, Torra lee la prensa, lee libros, en fin, tiene una actividad en
el terreno intelectual digna de un Byron o un Rimbaud, que digo Rimbaud,
de un Rilke. Constaten sus paternidades como le saca partido al día
este político preclaro, este ciudadano, uy no, perdón, este catalán
nacido para entrar en el parnaso de los estadistas mundiales. Un sin
vivir, lo que les decía.
A Torra aún le ha quedado
tiempo suficiente como para que no le dejasen entrar en la sala de
autoridades del aeropuerto del Prat, para que no le dejasen presidir un
partido del Barça o que le diesen calabazas no menos de diez cónsules de
países europeos en Barcelona. De los embajadores, ya casi ni hablamos.
Menos mal que Raül Romeva se gastó una
millonada desde la Consellería de asuntos exteriores para dar a conocer
el proceso y ganarse la simpatía del mundo mundial.
Visto
lo visto, ¿quién sería capaz de negarle ese sueldo astronómico? Claro
está que no tiene que lidiar con terribles problemas de estado como
Macron o May pero ¿no es igualmente tremendo soportar el peso de la
púrpura que supone decir que se quiere pactar y dialogar con el Estado,
manteniéndote a la vez en tus trece de la república separatista? Ahí
quisiera ver a Merkel, con sus chorraditas de estrategias europeístas,
el choque con Putin, la bronca italiana, el brexit o la explosiva
situación interna en Alemania con los inmigrantes de un lado y los de
Alternativa por Alemania por otro. Vale que la canciller cobra unos cien
mil anuales más que Torra, pero eso es una injustica que se ya
corregirá oportunamente cuando tengamos república y Madrid deje de
meterse donde no le llaman.
Torra no tiene que lidiar con terribles problemas de estado como Macron o May pero ¿no es igualmente tremendo soportar el peso de la púrpura que supone decir que se quiere pactar y dialogar con el Estado, manteniéndote a la vez en tus trece de la república separatista?
Creo que, sumándolo todo, la cosa puede reducirse a esto:
se presenta, lo votan, propone un gobierno ful, protesta, redacta una
carta, viaja a Berlín, visita la cárcel, hace un par o tres de saliditas
por Cataluña y se pasea por “sus” medios de comunicación. Sepan que,
solo por esto, por ser sido President, amén de la pasta que cobra ahora,
le quedará una pensión del ochenta por ciento de su sueldo, coche
oficial, despacho, secretaria y escolta.
Luego habrá
quien se pregunta por qué nuestros políticos matan por tener un cargo.
Mientras tanto, los autónomos, los asalariados de miseria, los currantes
en paro, los jóvenes, las mujeres, los mayores de cincuenta en paro, a
pagar. Todo sea por la patria. La que sea, que me da igual.
MIQUEL GIMÉNEZ Vía VOZ PÓPULI
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