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domingo, 27 de mayo de 2018
EL ARRIESGADO SALTO A LA FAMA DE SÁNCHEZ
La apuesta del líder socialista es
muy atrevida. Depende de cómo juegue sus cartas a partir de ahora y del
precio que esté dispuesto a pagar para salir airoso de una moción de
censura
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, durante una rueda de prensa. (EFE)
Quienes venían acusándole de irrelevancia y falta de visibilidad, se van a hartar de lo que reclamaban a Pedro Sánchez, al año de su vuelta a Ferraz como secretario general del PSOE. Para bien o para mal. De España, de su partido, de sí mismo. En ese orden. Y eso está por ver.
Semejante
hartura de protagonismo puede suponer su lanzamiento a la fama como
presidente del Gobierno si la ciudadanía comparte su descripción de una España gobernada por una cuadrilla de ladrones y enferma de crisis institucional.
También puede acabar siendo la causa de su prematura muerte política si la gente lo toma por un oportunista, como dicen en Ciudadanos, o por ser un desestabilizador irresponsable, como dice el interpelado presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que ayer le acusó de querer medrar "a cualquier precio".
La apuesta es muy arriesgada. Depende de cómo juegue sus cartas a partir de ahora. Y del precio que esté dispuesto a pagar para salir airoso de una moción de censura utilizada como atajo hacia la Moncloa.
El inesperado movimiento de Sánchez, que supo utilizar el factor sorpresa con la presentación de la iniciativa, cursa como un elemento objetivo de inestabilidad del Reino de España. Así lo entendieron los mercados, que reaccionaron a la baja, unas horas después de haber celebrado la sobredosis de estabilidad aportada con la aprobación de los PGE del año en curso. No
procede hacerse de nuevas respecto al caso Gürtel y a la certeza de que
el PP y la corrupción se han hecho inseparables en la política nacional
¿Y cuáles han sido los motivos de Sánchez
para zarandear ese estado de estabilidad, divino tesoro, fraguado
básicamente sobre la complicidad de los gobiernos central (Rajoy) y
vasco (Urkullu)? Pues la sentencia de la Audiencia Nacional
sobre el caso Gürtel, que vino a coincidir en el tiempo con el parto
difícil pero feliz que garantizaba el agotamiento de la Legislatura sin
necesidad de anticipar las elecciones generales.
Hablamos de una sentencia pendiente de recurso
y referida al más emblemático de los muchos casos de corrupción
asociados a las siglas del PP. Nada nuevo, salvo la sentencia,
ciertamente dura contra los desvergonzados personajes de todos conocidos. Pero no procede hacerse de nuevas
respecto al caso Gürtel y a la certeza, ampliamente consolidada, de que
el PP y la corrupción se han hecho inseparables en la política
nacional.
No tendría
sentido que ahora su candidatura saliera adelante para formar un
Gobierno con los votos de los separatistas implicados en el golpe al
Estado
La sorpresa por la presentación de la moción de censura contra Rajoy, por su condición de líder de un partido desacreditado, no viene porque este no merezca el reproche
(Sánchez le acusa de ser el máximo responsable, por su persistente
mirada distraída sobre el "lodazal" de su propio partido) sino porque
los españoles teníamos demasiado fresca la caracterización del líder socialista como "hombre de Estado" que marchaba del brazo del Gobierno frente los retos del separatismo catalán.
Imagen de la reunión de la Ejecutiva Federal del PSOE en la sede de Ferraz el viernes. (EFE)
No tendría sentido que ahora su candidatura saliera adelante para formar un Gobierno monocolor socialista con los votos de los separatistas implicados en el golpe al Estado,
un minuto después de sindicarse con Rajoy en reafirmar la vigencia del
155. Y eso podría ocurrir si los diecisiete diputados nacionalistas
catalanes, encantados de hostigar al represor Estado español, apoyaran
la candidatura de Sánchez. Algo que el líder del PSOE siempre había
rechazado, aunque en esta ocasión da por buenos esos votos
independentistas, según aclaró en su comparecencia pública de este viernes.
Tiene muy difícil acomodo mental la hipótesis de un Sánchez catapultado a la Moncloa por el populismo y el separatismo. Tan difícil como lo tiene el eventual amontonamiento de los 32 escaños de Ciudadanos en semejante contubernio. Los dirigentes del partido naranja ya se han desmarcado.
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